Las confesiones de Araceli Lizaso, la mujer argentina de El Zorro
"Se enamoró de mí, de mi país y de mi gente", recordó la mujer que mantuvo una relación con el actor Guy Williams durante una charla con Personajes.tv
Hoy la serie El Zorro aún se emite en varias ciudades del mundo y lo inmortalizan como ídolo de niños. Pero era un hombre de carne y hueso que vivió un romance que torció su destino. Ella lo sigue amando. Lo idolatra, aún lo sueña y lleva en su cartera una foto suya, en donde se lo ve abrazado a uno de los perros que tenían en el campo, en Los Toldos, provincia de Buenos Aires, lugar de nacimiento de la protagonista femenina de este relato de amor. Seguramente fue una muchacha encantadora en sus mejores años. Al menos, cautivó al "El Zorro", que se enamoró de ella y decidió quedarse a vivir en la Argentina.
Para los desmemoriados, Guy Williams fue actor de cine y televisión en Estados Unidos en la década del 50. El personaje que lo catapultó a la fama y lo llevó a ser entrevistado y seleccionado entre 500 postulantes por el propio Walt Disney fue El Zorro. Hijo de italianos y nacido en Nueva York, su nombre real era Armando Catalano. Su metro noventa, sus ojos verdes, su sonrisa seductora y su típico bigotito hicieron famosa su imagen. Adoraba el ajedrez, el esgrima y era un hombre culto que amaba la aventura y cultivaba el perfil bajo.
A los 53 años, ya separado de su mujer norteamericana con quién había tenido dos hijos, una gira lo trajo al país. Corría el año 1977. Su trabajo como el hombre de antifaz y capa negra lo habían llevado también por México, Canadá y varios países de Europa, pero en ninguna parte cosechaba el cariño que obtenía aquí, según decía. Hizo algunas participaciones para la televisión junto a Alberto Olmedo y Jorge Porcel, entre otros, y se embarcó en una serie de tours en carpa con el circo Real Madrid, montando un espectáculo de espadas junto a quién personificaba a su hijo, el entonces joven campeón de esgrima Fernando Lupiz, hoy actor. Al año siguiente, ya multimillonario por el súper éxito mundial del programa y por las presentaciones que hacía en todas partes en su papel del superhéroe, decidió asentarse aquí, vender todas sus propiedades y rodados e invertir su dinero en la bolsa. ¿Los motivos? Una película que nunca se filmó, negocios que nunca prosperaron y una romance fulminante con la actriz y periodista en ese entonces, Araceli Lizaso, 30 años menor que él.
-¿Cómo se conocieron?
-Nos conocimos en el circo, en Mar del Plata, tengo la imagen como si fuera hoy. Yo tenía 23 años y venía de pasar unos meses en Roma, fui a saludar a mi amigo Fernando Lupiz, que me alzó y me dio una vuelta en el aire para saludarme. Por encima de su hombro, asomaba una postal increíble. Un rostro apuesto como nunca había visto del que sobresalían sus ojos verdes alucinantes. Estaba sentado en un sillón de cuero del mismo color, todo vestido de Zorro pero sin antifaz. Me enamoré en el acto. Enseguida, le hablé en italiano y él, seducido por su idioma natal, me dio conversación y me preguntó si sabía jugar ajedrez. Dos noches después, me mudaba a la suite del hotel Hermitage para no separarme más en los siguientes siete años.
-¿Cómo lo describís en la intimidad?
-El nuestro fue un amor de novela, desde cómo nos conocimos hasta todo lo que nos pasaba, vivir con él era mágico. Jamás un hombre me hizo sentir así, me hacía el amor de una forma maravillosa, descubrí con él que era multiorgásmica, aunque aún hoy nadie me lo cree. Fue un amante y un compañero único. La primera noche que pasamos juntos hicimos el amor toda la noche desde las once de la noche hasta las once de la mañana del día siguiente, parando solamente a tomar champagne y comer nueces. Nadie lo cree pero él me hizo tener 50 orgasmos esa vez.
Entre tanto, se esfumaba la posibilidad de filmar la película en los escenarios naturales que el actor ya había elegido en Salta y San Luis, pero se codeaba con el jetset local y estaba abocado a nuevos negocios inmobiliarios y financieros.
- ¿Cómo era como persona?
- Era reservado, no hablaba mucho. Apreciaba las pequeñas cosas, era respetuoso, culto, había leído la enciclopedia británica de la a a la z y era el compañero de juego de Bobby Fisher, el ajedrecista más grande que hubo. El famoso campeón de ajedrez estuvo escondido en una reserva en los Estados Unidos, pero le mandaba el coche a Guy para que fuera a jugar con él. Adoraba la música clásica. Siempre peleábamos por quién era mejor, Bach, Mozart…aunque entre esos grandes no se puede comparar. Sabía de geografía, de arte, de historia. Era un gran cocinero, llevaba un libro de recetas que aún conservo con los ingredientes secretos italianos. Era "El Zorro", realmente se interpretaba a sí mismo.
"Fue un amante y un compañero único"
- ¿Por qué creés que se quedó a vivir acá con vos?
- Se enamoró de mí, de mi país y de mi gente. Pasábamos todo el día juntos, andábamos en bicicleta, viajábamos y compartíamos los shows, yo era la presentadora. Con el tiempo, él trabajaba menos sobre los escenarios y yo seguí actuando, siempre venía a verme. Me corregía diciéndome "Not overacting, baby". Cuando participé en una obra infantil con Flavia Palmiero, él asistía y Flavia se derretía, no lo podía creer. Nadie podía creerlo, pero era él y era mío.
Los años pasaron y la relación no prosperó porque ella quería casarse y tener hijos y Guy se negaba. Hasta que finalmente y después de idas y vueltas, él consiguió el divorcio de su primera esposa y luego de seis meses de estar separados, le propuso casamiento. Era tarde. Ella se casaba esa semana con un empresario joyero porque, en venganza porque él no quiso formar una familia, le juró que aceptaría ser la mujer del primero que se lo propusiera. Así, lo rechazó. "Era joven y caprichosa. Me equivoqué", se lamenta. Sin embargo, cuando el matrimonio de Araceli fracasó, volvió a frecuentarla.
Todo estaba resuelto por fin. Volvían a estar juntos y formalizarían cuanto antes. Araceli cuenta que luego de una noche de pasión a fines de abril, Guy le prometió llamarla a la casa de su madre en Los Toldos, el primero de mayo de 1989, para pedirle su mano a la familia, mientras ella pasaba el cumpleaños con los suyos. Ese llamado nunca llegó.
Aunque se había recuperado sin secuelas de un ACV ocurrido en 1983, un segundo ataque durante el viaje de su novia le quitó la vida. Fueron los vecinos quienes alertaron sobre el olor que emanaba del departamento y así, hallaron su cuerpo descompuesto hacía días. "Cuando me enteré lo primero que pensé es que si lo hubiera ido a buscar, quizás, le hubiese salvado la vida. El me decía que quería vivir conmigo en un barco, viajando por el mundo, para siempre. Durante el velorio tuve 40 grados de fiebre, temblaba y lloré semanas enteras". Al poco tiempo, llegó a Buenos Aires el hijo de Guy, Steven, retiró los restos de su padre del nicho adonde habían sido colocados en el panteón de actores del cementerio de Chacarita y los cremó en Los Ángeles.
Araceli no reconstruyó su vida amorosa. Actúa en la obra revival de El Zorro que actualmente está de gira por el país y vive de la actuación austeramente. El adinerado actor no le dejó un peso. Ella no reclamó nada. "Lo que yo quería ya no está y si él hubiese querido dejarme algo, me habrían buscado para dármelo, es fácil ubicarme", sentencia. Cuando se queda en Buenos Aires, se hospeda en un pequeño departamento de Belgrano con un sobrino que estudia aquí. Cuando puede o está de gira, se ocupa de su casa en construcción en San Luis, cerca de donde Williams soñó la película que no fue: El Zorro vivo o muerto . Quizás ella misma sea el último bastión de una leyenda que eligió Buenos Aires para vivir su última gran aventura y despedirse para siempre.
Agradecimientos al estilista Alejandro Fuentes
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