Desde los rockumentales de las escenas de Gran Bretaña y Los Angeles a los retratos de las riot-grrls y la universidad ficcional de los Ramones, nuestros retratos favoritos del punk en la pantalla
El punk empezó como un corte de mangas a la Industria del Rock, la cual muchos decían que se había inflado excesivamente -y como con sus ancestros Elvis, Beatles y los Stones, las escenas y subculturas del punk terminaron dejando su huella en el cine. Desde películas sobre recitales seminales hasta rockumentales, desde las películas under que encontraron una tierra fértil en su estética de “hazlo tú mismo” hasta las películas mainstream que vieron en el punk una moda explotable, hacemos un conteo de las 25 mejores películas punk de todos los tiempos. ¡Un, dos, tres, cuatro!
Por Tim Grierson, Sam Adams, David Fear, Elisabeth Garber-Paul
25. SLC Punk (1998)
OK, el Stevo de Matthew Lillard no es precisamente el punk más convincente. Pero en términos de demostrar cómo el estilo de vida puede hacer que no te mueras de aburrimiento en un suburbio cuadrado, le sobra. Y a la película, ciertamente, la salva su banda de sonido -com The Exploited, the Adolescents, y Minor Threat- al igual que la autenticidad del escritor y director, James Merendino, a la hora de explorar la vida de unos rockeros marginalizados en una Salt Lake City conservadora, donde él mismo se crió. EGP
24. Breaking Glass (1980)
Parece un ave cantora, una cruza entre Siouxsie Sioux y Klaus Nomi, y la música joven e iracunda representada por Hazel O’Connor está destinada a ser una estrella -y una mártir en nombre de aquellos que ceden ante las fuerzas corruptas del capitalismo conocidas como “la industria de la música”. Pero esta historia de una chica que pasa de la riqueza a la pobreza, del director Brian Gibson, ofrece una buena instantánea del rock tanto como una moda a ser explotada en las películas de principios de los ochenta, como de esa actitud de “todo vale” que tuvo después de su explosión inicial. Y esa versión con gusto a Tron de “Eighth Day” es una joya. DF
23. Times Square (1980)
Una es un doble de Joan Jett de joven, y fanática de los Ramones, la otra es hija de un candidato político que quiere transformar la calle 42, no apta para menores, en un pequeño Disneylandia (nota del editor: ¡como si esto no fuera posible!). Juntas, estas dos jóvenes desilusionadas forman las Sleez Sisters, un dúo con tintes de los Dead Boys que, con ayuda del DJ Tim Curry, transmiten su canción de despedida al carozo ya podrido de la Gran Manzana. Antes de acercar a los chicos a las glorias de la radio pirata con Pump Up the Volume (1990), el director Allan Moyle propuso la idea del punk como un vehículo de empoderamiento para mujeres -los estribillos mascullados por Trini Alvarado y Robin Johnson incluso suenan como demandas de proto-riot grrrls. En un mundo perfecto, esta película de culto habría disparado una moda under de ropa hecha con bolsas de basura. DF
22. Valley Girl (1983)
¿Hacer una película de adolescentes basada en Romeo y Julieta? Ya lo habían hecho. ¿Reemplazar a los Montescos y Capuletos por una habitué de un shopping del San Fernando Valley (Deborah Foreman) y un punk sensible de Hollywood (Nicolas Cage)? Eso es otra cosa. Una versión inofensiva de la subcultura del punk llega a los grandes cines (OK, fue mucho mejor que ese episodio de Quincy), y la directora Martha Coolidge reúne una banda de sonido muy sólida -aunque tuvo que abandonar canciones de grupos quizás más auténticos de The Clash, porque no pudieron obtener los derechos. EGP
21. We Are the Best! (2013)
El espíritu de rebelión indiscriminada del punk pocas veces fue retratado de manera tan adorable como en esta mirada franca y alegre de tres preadolescentes de Estocolmo a principios de los ochenta, a cargo del director sueco Lukas Moodysson. Los chicos, que piensan que las chicas no saben nada de rock, se burlan de ellas, pero el trío femenino (representado por las debutantes Mira Barkhammar, Mira Grosin y Liv LeMoyne) agarran instrumentos y hacen un ruido maravilloso acerca de las cosas que odian -incluyendo, en su bullicioso himno “Hate the Sport”, tener que ir a educación física. Un ataque a los tipos que se la saben todas, y un homenaje a la eterna necesidad de tocar música fuerte para articular sentimientos que de otro modo no podrías, We Are the Best! se trata sobre el sentimiento eufórico de que vos y tus amigas pueden conquistar el mundo. Sólo necesitás la combinación correcta de acordes de quintas. TG
20. X: The Unheard Music (1986)
Había grupos de punk de Los Angeles, y después estaba X -un cuarteto que agarró elementos de la escena under, otros del rockabilly y les sumó una agresión pura para crear una tremenda banda de sonido de lo que significa vivir en la boca del lobo. El documental de W.T. Morgan sobre este grupo pionero quizás no tenga la amplitud de contexto de The Decline of Western Civilization, por poner un ejemplo, pero sí postula a Exene Cervenka, John Doe, Billy Zoom y D.J. Bonebrake como una fuerza a la que prestar atención -vean a Exene lanzarse sobre el final de “The World’s a Mess, It’s in My Kiss” con una ferocidad asombrosa, y sabrán que su música no pasó desapercibida. DF
19. Dance Craze (1981)
Esta película armada con imágenes de archivo es un documento definitivo del movimiento de 2 Tone inglés, y subraya hasta qué punto las bandas de rocksteady y ska tomaron todo prestado del manual del primer punk británico -desde las mujeres músicas ocupando un rol principal (chequeen los segmentos de Bodysnatchers y Selecters) hasta el modo en que canalizan la energía del Espíritu del ‘76 en los recitales (vean al líder de Bad Manners, Buster Bloodvessel, y su actuación maníaca). El hecho de que los sombreros porkpie y los trajes reemplacen a los pantalones y las camperas de cuero no hace que este clásico no merezca entrar en la lista -la secuencia de créditos, en la que una horda feliz se sube al escenario en masa para “Nite Club”, de los Specials, es uno de los momentos más punks de la historia del cine. ¡Regresa, Rude Boy! DF
18. Urgh! A Music War (1981)
Sin un sistema amplio de distribución independiente, las bandas de punk terminaban formando parte de las listas de los sellos más importantes junto a nombres extraños -particularmente en esta película de un recital ideada por Miles Copeland, de I.R.S. Records. ¿Qué hacen los Dead Kennedys y los Au Pairs en una película junto a UB40 y Orchestral Manoeuvres in the Dark? No importa la incoherencia: aquí está Urgh!, una ola enorme debajo de la que los sellos importantes pusieron cualquier cosa parecida al “New Wave” de alrededor de 1981. Las actuaciones son muchas veces estelares, incluso si parecen estar ensambladas de manera azarosa, y muchas veces representan la única oportunidad de ver a algunos de los pioneros más pasados por alto en la historia del punk (The Cramps!), en sus mejores épocas. SA
17. 1991: The Year that Punk Broke (1992)
Al borde de la cúspide de la época del rock alternativo, este documental de David Markey sigue a Sonic Youth durante una gira europea, con apariciones estelares de Dinosaur Jr., Babes in Toyland, The Ramones e Iggy Pop. Pero para cuando la película salió, el foco se había trasladado hacia el grupo soporte: un trío incipiente de Seattle llamado Nirvana. Como sugiere el título, un juego de palabras con el slang de la industria de la música, la explosión del rock alternativo fue también el comienzo de su quiebre: hay un chiste recurrente por el cual los miembros de la banda representan escenas de Truth or Dare, de Madonna, burlándose de la fama del pop mientras por otra parte lidian con la suya propia. La película termina una semana antes del lanzamiento de “Smells Like Teen Spirit”, y es un perfecto retrato de la tranquilidad antes de la tormenta. SA
16. American Hardcore (2006)
Basado en el libro de Steve Blush de 2001 del mismo nombre, este documental traza la historia de la precipitada escena de punk post-1980 que empezó en California y finalmente ocupó el mundo entero. Aparecen personajes ilustres, como Greg Ginn, Keith Morris e Ian MacKaye, mientras el director Paul Rachman localiza imágenes de archivo de baja calidad (¿alguna vez quisiste ver el primer show en Filadelfia de Bad Brains, alrededor de 1981?). Y el abordaje estilo “historia oral” evita la nostalgia de épocas mejores, y en su lugar incluye cuestiones interiores a la escena -como cuando Ian MacKaye, de Minor Treat, discute las malas interpretaciones de su canción “Guilty of Being White” y Kira Roessler, la bajista de Black Flag, se da cuenta de que sus compañeros de banda quizás no respeten tanto a las mujeres, después de ver la tapa decididamente misógina de Slip it In. EGP
15. My Degeneration (1990)
El terrorista del arte y director de cine under Jon Moritsugu reimagina una historia de ascenso y caída en la industria de la música como una obra violenta en un mundo punk lo-fi. En ella, un trío de mujeres llamado Bunny-Love la pega, y se vuelve un engranaje de la Industria y una de sus miembros se enamora de la cabeza de un cerdo podrido. Grupos como Vomit Launch y Bongwater adornan la banda de sonido, mientras la profana trinidad de la película hace ruido, y grita slogans y la angustia de haberse vendido. (El éxito en los rankings de Nevermind no sería sino hasta dentro de un año). Se hicieron muchas películas sobre el punk rock. Esta película se siente como el punk rock: sucia, furiosa, honesta, casera, excitante. DF
14. The Punk Singer (2013)
¿Es el punk un juego para jóvenes? Este retrato de Kathleen Hanna, de Bikini Kill, se propone plantear lo contrario, al igual que recordarle a la gente cómo fue que su cuarteto de riot grrrls le dio un golpe al patriarcado. Las bandas posteriores de Hanna, Le Tigre y The Julie Ruin, realizaron un abordaje más cerebral y bailable, después de que ella se casara (con Adam Horowitz, de los Beastie Boys) y de que la apartara la enfermedad. Pero más allá de eso, esta es una artista que le pone la misma intensidad a regresar de la enfermedad de Lyme que atacar salvajemente al sexismo, y los resultados son inspiradores de una manera totalmente nueva. SA
13. Rude Boy (1980)
Lo único que quería Ray Grange era renunciar a su trabajo deprimente y ser plomo de los Clash -y gracias a un golpe de suerte en su carrera, lo logra. El grupo finalmente rechazó el retrato de los directores Jack Hazan y David Mingay de un punk “típico” que orbita alrededor del candente sol de Joe Strummer y compañía, y no escasean los documentales sobre el ascenso y caída de la banda (recomendamos Westway to the World y Joe Strummer: The Future Is Unwritten). Pero esta es una película que realmente captura a la Only Band That Mattered [La única banda que valía la pena, como eran conocidos] cuando llegaban a la cima, proporcionando tanto un contexto para su filosofía de izquierda como imágenes de archivo en vivo que son absolutamente incendiarias. En efecto, Londres estaba prendida fuego. DF
12. The Punk Rock Movie (1978)
Don Letts era DJ en el club de punk legendario The Roxy, y como tal tuvo asientos en primera fila para observar aquella escena incipiente. “Mis amigos blancos agarraban la guitarra”, dijo hace un poco en un artículo de Sight & Sound, “[y] la energía era tanta que yo quería agarrar algo también.” Resultó ser una cámara Super 8, que el futuro miembro de Big Audio Dynamite usó para documentarlo todo, desde las primeras apariciones de The Clash, The Sex Pistols, y Generation X, hasta los Slits boludeando en la calle. Vista hoy, es una transmisión satelital al Punto Cero del Punk, una mirada hecha de retazos de un par de bandas que sólo querían hacer algo de ruido, y de otras que cambiarían el mundo. DF
11. Smithereens (1982)
Desde unos departamentos andrajosos en el East Village hasta unos predios abandonados debajo de la West Side Highway, este drama de Susan Seidelman acerca de una chica de Jersey manipuladora y narcisista (Susan Berman) también se lee como el documento de una ciudad rota que acababa de engendrar la escena del punk del downtown. Eso, junto con una banda de sonido de The Feelies, los bizarros del under, hace que esta película entre en la lista -pero tampoco viene mal que Richard Hell (Television, The Voidoids) aparezca para hacer de una versión pobre de sí mismo, una estrella de rock hambrienta que quizás cabecea un par de veces antes de tener sexo. La gente tiende a romantizar esa tierra de nadie que era el Lower East Side como si se hubiera tratado de una Edad Dorada del punk; esta película te hace volver a la dura y sucia realidad. EGP
10. Jubilee (1978)
Fue considerada como “la primera película punk”, pero este largometraje de Derek Jarman de 1978 agarra la postura oposicional de esta subcultura y la da vuelta sobre su propio eje: es como una producción guerrillera de Shakespeare montada en medio de un pogo. Si los Sex Pistols se burlaban de la Reina Isabel II, Jarman se aferra a la Isabel original, quien viaja a través del tiempo hacia una Gran Bretaña gobernada por pandillas. Las apariciones de Adam Ant, The Slits y Siouxsie and the Banshees, junto con Jayne Couny, ícono trans de los Estados Unidos, la anclan en su época, pero la sugerencia de Jarman de que incluso los nihilistas más declarados son capaces de vender sus ideales -si los animan lo suficiente, naturalmente- ofrece un vistazo del futuro. SA
9. Another State of Mind (1984)
En 1982, el cantante de Youth Brigade, Shawn Stern, se compró un colectivo escolar y salió a recorrer el país a predicar junto a sus amigos del sur de California, Social Distortion. La idea utópica de ser los Johnny Appleseed del punk se desmorona cuando llegan a DC y la banda se derrumba; por suerte, unos chicos llamados Minor Threat (!) los dejan que se queden en su casa en D.C. Este diario de viaje extraordinario está plagado de secuencias increíbles (un Mike Ness con cara de bebé trabajando en la progresión de acordes de la canción del título; Ian MacKaye en su trabajo sirviendo helados Haagen Dazs; un manual básico de cómo hacer slam dance), pero más que nada, es un retrato invaluable del ethos de “hazlo tú mismo” de la época. Esto es lo que significaba ser una banda de punk-rock americana: sufrir una batalla interna animada por la testosterona, vivir con lo justo, confiar en la amabilidad de las heladeras y los sofás de gente extraña, y tocar cada tanto un recital que te cambiaba la vida. DF
8. Sid and Nancy (1986)
Es difícil ver a Gary Oldman haciendo de Sid Vicious, el desafortunado bajista de Sex Pistols, a menos de diez años de la muerte del ícono del punk -pero, man, ¡ese actor sí que sabe cabecear! Sid and Nancy es una biopic clásica que relata la relación de la pareja más famosa del punk, y adquirió estatuto de culto casi de inmediato debido a su recepción crítica y al retrato descarnado de dos adictos enamorados. Chloe Webb encarna a Nancy Spungen, una eterna groupie del punk, logrando a la perfección su chillido cáustico (aunque la incipiente Courtney Love también competía por el papel), y Oldman consigue cantar como Sid con facilidad, en covers como “I Wanna Be Your Dog” y “My Way”. Pero lo que hace que la película sea un clásico es el talento con el que los protagonistas hacen de adictos a la heroína tan creíbles, pasando del amor más intenso al odio y la enfermedad, mientras al mismo tiempo mantienen la furia característica de la pareja. EGP
7. Ladies and Gentleman the Fabulous Stains (1982)
Hay revoluciones que empezaron con menos que una tintura de pelo, un par de canciones pegadizas y un poco de actitud, así que ¿por qué no podría iniciar una rebelión masiva la cantante Corinne “Third-Degree” Burns? Esta mirada de Lou Adler sobre una banda de punk pequeña está plagada de músicos reales de los Sex Pistols, The Clash y The Tubes. Pero es el retrato que hace Diane Lane de la líder de The Stains, con su peinado de zorrillo y una mueca de desprecio, lo que transformó a esta película en un clásico de culto del punk. Todo el mundo, desde Sarah Jacobson, la leyenda del cine under, hasta Courtney Love, han declarado su lealtad a Burns; su frase: “Tienen grandes planes para este mundo, y no nos incluyen” podría ser un mantra del punk, pronunciado en 1982, 1999, o 2016. DF
6. The Blank Generation (1976)
Nueva York, 1976: grupos como Television, Talking Heads, Blondie, los Ramones y Patti Smith están haciendo de CBGB su hogar fuera de su hogar, transformando el club del downtown en un laboratorio experimental. Esta película en blanco y negro de Amos Poe y Ivan Král es esencialmente una película casera de la época, con bandas pasando el rato, haciéndose amigas y cada tanto tocando, aunque sin sonido sincronizado -lo cual la vuelve más punk. (Nota: no confundir con Blank Generation, la película de 1980 producida por Andy Warhol, que sí tiene una breve performance de la canción del título de Richard Hell and the Voidoids). DF
5. Repo Man (1984)
Cuando el punk se volvió ciencia ficción. Quizás se trate de lo más bizarro de la carrera de Emilio Estevez. Otto es un antihéroe hardcore de L.A. para quien el slam-dance con sus amigos de la casa ocupada ya no es suficiente. De modo que, a regañadientes, se junta a robar autos con un recolector de deudas llamado Bud (un Harry Dean Stanton perfectamente canoso), sólo para terminar en el centro de una conspiración del gobierno que incluye extraterrestres. El director Alex Cox hace que la banda de sonido sea tan extraña y distópica como el resto de la película, con Black Flag, Suicidal Tendencies y Fear, mucho tiempo antes de que aparecieran en el radar. Pero lo mejor, quizás, es el cameo de Circle Jerks sacudiendo la cabeza -en un recital casero, hacen un cover de su propia “When the Shit Hits the Fan” en trajes de lentejuelas. Keith Morris incluso hace scat por un momento. EGP
4. Rock and Roll High School (1979)
End of the Century, el documental de 2003, hace un gran trabajo explorando los vaivenes de la carrera de los Ramones. Pero para ver a este grupo hermosamente desarreglado y brillantemente simple en su mejor momento, hay que ir directo a esta gema de teensploitation producida por Roger Corman, en la que Joey, Johnny, Dee Dee y Marky ayudan a P.J. Soles y el cuerpo estudiantil de la Vince Lombardi High a resistir a la autoridad, de a tres acordes por vez. ¡Hasta se incluye la letra de “Teenage Lobotomy” para que los chicos puedan cantar al unísono con ellos! Cuando Joey le canta una serenata a nuestra heroína con “I Want You Around” todavía nos hace desmayar, y la versión explosiva (no, en serio) del tema del título sigue siendo una perfecta escena de cumplimiento de un deseo. DF
3. Suburbia (1983)
Esta es la antítesis de los punks aptos para toda la familia de Valley Girl, y la mirada austera y aleccionadora de la directora Penelope Spheeris acerca de una nueva brecha generacional coloca a unos hippies californianos viejos contra sus hijos desilusionados. “Los Rechazados”, como se hacen llamar los miembros de la pandilla de la película, construyen la familia que nunca tuvieron en sus casas. Pero la mayoría de los adultos del barrio ve las crestas y el vandalismo como prueba de su delincuencia -no, no termina bien. Spheeris reclutó a punks de la vida real para hacer de los chicos -incluyendo a Flea, el futuro bajista de los Red Hot Chili Peppers- e incluyó sets de estrellas de la escena como D.I. TSOL, y Vandals, quienes hacen una gran versión de “Pat Brown”. Rechazados de por vida. EGP
2. The Filth and the Fury (2000)
Hay muchas películas que exhiben a los Sex Pistols en toda su gloria anárquica, desde el manual punk de Lech Kowalski de 1978, D.O.A., hasta el epitafio de The Great Rock ‘n’ Roll Swindle (1980). Pero ninguna película pone a los Pistols en contexto, ni demuestra por qué seguimos hablando de esta banda décadas después, tan bien como la historia de Julien Temple acerca del momento estelar de la banda. El viaje en barco con “God Save the Queen”, la entrevista con Bill Grundy que llevó al grupo a la fama, el culto auto-destructivo de Sid, la desafortunada gira por Estados Unidos -todo está aquí, al igual que entrevistas inocentes con los miembros. (Cuando John Lydon dice, al borde de las lágrimas, “Se murió, la puta madre”, tratando de erradicar el encanto drogón de Vicious, es absolutamente emocionante). No importan los demás documentales. Aquí está el definitivo. DF
1. The Decline of Western Civilization (1981)
Black Flag, X, The Germs, Fear, Circle Jerks -esta mirada de Penelope Spheeris acerca de la escena de Los Angeles es una pasada de lista virtual de los MVPs que transformaron a la región en una Meca del hardcore/punk. (Faltan los Minutemen, que por suerte reciben su propio estudio, We Jam Econo, en 2005). Tan solo las imágenes de archivo ya la vuelven un objeto de estudio para musicólogos e historiadores. Hay demasiadas escenas geniales para mencionar: la risa nerviosa inducida por una Colt 45 de Chuck Dukowski, Fear provocando a su público (y después lanzándose a una enorme pelea a golpes de puño), Darby Crash relacionándose con una tarántula y charlando sobre heridas, la onda de “no me importa nada” de las entrevistas. Pero lo que hace que este documental sea invaluable es el modo en que el retrato íntimo de la película te traslada directamente a un momento de máxima combustión, en el que los músicos volátiles y los públicos violentos se excitaban mutuamente en un combate nihilista en el que valía todo. La gente habla de lo peligroso, disruptivo, dañado y muchas veces dañino que era el punk norteamericano en la época de Reagan. Mirá esta película, y vas a saber por qué. DF
LA NACION