David Lynch volvió a sacudir todo con ‘Twin Peaks’, James Franco se multiplicó en ‘The Deuce’ y los dioses pelearon en ‘American Gods’
1. Twin Peaks
Showtime/Netflix
De la misma forma que la Twin Peaks de 1990 inspiró a showrunners como David Chase y Damon Lindelof para crear la actual era dorada de la televisión, la tercera temporada del resucitado thriller sobrenatural de David Lynch y Mark Frost llegó para sacudirlo todo. El reencuentro de la audiencia con el entrañable agente Dale Cooper, su doppelgänger y la galería de personajes inquietantes que habitan el pueblo en el que alguien alguna vez asesinó a Laura Palmer ocurre en un limbo intoxicante. Los eventos avanzan en loops en vez de transcurrir de manera lineal. Son repeticiones lo suficientemente distorsionadas como para mantener el patrón ambiguo y surrealista. Podemos maravillarnos ante el cosmos que Lynch y Frost crearon; podemos pasarnos otros 25 años intentando armar el rompecabezas del verdadero paradero de Audrey, o preguntarnos por el banquero de la caja de vidrio, la verdadera identidad de true “Judy” y qué pasó realmente con la chica del bicho en la boca. Pero Twin Peaks vuelve a triunfar precisamente porque logra que no necesitemos todas las respuestas.
2. The Deuce
HBO
La idea de una serie sobre la prostitución y el ascenso de la industria del porno en Nueva York de los 70 con James Franco interpretando dos personajes al mismo tiempo puede verse rara en papel. The Deuce no sólo es la ejecución mejor actuada, escrita y dirigida de esa premisa, también abunda en matices para desmenuzarla. Es el sello de George Pelecanos y David Simon, también creadores de The Wire. Con una performance elevada de Maggie Gyllenhaal como una madre ausente que quiere dejar de buscar clientes en las esquinas de Times Square y entrar en el floreciente fenómeno del cine triple x, la serie consigue retratar la realidad del trabajo sexual y a la vez mantener un tono que no llegue a ser demasiado deprimente. Se toma su tiempo en llegar a construir la historia –hay muchos personajes y subtramas muy buenas que todavía tienen que converger– pero todo indica que es el prólogo de algo que puede ser aún mejor.
3. American Gods
Amazon
Bryan Fuller (Hannibal) y Michael Green (guionista de Logan) adaptaron la novela de Neil Gaiman (autor de The Sandman) en la que los dioses de la antigüedad no sólo se parecen demasiado a los hombres comunes y corrientes, sino que, además, hace siglos que viven entre nosotros sin que (casi) nadie se dé cuenta. El ex convicto Shadow Moon termina como guardaespaldas de Mr. Wednesday (que en realidad es el dios Odín, sólo que con el nombre que usa por estos días), en medio de una guerra de poder entre las deidades de la Antigüedad y los cada vez más populares dioses contemporáneos, impuestos por los medios masivos y el avance de la tecnología. La conflictiva mirada norteamericana sobre la migración es el corazón de esta serie que late permanentemente al ritmo de la eterna dicotomía entre tradición y modernidad, un debate que suena más relevante que nunca en la época de Donald Trump.
4. The Leftovers
HBO
Uno de los creadores de Lost, Damon Lindelof, y el novelista Tom Perrotta se juntaron para construir el relato de un mundo apocalíptico y desconcertante dividido en tres temporadas, que este año llegó a su fin. Y, para ponerle el moño al cierre de esta distopía, los protagonistas Kevin y Nora viajaron desde Texas hacia la Australia rural (¿el fin del mundo?), en medio de rumores de una catástrofe, que se produciría en el séptimo aniversario de la repentina desaparición del 2% de la población mundial que funcionó como puntapié inicial de la serie. Si el programa siempre estuvo centrado en la sensación de confusión que genera el abandono (quizás el punto de contacto más claro con Lost), el final se mete de lleno en esa premisa y encuentra a los protagonistas todavía inmersos en la búsqueda de significados, mientras siguen luchando contra las marcas que les dejó aquella partida repentina.
5. Un gallo para Esculapio
Telefe/TNT
A dos décadas de haber tomado por asalto el cine argentino con su ópera prima Pizza, birra, faso, Bruno Stagnaro revive aquella fotogénica marginalidad de la inolvidable Okupas (también creada por él), bajo el ala de la productora de Sebastián Ortega. Stagnaro mantiene el espíritu callejero y la jerga hiperbólica de aquella irrupción televisiva en este unitario que sigue la sorprendente transformación de Nelson (Peter Lanzani) a lo largo de un camino sinuoso, que empieza con su llegada al oeste del conurbano bonaerense desde Misiones. Nelson, que está en busca de su hermano, viene además con un gallo de riña llamado Van Dan bajo el brazo. Lo que hay al final de su recorrido es un destino oscuro que lo tiene metido de lleno en la banda de piratas del asfalto liderada por Chelo Esculapio, un veterano interpretado por Luis Brandoni que está disparando sus últimos tiros.
6. Game of Thrones
HBO
En esta temporada, Game of Thrones se ganó definitivamente el estatus de superclásico: el nivel de fanatismo fue tal que pocos pudieron esperar más de una hora después de la emisión original para ver el episodio semanal. Fueron 43 días intensos, en los que la serie nos dio de todo: guerra contra los vivos y contra los muertos, muertes épicas (de las elegantes y de las sangrientas) y, especialmente, la posibilidad de ver a un elenco disperso convergiendo en el mapa. Muchos de los protagonistas aparecieron juntos por primera vez, como los protagonistas Daenerys y Jon Snow, que le dieron vida a una trama atrapante de uno y otro lado del Muro. Hasta nos hicieron llorar por un dragón. Hoy el panorama es helado: parece que la próxima temporada llega recién en 2019.
7. Feud
FOX+
Ryan Murphy, el tipo de Glee y American Horror Story, sabe perfectamente cómo hacer que una serie sea vistosa. Sus creaciones suelen tener mucho color, detalle y gestos teatrales. Así que fue un placer verlo contar la historia de dos de las estrellas más famosas del star system hollywoodense, Bette Davis y Joan Crawford, aunque de este lado del mundo no tuviéramos demasiada idea de qué fue lo que pasó entre ellas. Las mansiones en las que vivían, lo mucho que se odiaban, los puchos que se fumaban y las roscas de la era dorada de Hollywood se revelaron ante el público gracias a interpretaciones brillantes de Jessica Lange y Susan Sarandon. La serie se centra en la previa, el durante y el después de ¿Qué pasó con Baby Jane?, la única película que Davis y Crawford hicieron juntas. Para que se entienda: el thriller terminó convirtiéndose en hit por su humor sarcástico y no le dio miedo a nadie.
8. The Handmaid's Tale
Hulu
En el mundo distópico de The Handmaid’s Tale, las mujeres sólo sirven si pueden quedar embarazadas. En medio de una dictadura teocrática que emerge después de un desastre nuclear, gran parte de la población resulta estéril. Por eso, las que todavía son capaces de procrear son forzadas a vivir con parejas acomodadas para volver a poblar el mundo. Las palabras no son suficientes para describir el nivel de crueldad al que son sometidos los personajes creados por la novelista Margaret Atwood, que publicó el libro en el que está basado la serie en 1985. La genial Elisabeth Moss (recordada por su papel de Peggy en Mad Men) intenta abrirles los ojos a sus compañeras muy de a poco, ofreciendo la posibilidad de ver una pequeña luz al final del túnel. De todos modos, la esperanza es casi nula. Se trata de una serie extremadamente difícil, cruel... y necesaria.
9. The Young Pope
HBO
Cuando nos enteramos de que Jude Law iba a hacer del primer papa yanqui en una serie de comedia dramática, era fácil imaginarse que su Pío XIII iba a llevar la fiesta al Vaticano, coquetear con monjas y liberar a la institución de sus bases más estrictas. Pero pasó más bien todo lo contrario. En la obra de 10 capítulos del italiano Paolo Sorrentino (La gran belleza, La juventud), se destaca por sus modos conservadores y ultraortodoxos. El Papa joven persigue a los que lo traicionan, se olvida de los que lo acompañaron, y su único gesto de rebeldía consiste en fumar un cigarrillo atrás del otro. Con una banda sonora brillante y rarísima que puede intercalar temas de Belle and Sebastian, Jefferson Airplane, Andrew Bird y Flume, The Young Pope nos pasea en un tour psicodélico por los salones de la Santa Sede, recreados hasta el mínimo detalle.
10. Bojack Horseman
Netflix
¿Cuánto puede uno encariñarse con el dibujito animado de un caballo borracho? La respuesta es: muchísimo. Y más todavía si el personaje en cuestión está deprimido. Bojack nos había dejado, al final de la tercera temporada, en su pozo más profundo, y este año no parecía tener muchas chances de salir de ahí. Ni siquiera cuando aparece una hija no reconocida. En el medio, vuelve a su infancia en busca del origen de sus trastornos, y trata de empatizar con su odiosa madre con Alzheimer, sin éxito. El mejor “chiste” de la temporada llega cuando el Congreso de Estados Unidos, formado íntegramente por hombres, debate si las mujeres pueden manejar armas de fuego, después de un tiroteo comandado por una mujer. Terminan prohibiendo la tenencia por completo, y Diane, la amiga periodista de Bojack, dice: “No puedo creer que este país odie más a las mujeres de lo que ama las armas”. Ouch.