La historia de la artista chilena llegó a la plataforma de streaming el 1 de agosto; allí se cuenta el camino lleno de obstáculos que atravesó hasta convertirse en un ícono de la escena musical latinoamericana
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“En el único lugar en el que yo me siento plena, como si estuviera en una meditación profunda, es en el escenario”. Así resume la conocida artista chilena Mon Laferte lo que para ella significa la música en un íntimo documental que se estrenó el 1 de agosto en Netflix.
En la pieza, titulada Mon Laferte, te amo y dirigida por Camila Grandi y Joanna Reposi, las realizadoras hilan con imágenes de archivo y actuales los hitos de la vida y la carrera de la cantante, desde los más dolorosos a los más iluminadores de cómo, a pesar de todos los obstáculos, llegó a convertise en un ícono de la escena musical latinoamericana, cuatro veces ganadora del Latin Grammy.
“Te diría que Mon Laferte es una artista, una gran artista, y como buena artista bota toda su emocionalidad, sus rabias, sus amores, sus dolores, en su arte. Ella es una gran resiliente”, dice Reposi a BBC Mundo. La documentalista chilena -conocida entre otros por el film Lemebel, que retrata la vida del escritor Pedro Lemebel- se involucró en el proyecto luego de que los productores y Grandi pasaran más de un año grabando a Laferte en sus giras y conciertos.
“Revisé horas de material y les dije que la película estaba en su historia personal; acá hay una tremenda historia del héroe, es decir, una mujer que teniendo todo en contra termina triunfando”, explica Reposi. Lo que sigue es un resumen del documental, que fue alabado por la audiencia y la crítica con adjetivos como personal, valiente y con una cualidad narrativa de ensueño.
1. Pobreza, abandono y la relación con su madre
Mon Laferte, te amo ahonda en diversas partes en la infancia de Norma Monserrat Bustamante Laferte, el nombre completo de la artista, que hoy tiene 41 años. Mientras recorre las calles polvorientas de la población Gómez Carreño, de Viña del Mar, donde creció, se detiene y muestra los sitios más importantes de esa etapa de su vida.
“Acá me sentaba a escribir canciones”, dice, al tiempo que repasa una sensación que ya desde pequeña abrazaba y que por mucho tiempo dominó su vida y sus decisiones: nunca se sintió suficiente, sentía que era invisible. “Me acostumbré a hacer cosas excepcionales para que la gente me quisiera”, afirma en la pieza audiovisual.
Sus padres se separaron cuando tenía 7 años y la pelea por la custodia de ella y su hermana la marcó profundamente. Se sentía como una moneda de cambio, y cuando su papá perdió esa batalla, desapareció por años. “Un día lo llamé y le dije ‘papá, no quiero nada de ti, no quiero dinero, lo único que quiero es conocerte’ y me colgó”.
Sin el apoyo económico del padre, la pobreza se instaló en su casa. “Comíamos pan duro todos los días”, comparte. Por esos años empezó su primer trabajo: con su hermana y su mamá iban al cerro a recoger flores secas para luego venderlas No era buena estudiante, era desordenada y rebelde. A los 13 años dejó los estudios y comenzó a trabajar como cantante por poco más de un dólar. Cantaba en la calle, en bares, en donde pudiera.
La relación con su madre era compleja. La desprotección que vivía se acentuó cuando su mamá se puso en pareja con un hombre a quien recuerda como alcohólico y violento, un hombre que abusó sexualmente de ella.
En el documental, Mon Laferte reflexiona desde la adultez sobre la figura materna y en una promoción reconoce que fue sanador hablar de ella. Recalca que su mamá estaba viviendo una relación tóxica y violenta de la que no podía salir y cuenta que nunca le contó del abuso, pero que comenzó a sentir mucho rechazo hacia ella, incluso físico.
“Había mucho dolor ahí, mucha rabia”, dice. Pero, agrega: “Nadie es perfecto y las mamás son mujeres, imperfectas, son seres humanas, y sea como sea, como haya sido su manera de criarme, aquí estoy y eso se lo agradezco”. La reflexión termina con Mon Laferte cantando la canción “Te vi”, que le dedicó precisamente a su madre.
A veces gritabas, a veces golpeabas
Pero tú, mamita, estabas tan solita
Y supiste darme lo que no tenías
Yo te vi llorar porque faltaba el pan pa’ mantenernos vivas
Y hoy que estoy aquí
Te vi, te vi, te vi
Tan arrepentida y tan cansada
De llevar tu cruz y en ese herido corazón
No me cabe duda que me amabas.
2. Su abuela, la “reina del bolero”
La primera inspiración musical de Mon Laferte fue su abuela, que era cantante y compositora de bolero. “Me contaba que le decían la reina del bolero en su época”. Fue ella quien le enseñó a cantar, cuando vivían juntas con el resto de su familia, tíos y primos.
De ella también sacó la forma de pararse ante un escenario y el amor por la guitarra. “El yo querer ser compositora vino de ella, porque ella hacía sus propias canciones. Eso era importante para mí, porque no todas las mujeres componían sus canciones (...) estaban más en el papel de interpretarlas”, dice la artista en el documental.
Su abuela también le hizo entender que, de alguna manera, lo mejor que podía pasarle era salir de su casa. “Yo creo que tenía que ver con el sufrimiento y la violencia que había en nuestra familia también”.
En uno de los momentos más íntimos del documental se ve a la artista recorriendo el cementario donde está enterrada su abuela. “Me gusta venir a traerle flores. A ella le gustaba eso, de hecho siempre venía y le traía fotos a su mamá y a su marido y yo siempre la acompañaba”, comenta mientras adorna su tumba.
Su abuela, afirma, le daba además consejos para enfrentar su vida sentimental: “No te cases, los hombres son malos (...), el amor no existe, busca a alguien con plata no más”, afirma entre risas. “Mi abuela y sus consejos, era muy chistosa”, concluye.
3. Un hombre 21 años mayor y acoso en la TV
Tras haber dejado sus estudios en plena adolescencia, Mon Laferte conoció a un hombre 21 años mayor que ella, que la manipuló diciéndole que era un enviado de dios y que había venido al mundo para cuidar de ella. Era un artista callejero, casado y con hijos, que después se convirtió en su manager y se quedaba con la mitad de todo lo que ella ganaba en la calle o en bares.
La artista rememora que terminó teniendo un vínculo abusivo con él por cerca de cinco años, y cuenta que solo después de saber que no era la primera adolescente de la que abusaba, entendió la gravedad del asunto.
Relata también que por la intensidad de la relación y su propia vulnerabilidad, ella siempre tuvo miedo de que él se suicidara si lo dejaba, pero que poco antes de entrar a Rojo, fama contra fama, el programa de talentos chileno en que inició su carrera, tomó la decisión. “Deseé con toda mi alma lograr algo más en mi vida para salir de todo eso que era estar con un tipo mayor, con esa violencia, y… así fui al casting de la tele, con toda la ilusión”, explica.
Nunca más supo de él, pero en el programa no todo salió cómo esperaba. El productor musical, Jaime Román, la acosó sexualmente en reiteradas oportunidades. Y pese a que la cantante avisó a la producción no se tomaron medidas.
Román sería condenado años después por la justicia chilena en un caso de explotación sexual infantil. “Era… horrible. Cada vez que lo veía me estaba acosando. O sea, estamos hablando de los cinco años que duró el programa. Eso, para mí, fue lo peor que me pasó en Rojo”, sostiene la artista.
Pero, pese a las complejas experiencias que vivió en el programa, Laferte admite que esa oportunidad “fue mi salvación, me cambió la vida”. Aunque no ganó, fue una de las figuras más destacadas y sobresalió no solamente por su talento vocal, sino por su personalidad. Durante su participación, grabó su primer disco: La chica de Rojo.
4. La infidelidad y su canción más icónica
Tras su paso por Rojo, fama contra fama, en 2007 la artista se fue a probar suerte a México, donde al fin -dice- comenzó a disfrutar de su juventud y su talento. De su libertad. Poco a poco comenzó a meterse en la escena musical independiente, cantando en bares entre CDMX y Veracruz.
En 2011, sacó Desechable y en 2013 Tornasol, disco con el que comenzó a consolidarse en la escena latinoamericana. En esos primeros años de su carrera internacional el apoyo de César Ceja, fallecido productor musical y quien fue su pareja, sería clave.
En el documental, Mon Laferte repasa la depresión profunda que vivió tras enterarse de que Ceja le fue infiel. “Me fui a la mierda”, cuenta, y detalla que incluso intentó quitarse la vida y cayó en el alcoholismo.
“Sentí ese rechazo del que había escapado y me deprimí muchísimo (...). Dejé de trabajar, no tenía un peso (...). Por primera vez dejé de luchar e intentar que me quisieran, y ser increíble, ser la fuerte y ser maravillosa, me permití sufrir por primera vez…porque nunca lo había hecho”, relata.
Tras tocar fondo, comenzó a grabar -con un presupuesto mínimo- el disco que le permitiría hacer catarsis de uno de sus peores momentos: Mon Laferte Vol. 1. El álbum estuvo nominado al Grammy al Mejor Álbum de Música Alternativa en 2016, y “Tu falta de querer”, single en que aborda su quiebre sentimental con Ceja, se convirtió en una de sus canciones más icónicas.
Reposi afirma que ese proceso da cuenta de que “la historia de la Mon es la historia de la mujer latinoamericana, una mujer que con todo en contra es capaz de reinventarse permanentemente”. “La música fue un salvavidas, pero el trabajar en la calle también lo fue. Fue buscando siempre salvavidas; Rojo fue una salida de la calle, buscando su futuro, México fue otra salida”, dice la directora chilena.
5. Maternidad en los escenarios
El éxito y la consolidación mundial de Mon Laferte se dieron de la mano con su reencuentro con el amor y con un sueño que tenía hace mucho tiempo: la maternidad. En febrero de 2022, la artista se convirtió en madre por primera vez junto a su marido, el músico y productor mexicano Joel Orta.
En el documental, la artista comparte que buscaron ser padres mediante un proceso de fertilización in vitro, que en su segundo intento fue exitoso, y que ella describe como “muy duro emocionalmente”.
Decidió seguir en los escenarios hasta casi el último día. En varias de las tomas se ve a la cantante en giras y conciertos de alta exigencia con un embarazo avanzado. “No podía respirar… no estuve ni al 30% de mis capacidades”, afirma en una de las escenas en que se le ve frustrada por su performance previa en un concierto.
Pese a eso, cuando en esa época le preguntaban cuándo iba a parar decía entre risas: “No me pienso detener, voy a dar a luz en el escenario”. Hasta hoy, la artista sigue llevando a su hijo -de ya más de 2 años- a sus conciertos alrededor del mundo.
*Por Isabel Caro
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