Las estrategias de Sebastián Ortega para revertir un fracaso
Después de Graduados, Underground no logró producir un nuevo éxito; un repaso por las ficciones que no cumplieron con las expectativas
Haciendo honor al refrán "cocodrilo que se duerme es cartera", la televisión y sus mediciones no dejan descansar a los productores. Lo que no rinde debe cambiar, reinventarse y mejorar para captar la atención del público, caso contrario pasará a la historia. En los últimos años, Sebastián Ortega y su productora Underground se volvieron especialistas en pegar volantazos cuando sus ficciones no alcanzan los resultados que esperaban.
Sacando a Graduados del mapa, las últimas tres ficciones de Underground tuvieron que afrontar cambios en su trama para sobrevivir. El primer caso lo protagonizó Botineras , con cambios en el elenco, partidas, llegadas y un giro en la historia. Todavía recordamos a esa Florencia Peña rubia, haciendo una dupla cómica con Diego Reinhold: ambos abandonaron la tira a poco de comenzar. Pero más allá de las salidas, lo que en un principio era una comedia, terminó siendo un policial. El giro incluyó incorporaciones en el equipo autoral y caras nuevas como Pablo Rago. En este caso, los cambios dieron sus resultados, Botineras atrapó a un público y siguió en pantalla.
Más acá en el tiempo llegó Un año para recordar. Con Gastón Pauls y Carla Peterson a la cabeza, esta historia romántica con mezcla de fantasía tuvo varios cambios, pero la suerte le fue esquiva. Comenzó como una ficción blanca que, en busca de mejores resultados, comenzó a oscurecerse. Así lo romántico pasó a ser suspenso y luego de su lucimiento como villano en Botineras llegó Gonzalo Valenzuela, con el mismo objetivo, complicarle las cosas a los protagonistas, aunque en esta oportunidad no fue suficiente. Luego de varios cambios de horario, Un año para recordar tuvo su final precipitado.
El último caso es contemporáneo y aún no sabemos cómo terminará. Por lo pronto, en Los vecinos en guerra están cambiando los actores.Marcela Kloosterboer y Mike Amigorena dejaron la tira, ambos por motivos laborales, y en sus lugares entraron Emilia Attias y Juan Gil Navarro. En estos días la ficción prueba su primer cambio de horario ya que tiene aire a las 22:45, para hacerle frente a Farsantes y buscar un público más adulto.
Vale aclarar que los cambios son moneda corriente en la pantalla chica y lejos de ser todo esto una falta, un error o una señal de debilidad, marca capacidad de reacción y pericia para salir airoso de lo que podría marcar el fin de un programa. Sebastián Ortega y sus soldados son experimentados en la materia, y a esta altura está claro que no se dan por vencidos fácilmente.
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