Un viaje alucinado por el Amazonas se mantuvo seis meses en cartel, Amy Adams brilló como un Oscar y Stallone volvió a emocionarnos a las piñas
1 El abrazo de la serpiente
El gran éxito impensado de 2016. La película del colombiano Ciro Guerra permaneció en cartel más de seis meses, sumando espectadores sin prisa pero sin pausa. La historia de un antropólogo que viaja a las profundidades de la selva amazónica en busca de una planta milagrosa le permite al realizador describir en detalle el choque de culturas, donde la relación incómoda que existe entre el hombre blanco y el aborigen se topa con límites tanto externos como autoimpuestos. El chamán Karamakate tal vez sea uno de los personajes del año, y la explosión de color hacia el final del relato es el mejor contraste de un film que hace del blanco y negro una de sus características más sobresalientes.
2 La llegada
Amy Adams es una actriz milagrosa que puede convertirte en el más férreo de los creyentes con sólo aparecer en la pantalla. Ella es el corazón y el alma de esta película alucinada e hipnótica, en la que Amy interpreta a una profesora de lingüística que es reclutada por los militares junto a un físico (Jeremy Renner), para descifrar las intenciones ocultas de doce naves espaciales extraterrestres que sobrevuelan nuestro planeta. El director Denis Villeneuve se destaca por un enfoque cerebral, pero es Adams, con su rostro hiperexpresivo que refleja emociones conflictivas, la que termina de meterse en tu cabeza y te hace sentir verdaderamente que hay mucho en juego. Merece un Oscar.
3 Sully
El estilo clásico y de pocas pulgas de Clint Eastwood encaja a la perfección en esta película, en la que un Tom Hanks hermosamente subestimado interpreta al Capitán Chesley Sullenberger, el piloto que logró la hazaña de aterrizar un avión averiado en el Río Hudson y, de esa manera, les salvó la vida a todos los pasajeros. Buen trabajo. Eso va para el piloto y también para la película.
4 Creed, corazón de campeón
Decían que Stallone se llevaba el Oscar por esta relectura/secuela/coda a la saga de Rocky, en la cual el famoso boxeador de apellido Balboa decide entrenar a un joven algo impertinente tanto dentro como fuera de los rings, casi 40 años después de la película seminal. Contra todos los pronósticos eso finalmente no ocurrió, aunque muchos volvieron a emocionarse con esta típica pero sensible historia donde los conceptos de “ganador” y “perdedor” no resultan tan claros como podría llegar a pensarse. Más que una película de deportes, Creed funciona como un drama humano en el cual importan tanto los resultados como cada uno de los pasos previos que fueron necesarios para alcanzar la gloria, ese estado que Rocky ha sabido transmitir mejor que ningún otro personaje de ficción en la historia del cine hollywoodense.
5 La bruja
Una película de terror brillante en un año que demostró que el género no estaba muerto, sino que apenas se estaba tomando un descanso. Usando como referencia los mitos, las leyendas y la siempre presente palabra de la Biblia, el film de Robert Eggers enfrenta a una familia de colonos ingleses en tierras americanas a un ser sobrenatural que parece habitar en algún lugar impreciso del bosque cercano. Lejos de los golpes de efecto simplistas así como también de los sustos de salón, La bruja recorre ansiedades adolescentes y miedos religiosos, al mismo tiempo que presenta al peor de todos los enemigos posibles: la superstición. Por otra parte, es notable la capacidad que tiene la película para concentrar en apenas 90 minutos toda una serie de diversas lecturas literales y (no tan) oscuros subtextos.
6 Misterios de Lisboa
El inesperado estreno de esta obra maestra de Raúl Ruiz (y además el último largometraje antes de la muerte del director) fue uno de los acontecimientos cinematográficos del año pasado. La película dura más de cuatro horas, que sin embargo pasan a gran velocidad, y durante las cuales el genial cineasta chileno se dedica a adaptar y hacer propia una novela portuguesa del siglo XIX para transformarla en un objeto de inagotable y cautivante belleza. Como un melodrama a la vieja usanza y, al mismo tiempo, una moderna máquina narrativa, la película retrata una docena de vidas –con epicentro en un sacerdote que lleva varios secretos a cuestas– y pone el foco en la interacción y los cruces espaciales y temporales entre todas ellas.
7 Gilda, no me arrepiento de este amor
La directora de Los próximos pasados dio el salto del documental a la ficción y de los presupuestos moderados a las grandes producciones, y salió airosa con esta biopic tradicional que, sin embargo, posee la gran virtud de no encandilarse con los lugares comunes. El gran trabajo de Natalia Oreiro en el rol de Gilda, la famosa cantante tropical, y la atención a los detalles de la vida cotidiana del personaje hicieron de la película uno de esos escasos hits populares (fue vista por casi un millón de espectadores) que, sin embargo, no le faltan el respeto a la inteligencia del público en ningún momento. La banda de sonido original del film, con covers de temas de Gilda interpretados por la propia Oreiro, fue el primer disco de la uruguaya en más de una década.
8 Star Trek: sin límites
El reboot del rebootero J. J. Abrams de la saga espacial otrora conocida como Viaje a las estrellas ¿terminó? su más reciente ciclo con esta tercera entrega, en la que un nuevo y despiadado enemigo atenta contra la paz intergaláctica. Con un exquisito diseño de producción (hermoso el planeta artificial Yorktown) y sin tanta necesidad de hacer correr la testosterona en cada escena, el realizador Justin Lin hace avanzar la famosa nave Enterprise hacia los confines del universo conocido, donde sus tripulantes quedan atrapados y a merced de inclemencias de toda clase. Todavía hoy, Star Trek parece ser una saga inoxidable; los trekkies, agradecidos.
9 Café Society
Puede discutirse, como todo, pero el consenso pareció imponerse: Café Society es la mejor película de Woody Allen en unos cuantos años, un retrato agridulce sobre amores imposibles con el trasfondo mágico de la industria del cine hollywoodense y la Nueva York de los dorados años 30. Romántica en el mejor sentido de la palabra, algo tristona y con una gran belleza visual (la fotografía fue cortesía del enorme Vittorio Storaro), el mundo que describe Allen es pura construcción de la imaginación: productores bigger than life, glamour, gangsters y, por supuesto, la infaltable idishe mame. Afortunadamente alejada de los eclipses, las nuevas lunas y los crepúsculos, Kristen Stewart demuestra una vez más que es una de las actrices más sutilmente talentosas de su generación.
10 Algunas chicas
Luego de un amague de retiro del cine, el chacabuquense Santiago Palavecino estrenó tardíamente este film misterioso, ambiguo y bastante oscuro, que transforma a un grupo de mujeres jóvenes en las participantes de un juego donde el presente y los recuerdos adquieren la forma de un laberinto sin salida a la vista. Hay algo de David Lynch en las posibles influencias de esta película, que tuvo su estreno mundial hace ya tres años en el Festival de Venecia y que cuenta con uno de los trabajos más notables del director de fotografía Fernando Lockett. Su película siguiente, Hija única, demuestra que Palavecino no se cansó de hurgar entre los pliegues de la narración cinematográfica.
Diego Brodersen y Peter Travers
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