Larry Flynt, un hombre fuera de lo común
NUEVA YORK (Newsweek).- Es el protagonista más improbable de un film hecho en Hollywood a un costo alto y estrenado en Navidad.
Se hizo millonario vendiendo fotos obscenas. Publicó una parodia de anuncio de una bebida alcohólica donde afirmaba que el predicador religioso Jerry Falwell había hecho el amor con su madre en un retrete aislado. Estuvo casado con una ex desnudista bisexual que se volvió drogadicta y murió de SIDA. Se hizo cristiano renacido gracias a las exhortaciones de la hermana del presidente Jimmy Carter. Fue víctima de una tentativa de asesinato, en la que recibió un balazo que lo confinó a una silla de ruedas (enchapada en oro).
Cierta vez, se presentó ante un juez apenas cubierto con una bandera norteamericana a modo de pañal. Millones de norteamericanos tendrían a Larry Flynt por epítome del mal gusto incontrito, un blanco sureño inculto y vulgar, cuyo aporte a la cultura ha sido, cuando mucho, funesto.
Sin embargo, helo aquí, maravillosamente encarnado por Woody Harrelson en "Larry Flynt, el nombre del escándalo" ("The People vs. Larry Flynt"), un film biográfico valiente, espectacularmente entretenido... e inesperadamente conmovedor.
Un film que nos pide que veamos en el editor de la revista Hustler a un campeón invalorable de las libertades proclamadas en nuestra Primera Enmienda constitucional. En una época en que los grandes estudios no quieren arriesgarse -y en una temporada recargada de héroes angelicales- esta película de Milos Forman es, a la vez, provocativa y anómala.
Un norteamericano 100%
Flynt no fue un Angel y el film nunca pretende que lo haya sido. Pero es un norteamericano 100%, hecho que, tal vez, fue reconocido mejor que nadie por un cineasta como Forman, que perdió a sus padres en el Holocausto y debió emigrar de su patria checa huyendo del régimen comunista (su film "The Fireman`s Ball", de 1967, fue prohibido durante 20 años).
La libertad de expresión no es una cuestión académica poara un director con semejante experiencia del mundo; pero Forman oculta diestramente su seriedad entre los pliegues de una ironía muy europea. Comedia y tragedia retozan juntas con sorprendente abandono, mientras Forman confronta los excesos chillones de una vida descontrolada.
¡Qué circo fue esa vida! Comenzó en las colinas de Kentucky; allí tenemos el primer vistazo del pequeño Larry, vendiéndole a un viejo borracho un licor destilado ilegalmente en un anticipo de su futuro fervor capitalista. Desembocó en la Suprema Corte de Justicia de los Estados Unidos, a la que fue a parar el caso Falwell vs. Flynt.
Los guionistas Scott Alexander y Larry Karaszewski -cuyo dominio de las personalidades raras y marginales quedó evidenciado en "Ed Wood", de Tim Burton- toman la historia en el punto en que Flynt dirige un turbio club de strip-tease de Cincinnati, cuyo "boletín" habrá de convertirse en la revista Hustler.
Flynt se percató instintivamente de que su revista era un antídoto a las pretensiones trepadoras de Playboy. Por eso, este es uno de esos raros films norteamericanos que toman nota de nuestra estructura clasista. En el club, conoce a la joven desnudista Althea Leisure (Courtney Love), una muchacha que lo iguala en libido y ambición y lo acompañará en los tramos fundamentales de su vida.
No nos sorprende que Forman haya descubierto el lado áspero y satírico de Larry Flynt; lo pasmoso es que haya desenmascarado su patetismo y algo que hasta podría considerarse su patriotismo.
Forman no fue el padre biológico del film (originalmente era un proyecto que iba a dirigir Oliver Stone), sino su padre adoptivo. Piensen en el Mozart infantil y vulgar de su "Amadeus" o en McMurphy, el paria de "Atrapado sin salida", y percibirán fácilmente la línea que conduce a Larry Flynt. Empero, el haber sufrido la censura en carne propia fue, con seguridad, lo que le ayudó a identificarse con su historia.
Forman no ensalza a este hombre intransigente y cáustico, pero si ha montado una presentación del caso que constituye un vehemente y persuasivo alegato en su defensa.
Una historia de amor
NUEVA YORK.- "Larry Flynt, el nombre del escándalo" es también, improbable y conmovedoramente, una historia de amor. A Larry y Althea no les interesa la monogamia -prefieren el intercambio de parejas- pero su compromiso recíproco no flaquea jamas, ni siquiera durante su posterior adicción a las drogas.
La actuación de Love, viuda del cantante rockero Kurt Cobain (líder del grupo Nirvana, que se suicidó pegándose un tiro), dejó estupefactos a los críticos. Divertida, desatada, con una vivacidad casi pavorosa frente a las cámaras, es la definición misma del actor nato.
Así como A1thea inspira a Larry (sus impulsos sexuales y empresariales parecen entrelazarse en él), se diría que la presencia mercurial de Love le arranca a Harrelson su actuación más vigorosa. Alternativamente encantador y odioso.astuto e irracional, su Flynt fascina, aterra y desarma al espectador.
La conversión del creador de la revista Hustler es, quizás, el pasaje más extraño y menos satisfactorio de la película. Es el único misterio en la vida de Flynt que los autores del film no pudieron penetrar.
En cambio, abordan estupendamente sus innumerables pleitos. Come le dice Flynt a su paciente y sufriente abogado (el excelente actor Edward Norton) cuando, a la larga, intenta abandonarlo: "¡Soy tu cliente soñado! Soy rico, soy el más divertido y siempre ando metido en líos".
A esta altura, también esta embotado por los analgésicos, confinado en su silla de ruedas (tras haber sido tiroteados, su abogado y él, frente a un tribunal de Georgia) y recluido en una mansión de Hollywood, rigurosamente custodiada y ostentosamente vulgar.
Allí, Althea y él se narcotizan hasta hundirse en un estupor para algunos desgarrador. En la fuerte recta final, las dos historias -privada y pública- se fusionan en forma llamativa: mientras su abogado hace una elocuente defensa de su cliente ante la Suprema Corte, el estragado antihbroe, que ha ganado y perdido casi todo lo que deseó en su vida, clasifica sus naufragios y sus triunfos.
Milos Forman, el inconformista
Entrevista exclusiva al director de "Larry Flynt, el nombre del escándalo"
LOS ANGELES.- Ha hecho sólo diez películas en treinta y dos años y, quizás por eso, desde que en 1975 se llevó con "Atrapado sin salida" los cinco Oscar más importantes en juego -mejor película, mejor director, mejor actor, mejor actriz y mejor guión-, el nombre de Milos Forman ha sido una verdadera garantía de calidad para cada uno de los proyectos que han merecido su atención.
"Básicamente el problema es que soy un poco haragán", argumenta Forman a modo de disculpa cuando se le pregunta por qué ha filmado tan poco, y luego agrega: "pero tampoco estoy dispuesto a pasarme dos años de mi vida haciendo algo si no me gusta con locura. Es así de simple... pero pero también debo aclarar que no fuí yo el que eligió esperar casi ocho años desde mi último largometraje, «Valmont»".
Recuerda de inmediato que duurante dos años trabajó en «Hell`s Kitchen», con Marisa Tomei y Dylan Walsh, una película que se desmoronó pocos días antes de que se iniciara la filmación.
"Teníamos al elenco reunido, las escenografías preparadas, el equipo técnico listo para empezar a rodar, y de repente todo se complicó y se suspendió la filmación. La cancelación de esa película costó ocho millones de dólares", explica.
Nacido hace 64 años en Cáslav, Checoslovaquia, el hijo de un profesor judío y su esposa protestante vió cómo los nazis se llevaban a sus padres a un campo de concentración del que nunca retornaron.
Criado por familiares, Forman ahogó su angustia en el estudio, graduándose en la famosa Academia de Música y Arte Dramático de Praga. Fue uno de los fundadores del grupo Lanterna Magika, uno de los primeros en el mundo en experimentar en multimedios, y empezó su largo romance con el cine escribiendo guiones.
Su debut cinematográfico, "Black Peter", ganó el Festival de Locarno y lo ayudó a ganarse la simpatía de los jerarcas checos en la Primavera de Praga. Así fue como concretó "Al fuego bomberos" y "Los amores de una rubia", dos filmes que lo consagraron frente a la crítica internacional antes de que los rusos entraran en Praga y enviaran a Forman a un exilio que se continuaría hasta el presente.
De Praga a Hollywood
En Hollywood debutó en 1971 con "Taking Off", y allí concretó algunas de las películas más importantes de los últimos años. A "Atrapado sin salida" se agregan "Amadeus", "Hair", "Ragtime" y "Valmont".
Forman ha vuelto a sacudir las estructuras hollywoodensen con "The people vs. Larry Flynt", una intrigante mirada a la libertad de expresión a través de la lucha de un editor de "soft porn" norteamericano para poder publicar sin censuras "Hustler", la revista que a la larga lo tranasformaría en uno de los hombres más ricos de los Estados Unidos.
Y aunque Courtney Love, la famosa rockera de hábitos no demasiado "sanctos" haya recibido una nominación a los Globos de Oro por esta película y se haya convertido en la verdadera atracción sorpresa del film, Forman no oculta que debió luchar muy duramente para poder darle a Love el papel de Althea, la esposa de Flynt: "si no hubiese sido por Oliver Stone, que produjo la película, yo hubiera terminado por marcharme del proyecto", confiesa Forman.
Y agrega: "el estudio no quería saber nada con Courtney, a pesar de que el contrato que yo había firmado se especificaba que ellos sólo podían discutir quién iba a ser de Larry Flynt. De repente el estudio no quería a Courtney Love, no quería a Edward Norton. Estaban en contra de todos los actores que yo había elegido para los papeles pequeños porque querían actores conocidos. Por suerte Stone intervino y me dio la razón a mí".
-¿Por qué no les gustaba la idea de contratar a Courtney Love? -No era alguien con un nombre conocido en la industria del cine.
-Pero más allá del cine, Courtney es una de las mujeres más conocidas en el mundo.
-No los culpo, porque cuando me encontré con Courtney yo tampoco sabía quién era... no la conocía... pero luego me enteré que era una figura sumamente respetada y reconocida. De la misma manera en que lo hice yo, los ejecutivos del estudio tendrían que haber sido más flexibles y enterarse primero quién era ella antes de abrir la boca... el problema con los grandes estudios es que nunca sabés quién es el que de verdad toma las decisiones. Siempre hay un contacto que es el que habla con vos, pero a la largo de tu relación con esta persona te vas dando cuenta que esa persona es solamente un mensajero y, lógicamente, así todo se complica...
-¿No pesan sus dos Oscar al mejor director para que le den la razón sin tener que llamar al productor? ¿A veces le dan ganas de odiar a Hollywood, aunque sea un poquito? -No, así es como funciona esta industria. Te cuento una anécdota al respecto. A un joven presidente de un gran estudio que acababa de llegar a esa posición le pidieron que se reuniera con Fred Zinnemann para que lo considerara como director de una de las películas que estaban proyectando. Cuando Zinnemann llega a la reunión, el joven presidente del estudio lo invita a sentarse y le pregunta: "pues, bien, señor Zinnemann, cuénteme cuál es su experiencia en el mundo del cine". Zinnemann, que para esos años ya estaba bastante mayor, lo miró antes con ternura que con indignación y le respondió: "usted primero, jovencito". Fue una respuesta brillante.-Después de haber hecho grandes películas como "Amadeus" o "Atrapado sin salida", ¿se siente obligado a no ser menos en cada proyecto que encara?
-No, en absoluto. Una de las primeras cosas que yo les dije a Woody, a Courtney y a todos los demás era que se imaginaran que estábamos haciendo una película casera, porque en cuanto alguien se pone en la actitud de que está haciendo "la gran película", el ambiente en el set se vuelve pesadísimo y toda posibilidad de magia desaparece. A la hora de filmar hay que olvidarse de lo que uno es y qué hizo en el pasado. Lo único que importa es tener frescura frente a la cámara.