Así como los shows en vivo se vieron afectados por las medidas que tomaron los gobiernos de varios países para evitar la propagación del Covid-19 y tuvieron que adaptarse a sobrevivir en el plano digital, las disquerías representan a otro sector de la industria musical que sufre el sacudón económico del aislamiento preventivo y social y está buscando alternativas para paliar la baja en las ventas, destrabar la distribución de discos y evitar el cierre masivo de tiendas.
Un día de la cuarentena, Jason Rackham –director de PIAS Group, uno de los mayores distribuidores de pesos pesados del indie como 4AD, Domino, Beggars Banquet y Matador– estaba sentado en su living en Londres cuando se le ocurrió la idea de crear una campaña de redes sociales para incentivar a los melómanos. Así nació Love Record Stores: "Mi esposa trabaja en la industria del vino y me explicaba sobre las pequeñas bodegas operando bajo un servicio de delivery. Eso me tocó una fibra y me hizo sentir que si podíamos movilizar a los sellos y artistas a hablar de forma romántica y positiva sobre lo que significan las disquerías para ellos, y lo que significa para la industria, quizás ayudaría a que esas tiendas sobrevivan".
Según Rackham, en Reino Unido las cifras del físico muestran una baja de un 38% pero sostiene que la red de disquerías independientes con las que trabaja han dado signos de madurez respecto al sistema de venta a distancia. En simultáneo, el directivo generó un partnership de difusión con los creadores del Record Store Day que este año postergaron su fecha habitual de abril, desdoblada en activaciones durante agosto, septiembre y octubre. "Si los distribuidores están activos, los depósitos siguen despachando y las tiendas cuenten con un sistema digital sólido y una buena comunidad alrededor, todo lo que hagamos va a servir", completa.
El atractivo de la idea llegó a oídos de figuras como Sir Elton John, que se volcaron a las redes a profesar su amor por el formato físico. "Las tiendas siempre fueron mágicas para mi. Desde chico solía mirar las vidrieras y miraba los vinilos de 78rpm con los últimos títulos. Los discos te vuelven loco, pero de una linda manera. Si no me hubiese convertido en Elton John, tendría una disquería", dice en el video de su perfil.
I know these are tough times but please try and support independent record stores. A lot of them can deliver right to your home. Places like @RoughTrade and @redeyerecords are so important to us music fans, please keep supporting them if you can. #LoveRecordStores [R]Elton xo pic.twitter.com/HFgG6j1vcf&— Elton John (@eltonofficial) March 26, 2020
Algo similar le ocurrió Taylor Swift, quien a principios de abril decidió hacer una donación para apoyar a Grimey’s New & Pre-Loved Records, su local favorito en Nashville: "Taylor generosamente nos ofreció ayuda financiera y la cobertura de tres meses de cobertura médica grupal para nuestros empleados", le dijo uno de los dueños de la disquería a Rolling Stone. "Este soporte ha sido fundamental para salir hacia el otro lado de la situación".
En la Argentina, el escenario fue diferente durante las primeras semanas del aislamiento preventivo, social y obligatorio: pocos negocios han conseguido permisos para trabajar a puertas cerradas y con delivery informal. El otro problema fue sortear la baja de las importaciones que vino con del cierre de los aeropuertos y el servicio limitado de correo. Sin acceso a nuevos lanzamientos nacionales e internacionales, las disquerías dependen únicamente del stock actual para sobrevivir.
La semana pasada, CAPIF anunció cuáles son las disquerías que ya abrieron sus puertas al público a partir de la flexibilización de la cuarentena en las últimas semanas y cuáles siguen ofreciendo venta online.
"Atravesamos una situación muy delicada", dice Paco Gallardo de la reconocida Exiles en Palermo. A las limitaciones de las primeras semanas se le suma que su disquería enfrenta otro problema a largo plazo: el impacto del coronavirus en la industria del turismo. "Nos pasa que al trabajar con muchos títulos internacionales, a los turistas –que son el 50% de nuestra clientela– siempre les convenía comprar acá por cuestiones de tasa de cambio del dólar. Eso se perdió por completo con la pandemia". Gallardo también regentea el adyacente Centro Cultural Richards que permanece inactivo a partir de la orden de aislamiento, y que si bien recibe una subvención del área de cultura de la ciudad, el disquero ya evalúa un cierre definitivo.
Diego Lenger, director de Club del Disco, un sello y distribuidora por suscripción de música y libros por correo, también comenta que sus más de setecientos miembros se ven afectados por la demora en la entrega, consecuencia de las reglas comerciales en el presente. "Los primeros treinta días directamente no podíamos acceder a nuestra oficina porque no estamos catalogados como servicio esencial", dice. Si bien Lenger logró conseguir un permiso de exportador para hacer sus despachos a socios en el extranjero, el otro inconveniente que enfrenta es que las fábricas de discos e imprentas no están operando. "Inevitablemente los títulos con fecha de salida en mayo se van a postergar y así va a seguir hasta tener mayor certeza. Si esto se frena muchos meses mas, no se que va a pasar con nosotros".
Varios vendedores consultados admiten que el volumen de su clientela disminuyó considerablemente y enfatizan en que el resultado también trae consigo la pérdida de la experiencia emocional de pisar el local y rodearse de música. Paco Gallardo encapsula la situación con una metáfora tenística: "Es como si toda tu vida en polvo de ladrillo y de repente te dicen que tenés que jugar en pasto. Aunque sepas jugar bárbaro, tenés que aprender de nuevo".
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