Lali Espósito. "Sería muy aburrido si no me pusiera a prueba"
Actúa, canta, baila, produce su proyecto musical y contagia con su energía positiva y sacrificio
"Este metro setenta imponente", dice Lali y se revisa con una mirada que completa la que podría ser una escena de comedia. Es que la actriz, cantante, bailarina y ahora productora de 23 años, tiene al humor como aliado, como un recurso natural de esa chica de barrio dispuesta a compartir una buena charla después de 12 horas de trabajo. "Soy lo que soy, no tengo que dar excusas por ello", agrega, conocedora de que un buen chiste merece un gran remate.
Los días de Lali son extensos, empiezan a las 6, 6.30 o 7 de la mañana, "según la hora de las grabaciones de Esperanza mía", y después de las 6 de la tarde se cierra la jornada de la actriz y comienza la de la cantante. Los fines de semana pasea por el país su proyecto musical de la mano de su primer disco, A bailar, y el 4 de julio subirá al escenario del Gran Rex con la versión teatral de Esperanza... para una gran cantidad de funciones que responderán a la enorme demanda.
No es sencillo para Lali sentarse a conversar en un bar de Palermo. Al salir de la última locación del día, lo primero es esquivar a las fans que aguardan por ella. Subir al remís, dar varias vueltas y avisar a este cronista sobre la marcha cuál será el punto de encuentro. Al llegar, un primer piso lejano a los ventanales que dan a la calle se ofrece como sitio ideal. "Una Coca con hielo y limón", pide ella y a charlar.
-¿Cuánto tiene que ver con vos la música que hacés?
-¡Ciento por ciento!
-En A bailar hay algunas baladas, poco de pop latino y, lo más interesante, tu apuesta a un R&B local.
-Es lo que a mi más me interesaba, fui directo a lo más real que tenía para dar, musicalmente hablando. No soy Whitney Houston, pero me gusta esto, canto así.
-Debe ser fuerte llegar a una ciudad donde quizá nunca estuviste ni de vacaciones y encontrarte con que están todas las entradas vendidas y que hay chicas en el hotel haciendo guardia, esperando conocerte.
-Y cada vez con más cariño. Es algo que avasalla, pero bien, y es la música la que genera eso, porque el fanático musical no es el mismo que el de un ciclo televisivo, salvo esos fenómenos como los de Cris (Morena) que exceden la pantalla. La música es mi nombre, no el de un personaje, tiene que ver con algo genuino que yo quiero hacer. Y que despierte eso en la gente me sorprende como si fuera la primera vez en la vida que me piden una foto. Es que me cuesta darme cuenta, todavía me veo en el estudio haciendo el disco, me cuesta darme cuenta de lo que creció en un año. Es un proyecto angelado.
-Evidentemente había un espacio para ocupar y es el de un pop más próximo a Beyoncé.
-¡Total! Como público. Lo más complicado es que se trata de un tipo de propuesta que estamos más acostumbrados a escuchar en inglés. "Asesina" tiene un beat, una repetición hiphoperita popera que es muy yanqui y nos costaba encontrar las palabras justas en castellano.
-Lo estético conversa con lo musical y eso no debe ser casualidad. ¿No?
-No está a la par de la música, pero su nivel de trascendencia es muy importante. El tipo de show, el estilo de bailarines que tengo, que cada uno tiene un estilo determinado, responde a una intención estética y todo lo que sucede en el vivo guarda relación con una decisión conceptual. Para mí fue muy satisfactorio armar todo eso. Ahora lo disfruto y me entusiasma ver a otros artistas animarse a hacer su música, a actores que conozco que se presentan en bares, que se la juegan. A la hora de tomar una decisión en lo musical y en lo visual siempre pensé qué quisiera ver si pagara la entrada y estuviera sentada en una butaca. Olvidate si me quiero ver linda y más alta, de toda la parte egocéntrica. Trato de mirarlo integralmente.
-¿Cómo manejás la tensión entre la cantante y la bailarina?
-Con una bipolaridad envidiable. Son íntimas amigas y se necesitan para el proyecto, son una pareja gay, me complementan porque ni canto solamente ni bailo solamente. Todo el entrenamiento previo a empezar con los shows, con profe, me sirvió para manejar el aire. Fue arduo, pero copado. Es que tenía un susto... "¿Puedo hacer esto en vivo?", me preguntaba. Y me preparé a full. Hoy lo mantengo, lo llevo, siempre estoy con la profe cerca, con mi coreuta que me prepara para el show. También hay un jugador que entra todo el tiempo que es el cansancio, pero soy muy centrada para trabajar.
-¿Ya estás pensando en el segundo disco?
-Sí, ya estoy trabajando... en los cinco minutos que tengo libre. A veces, cuando salgo de grabar, y tengo dos o tres horitas antes de comer e irme a dormir, me voy para el estudio y me junto con mis músicos. También trabajo mucho en casa. El segundo disco aprieta más en todo, en el hip hop, en el dance; se define más. Va a ser un disco bien rítmico, bien para bailar, pero ese título ya lo usé.
-¿Cuando termine la tira te vas a concentrar sólo en lo musical?
-Hay ideas para seguir actuando, pero más puntuales y cortas, tipo una peli o miniseries. Porque el año que viene va a ser muy musical. Quiero aprovechar para presentar el disco en lugares a los que aún no pude ir y en otros países. Ir en persona, con este metro setenta imponente y, mientras, acá y en los países limítrofes empiezo a mostrar el segundo disco. Y la actuación siempre me va a acompañar. Me encanta, salí de ahí, no me veo dejándola, pero sí me doy cuenta de que la música lleva otros tiempos.
-Sos de una generación más desprejuiciada, que se desarrolló tanto en la actuación como en el baile y el canto.
-Acá hay cosas espectaculares, de hecho estamos, seguro, ¡en el top tres! del cine mundial. Eso sí, somos un cachín más cuadrados para aceptar que un artista de pronto quiere hacer otra cosa. Afuera vos ves a un actor que hace Los miserables en teatro y de pronto una película de acción pochoclera. El chabón puede cantar en el teatro y hacer otra cosa en cine y se agradece. Acá, o sos de la comedia musical o sos del teatro y bastardeás al de la tele. Yo quiero ser una artista completa. Siempre me voy a estar preparando para actuar mejor, cantar mejor y el día que necesite algo nuevo iré y tomaré clases. Yo arriba del escenario además de cantar actúo, no salgo con este body y de verdad me creo Jennifer Lopez; no voy al chino a comprar así vestida. Hago un personaje de artista pop, después vuelvo a la vida real. Eso es una interpretación también, tengo que entretener a alguien que paga una entrada y merece toda mi energía, mi fuerza y todo lo que tengo para dar. No entiendo al artista que no maneja el concepto de poliartista.
-¿Qué hacés para completar tu preparación? Discos, lecturas.
-Desde hace unos años estoy más buscándome a mí que a la artista. Leo psicología, soy fanática de Brian Weiss y todos sus libros me los comí en 30 segundos cada uno. Musicalmente estoy todo el día escuchando algo. Trato de alimentarme de todo lo nuevo que sale, lo mismo con los videos, veo mucho los shows que arman los brasileños, miro los escenarios. Aunque no sea mi estilo me sirve mucho estar al día.
-¿Vuelve a vos el recuerdo de tu primer casting, de cómo empezó todo?
-No es algo en lo que piense todos los días, pero está. Esto es un camino, no sé por qué le dicen carrera, ¿adónde vas corriendo, a quién le tenés que ganar? Prefiero la palabra camino. Y en este camino me pasa que no me detengo a ver cómo empecé, está instalado en mí. A la hora de entrar al piso, hacer una escena, hacerme amiga de una persona con la que nunca había laburado, siempre está en el medio esa persona que empezó un día en un casting. Hasta la gente que cambia y se vuelve pelotuda, que es mucha, resaben quiénes son. Es un esfuerzo doble no ser uno mismo, ¿no?, y yo no tengo que frenarme a recordarlo, me acompaña esa nena que fue un día a presentarse a un casting. Esa nena hoy se sorprende conmigo. Con Cris Morena (Casi ángeles) hacíamos 90 Gran Rex por temporada; todo era mucho, de golpe en Israel éramos los Beatles. Pero no perdí la capacidad de sorpresa: agoté las entradas en Córdoba y no me hice la superada.
-Después de ser un engranaje de la gran estructura que fueCasi ángelesy la banda, Teen Angels, te decidiste por autoproducir tu proyecto musical solista. ¿Por qué?
-Es que se trataba de buscar para dónde crecer. Con Gustavo Yankelevich, con Cris, estaba tocando un techo, por la edad que tenía para ese tipo de proyectos. No hay duda de que eso hizo que hoy estuviera haciendo una nota con vos, eso me formó, pero son ciclos de laburo. Y sería muy aburrido si no me pusiera a prueba. Ahora, desde mi humilde lugar de producción, me doy cuenta de que no todo era tan fácil. Y eso que llegaba al Rex muy temprano, era bastante freak. Tenía 12 años y le pedía a mi viejo que me llevara antes, me sentaba en la platea, atrás de Cris y veía cómo armaban todo. Si hubiera ido directo al ensayo me hubiera parecido normal ver un dragón colgado, pero no, eso ahí lo puso alguien. Está el riesgo de volverte un ignorante de tu propia profesión si no te involucrás.
-Encarar la producción de tu proyecto musical, ¿es una manera de renovar sueños, de no decir llegué a los 23 años?
-Por supuesto, y es un deseo que tenía. No me imaginaba que a los 23 iba a poner plata en algo mío, pero está buenísimo. Es el ahorro de mi vida y hoy tengo la suerte de que se sumó Sony. Lo genial es que la decisión de qué quiero hacer y quién quiero ser es mía.
Doble vida: de Lali a Esperanza
Así como en las bateas conviven la edición de lujo de A bailar (un doble CD+DVD) con la banda de sonido de Esperanza mía, en los escenarios también coexisten los dos proyectos artísticos en los que está involucrada Mariana Espósito. Esta noche y mañana, en el Teatro Provincial de Salta, Lali le dará el cierre a una etapa del A Bailar Tour Despedida. Desde el 4 de julio se concentrará en el teatro Ópera Allianz, en la temporada teatral de la tira que comparte con Mariano Martínez, Gabriela Toscano, Ana María Picchio, Carola Reyna, Federico D'Elía, Rita Cortese, Ángela Torres, Tomás Fonzi y Natalie Pérez, entre otros.
Por ahora son 16 las funciones confirmadas, pero en la medida en que se agoten las entradas irán sumándose más fechas y horarios. Las primeras dos están completamente vendidas y hay pocas localidades para el segundo fin de semana. Se consiguen en www.ticketek.com.ar, en la boletería del Ópera Allianz y en los puntos de venta habituales. El precio de las entradas va de los 200 a los 500 pesos, más el cargo por servicio, que oscila entre los 20 y 50 pesos.
Entre dos públicos
Para Lali, Esperanza mía la acercó a un público infantil que no es el de su proyecto musical. "El programa es familiar y hay un público que no me seguía a mí que es el de los más chicos. A mis shows no vienen nenitas, es de preadolescentes para arriba y en la calle me paran y me dicen «hola Esperanza» pibitas de 3 o 4 años. Siempre me acompañó un público de mi edad o más grande, salvo en Floricienta, pero ahí yo no era protagonista como en Casi ángeles. Y ahora tengo un público de nenas, me divierte verles las caritas en la calle. El tema es que ahí me ven vestida medio de prostituta, que es como ando yo por la vida, y me miran con cara rara."
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