Lago y Gióvine: socios en el trabajo y el hogar
El escenario los enamora al igual que la propia vida
MAR DEL PLATA.- Hace poco más de 43 años, Héctor Gióvine armó un espectáculo, Mezcla rara de fulano y alguien más, y partió rumbo a Bariloche con sus compañeros de elenco: Virginia Lago, Walter Santa Ana y Rubén Rodríguez Poncetta. Los cuatro cargaron sus bolsos y la escenografía en el Fiat 600 de la actriz, quien alternaba el volante con Santa Ana. Rutas de ripio, mate y chistes. Los cuatro viajeros se hicieron muy amigos en aquella odisea que incluyó el estallido del parabrisas en una noche fría. Esa fue la primera vez que Virginia y Héctor compartieron el escenario y donde se harían amigos. Luego él le escribiría poemas y nacería un vínculo que perdura -con dos hijos y una nieta en su haber- como una de las parejas más queridas del ambiente artístico. Hoy regresan al teatro, juntos como en la vida, dirigidos por Manuel González Gil, en Cuando florece el corazón .
Anne Bancroft y Dustin Hoffman, Monica Vitti y Nino Manfredi, Amparo Rivelles y Alberto Closas, Rosa Rosen y Carlos Muñoz. Estas parejas interpretaron los personajes de Lidia y el Dr. Nichols, en la obra de Alexei Arbuzov, un autor muchas veces comparado con Anton Chejov ("los dos autores quieren mucho a sus personajes, tienen una gran piedad hacia ellos", dice el actor). Cuando florece el corazón es el encuentro de dos soledades, de una excéntrica mujer poco afecta a las reglas con un disciplinado hombre de la ciencia.
El departamento del matrimonio ("nunca nos casamos, pero somos un matrimonio") tiene menos flores que el famoso living de la TV donde Virginia se sienta frente a las cámaras durante las tardes, en el programa más visto de la TV, Historias del corazón (ver recuadro). Éste es auténtico y tiene más calor de hogar. La bandeja ya está preparada con café y Héctor es el encargado de bajar a abrir la puerta.
Termina la función y... ¿continúan hablando de la obra en casa?
Virginia Lago: –Sí, siempre. Y entusiasmados todas las noches. Hablamos mucho más durante los ensayos, cuando estamos buscando cosas para los personajes, pero ahora que estrenamos, también lo seguimos haciendo.
Generalmente, son los productores quienes ofrecen a las parejas trabajar juntos, en este caso fue inverso.
Héctor Gióvine: Nos gustaba mucho el texto. Fue Vicky quien contactó al productor, a Javier Faroni, y al director, Manuel, con quien ella ha trabajado tanto. En cambio, ésta es para mí la primera vez con él. Nos gusta mucho trabajar juntos.
¿Cómo es para ustedes, que son directores, ser dirigidos por otro?
Héctor Gióvine: ?Parto de la base de que me tengo que entregar al director y de que la última palabra siempre la tiene él. Pero no soy alguien que esté ahí parado sin decir nada. Como director y actor que soy está bueno a veces poder dedicarte enteramente a pensar un personaje, dejarte que otro te dirija y que sea él quien esté pendiente de las luces, la música.
La presencia del actor en los escenarios es intermitente. Si no actúa, dirige, y viceversa. La última producción que montó fue Don Arturo Illia, de Eduardo Rovner, con Luis Brandoni, y como intérprete integró El jardín de los cerezos, con Rita Terranova, dirigido por Nicolás Pérez Costa. Virginia se prepara para presentar en el Regio Romeo y Julieta, de William Shakespeare, en versión de Pablo Neruda, donde dirigirá a su hija Mariana Gióvine, Michel Noher, Rita Terranova, Roxana Berco, Alejo Ortiz, Francisco González Gil, Juan Pablo Galimberti y Juan Grandinetti. Y además tiene planes para encarnar en 2015, en una sala oficial, a Alicia Moreau de Justo en un texto de Eduardo Rovner.
Populares y queridos
Héctor estudió en el Conservatorio y desde el primer día que ingresó hasta que se recibió integró una banda apodada –no por ellos, sino por los demás– "los homogéneos": Susana Rinaldi, María Cristina Laurenz, Alfonso De Grazia y Alberto Busaid. Virginia no paró de hacer teatro desde su debut en 1963, con Pigmalión, y participó de éxitos inmortales de la TV como La familia Falcón, Más allá del horizonte o El amor tiene cara de mujer. Héctor y Virginia no llevan la cuenta de las veces que trabajaron juntos, pero recuerdan una tarea conjunta con especial cariño, la compañía que integraron en los setenta, el grupo Teatro Popular de la Ciudad.
Algunas parejas de actores eligen no trabajar juntos, ustedes sí. ¿Por qué?
Héctor Gióvine: ¿Cómo no voy a querer? Ella es muy sensible, muy entregada a su personaje desde las entrañas, y no desde lo superficial. Hay un trabajo de ella, Vivir en vos, unipersonal sobre la vida y obra de María Elena Walsh [amiga en la vida real de Virginia] que me emociona cada vez que la veo.
Virginia Lago: –Ahora dejá que yo te piropee un poco… Héctor es muy inteligente y muy culto. Yo recuerdo cuando interpretó a Vania en 1975. Tenemos estilos muy distintos. Él es muy riguroso, yo soy más desordenada. No puedo imaginar mi vida y una carrera sin alguien que entienda mi trabajo, y Héctor no sólo lo comprende, sino que además es a quien más consulto.
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