En el último fotograma de Nace una estrella, en su versión 2018, la cámara toma un primer plano sobre fondo oscuro de la mujer apenas maquillada, peinada con un sobrio rodete. Un segundo antes del fundido a negro y los títulos, la mirada de la actriz se sale de la ficción. Lady Gaga nos hace partícipes, cómplices, de la consumación de la última en su larga cadena de mutaciones: una diva de Hollywood que la Academia podría terminar de consagrar si se impusiera en su nominación como mejor actriz en la próxima entrega de los Oscar . Los rasgos de Gaga no son para nada clásicos –en el sentido de la belleza idealizada por el cine del siglo XX– y en ese fotograma, este maleable ícono pop juega una interpretación ambigua: ¿se adapta o usurpa un lugar en el mundo del espectáculo?
Lady Gaga, primera actriz dramática, es el camuflaje final de esta mannequin extrema que, en el futuro, podría acaso recordarse como la última en una línea de artistas pop capaces de hacer visual la música. Mucho más osada en la imagen que en el sonido, con su maníaco zapping de looks hasta llegar a este glamour Hollywood, Gaga representó en estos años el paradigma de la inestabilidad. Una estrella a la medida de una forma de vida que exige la reinvención permanente para la supervivencia.
"Mi mamá me dijo cuando era chica/que todos nacemos superestrellas/rizó mi pelo y me pintó los labios frente al espejo de su boudoir", la escuchamos estentórea en "Born This Way" (2011), una especie de manifiesto donde defiende su derecho a ser una estrella fea. Como antes Deborah Harry (Blondie) y Madonna ella también estableció una referencia en Marilyn. Pero no Monroe sino Manson: menos el sueño americano que sus pesadillas.
Gaga, nacida en 1986 como Stefani Joanne Angeline Germanotta en una familia ítaloamericana católica, vampirizó el elemento monstruoso de las drag queen para crear a "Mother Monster", una criatura alienígena protectora de todos los chicos y chicas "monster", como nombraba a su público, buscando fidelizar un perfil de fan freak que continuara su estética debajo del escenario, como había pasado con Bowie y los punks en los 70. Cuando canta "Soy bella a mi manera porque Dios no comete errores/Estoy en la senda correcta, nací así/No te escondas con culpa, solo ámate a tí mismo", Gaga les habla a todos los que se sienten fuera de caja, anormales.
"Podría ser una de esas chicas gay", dice Ally, su personaje en la película, después de ponerse en piel de Piaf para cantar "La vie en rose" en un bar de drag: su militancia por la diversidad sexual amplificada en todas las direcciones posibles. Los guiños a su carrera son recurrentes como cuando le explica a Jack ( Bradley Cooper ) que el negocio discográfico se trata de unos señores que "se encierran en una oficina y cuando salen te dicen: «Sonás bien pero te ves mal. Con esa nariz no irás a ningún lado»". Solo que Gaga, a diferencia de Ally, decidió hacerse ver como fuera, convirtiéndose en una Cher esperpéntica que podía aparecer en una premiación vestida con un traje de carne, lanzando fuego desde sus pechos convertidos en metralletas o maquillada como una obra cubista: el retrato de Dora Maar de Pablo Picasso puesto a andar, cantar y bailar. A falta de fotogenia, a Gaga le sobró videogenia y reconvirtió el videoclip para la era de You Tube y Vimeo, con cortometrajes de siete u ocho minutos que la pusieron en la frontera de la promoción y el video arte.
Así, su videografía resulta más sorprendente que su discografía. La superproducción "Judas" (2011) tiene pasos de ópera pop y "Applause" (2013) es una pieza de danza y performance fascinante, mucho más interesante cuando se la ve que cuando se escucha el audio electro pop. Los cambios de vestuario y maquillaje sobre ese cuerpo flaco son tantos que en un solo video de Gaga entran completas las mutaciones de David Bowie y Madonna juntas. En "Alejandro" (2009) se permite ser el Bowie de "Ashes to Ashes", la Madonna de "Like a Virgin" y "Erotica" y ¡hasta la Raffaela Carrá de "Fiesta"! Todo en una atmósfera de homoerotismo noir que coquetea con la estética fascista.
La clave de su proyecto hay que encontrarla en el video de "Poker Face" (2008) donde en una de las secuencias se le ven unos anteojos sobre los que titila la frase "Pop Culture". Gaga es un producto de ese cruce entre arte y entretenimiento, que pone su voz e imagen como vehículo de la moda, los medios y la celebridad. Todo está muy claro desde que llama a su debut en 2008 para Interscope (sello donde ya trabajaba como compositora para otros artistas) The Fame –cuando apenas se la conocía– y que la mejor canción de ese álbum fuera "Paparazzi" ("Soy tu mayor fan, voy a seguirte hasta que me ames/Paparazzi"). Una metáfora del amor obsesivo en términos del star system. La lista de agradecimientos en "The Fame" resultaba por demás concluyente: Bowie (la veíamos maquillada con el rayo de Aladdin Sane), Madonna (la referencia más inmediata de su sonido dance pop), Prince y, significativamente, Andy Warhol, el teórico en acción de la fama y la cultura popular norteamericana. De hecho, siguiendo el concepto de The Factory, el bunker de Warhol en los 60, Gaga armó un equipo creativo a su alrededor con el nombre de Haus of Gaga.
Andy Warhol murió un año después que ella naciera pero llegó a tiempo para que Jeff Koons, el artista cortesano de la posmodernidad, la convirtiera en una de sus esculturas para el arte de tapa de Art Pop (2013). La ambición de Gaga parecía entonces no tener techo. El collage de Koons la puso a jugar directamente con la historia del arte, mezclando su retrato en tres dimensiones con fragmentos de la Venus de Botticcelli, iconografía que el fotógrafo Mario Testino utilizó con mayor sutileza para Madonna en el retrato de Ray of Light (1998). En ese mismo lanzamiento, el video de "G.U.Y" la mostraba en una escenografía renacentista. Tanto coqueteo con la cultura clásica finalmente empujó la deconstrucción retro de Gaga: de ícono extravagante a una simple cantante, su registro de contralto bien adelante.
Y Lady Gaga se salió de sus ensoñaciones de muñeca futurista para reconvertirse en una lady crooner, aliada al eterno Tony Bennett . Del dance pop y los remixes de productores y djs del under electrónico pasó a dar un paseo por el songbook norteamericano poniéndole el cuerpo a standards de jazz en el álbum "Cheek to Cheek" (2014). Así, los Oscar de febrero de 2015 la tuvieron como invitada para hacer un popurrí de La novicia rebelde, un clásico del cine musical. Hay que detenerse en ese show. Scarlett Johansson la presenta como "la única: Lady Gaga" ¿La única? ¿O la última entre las innumerables Gaga?
Con el pelo suelto y un largo vestido blanco de tul, Gaga es respetuosa del original y lleva su voz al registro más exigido que le hubiéramos escuchado. Apenas unos tatuajes en sus brazos dan cuenta de su pertenencia original y pareciera no quedar nada allí de la provocación escénica de The Fame Ball Tour con la que en casi un año y medio había alcanzado el récord de taquilla para una gira debut: 227 millones de dólares. Vemos a una inmaculada Blancanieves donde antes había una Cruella de látex negro.
Cuando cierra su número, Gaga recibe a la dueña de la marca, a quien presenta como "la incomparable Julie Andrews". Sale del escenario montada en otra tradición americana y termina en 2019 con Enigma y Jazz & Piano, dos residencias para todo el año en Las Vegas: está claro que con tickets de hasta 1825 dólares, su target ya no son solamente los "monsters". ¡Las Vegas, tan rápido, ya convertida en una estrella senior! A los 32 años, pareciera haber quemado todas las etapas.
Basada en Hollywood al desnudo (1932) de George Cukor, Nace una estrella, con sus cuatro versiones filmadas entre 1937 y 2018, es una verdadera fábula sobre la vida en el show business. Después de pasar por el rol de la cantante de jazz, recibir la bendición de Julie Andrews ante una audiencia de estrellas de cine y revisitar el mito del cowboy en el álbumJoanne (2016), a Lady Gaga le faltaba Hollywood. Le faltaba este protagónico (pasó como extra por Los Soprano y Hombres de Negro 3; tuvo un papel destacado en Machete Kills y otro en la serie antológica American Horror Story: Hotel, por el que ganó el Globo de Oro) que es además un arquetipo de la vida en el espectáculo.
Para que la veamos absolutamente despojada de todas sus máscaras, lo más parecida a Germannotta posible, Lady Gaga tuvo que interpretar el personaje de Ally, que antes fue Esther (Janet Gaynor), Vicki (Judy Garland) y de nuevo Esther (Barbra Streisand). Es curioso: cuanto más se parece a ella como persona, menos la reconocemos como personaje ¿Cuál es, al fin de cuentas, la verdadera cara de Gaga?
En una escena fundamental de Nace una estrella, Jack lleva a Ally a un balcón para que contemple la vista. Lo que tienen enfrente es un enorme cartel publicitario con la cara de ella en tamaño gigante y la leyenda "Ally". Ha nacido efectivamente una estrella. Pero no es tanto el personaje que interpreta "Shallow" (favorita para llevarse el Oscar como mejor canción original, uno de los dos premios a los que fue nominada; el otro, mejor actriz, es más improbable que sea suyo la noche del 24 de febrero próximo) sino la actriz que nadie esperaba. En efecto, una vez más, es mejor lo que se ve que lo que se escucha. La composición de la tenaz Ally está por encima del soundtrack que resulta demasiado convencional para ella. Ahora queda por ver si la recién nacida estrella de cine podrá ir más allá de papeles autorreferenciales, que no tengan a la música como trasfondo.
Vuelve esa mirada en suspenso sobre el final de la película. A lo largo de dos horas hemos visto como Ally se ha transformado de una chica trabajadora en una popstar pero la que mira fijo a la platea en ese encuadre final es Gaga, consciente de haber entrado en la historia del cine. Como si bajo las palabras de la balada "I’ll Never Love Again" volvieran los versos de la hiperkinética de "The Fame": "Puedo verme a mí misma en las películas, con mi cara en las luces de la ciudad". Lady Gaga: Pura fama.
Nace una estrella es la película con más nominaciones para los premios que entregará esta noche el sindicato de actores (SAG, por sus siglas en inglés), una importante parada en la carrera hacia el Oscar. Lady Gaga, Bradley Cooper y Sam Elliott están nominados en sus respectivas categorías de actriz, actor y actor de reparto, así como para el premio central, mejor elenco. Los actores son la rama más numerosa de la Academia de Artes y Ciencias Cinematográficas, por lo que un triunfo automáticamente mejora las posibilidades de acercarse a la estatuilla. TNT transmitirá en vivo la ceremonia conducida por Megan Mullally (Will &Grace), con doblaje al castellano desde las 21, mientras que TNT Series hará otro tanto en idioma original, sin subtítulos.
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