La vuelta de Petróleo con un macho alfa con panza de siete meses
Hoy vuelve la obra Petróleo, esa creación que no para de expandirse. En esta propuesta del grupo Piel de Lava Elisa Carricajo, Valeria Correa, Pilar Gamboa y Laura Paredes hacen de hombres que realizan trabajos bien de machos en esta inteligente, inquietante y divertida reflexión sobre los estereotipos de género. Pilar, o "Pili", Gamboa hace de El Carli. El fulano es un tipo tan duro como entrañable. Tiene algo del macho alfa entre esa banda de obreros del petróleo que trabajan en el paisaje inhóspito de la Patagonia. Ahora bien, Pilar (¿y el Carli?) está embaraza de 7 meses. Por ese motivo esa afirmación de que son las 8 últimas funciones no es marketing: es panza que crece. "Si no la viste vení que después el quetejedi de la foto, El Carli, se va a parir", dice la misma Pilar en las redes en plan arenga, agite. En plan honestidad brutal la talentosa actriz confiesa en un bar de Villa Crespo que en noviembre, cuando hicieron la anterior temporada de esta obra que es un verdadero fenómeno de audiencias, ella se conectaba con su panza imaginando que adentro tenía una nena. Pero, dato no menor, como El Carli imaginaba un varoncito bien varoncito. Bien, los hechos indican que ganó El Carli: será varón y eso de la sensibilidad de madre habrá que revisarla. Todo muy trans.
Petróleo forma parte de ese atractivo ciclo "Verano OFF en el Met" en el cual, hasta marzo, se vienen presentando inobjetables espectáculos de la escena alternativa (La pilarcita, La sabia, Coreomanía y siguen los nombres) a precios cuidados. En este tránsito lo que estaba en otro otro lado ahora está en otro a la búsqueda de otros públicos. En este escena en movimiento cuando las integrantes de la banda de teatro de Piel de Lava decidieron hacer de varones fue como un juego. Aquellos primeros pasos fueron como siempre, trabajando esa horizontalidad creativa que ellas reconocen como unos de los ADN del feminismo. Con el paso del tiempo ese juego sin muchos sentidos iniciales fue adquiriendo capas, sentidos, resonancias, reflexiones. Decidieron hacer de hombres en un mundo de trabajo, el del petróleo, de machos curtidos. "En cinco pasos volvete un varón", se proponían. Y así fueron apareciendo barbas, pelucas, tonos de voz, gestualidades hasta no parar de draggearse en un obra que se convirtió en un éxito arrasador que ya fue visto por más de 50 mil espectadores (increíble, pero real).
En esto de las mutaciones ahora resulta que El Carli tiene panza. "Como tantos hombres embarazados de vino tinto o birra", ironiza Pilar Gamboa. Si bien hace dos temporadas que le vienen dando duro al pozo de Petróleo en la intimidad de su casa en estos días previos a la reposición vuelve a pasar el texto. "Siempre lo hago. Es un momento de mucha soledad que, si te mirás de afuera, de ahí a la locura hay un segundo. Pero necesito hacerlo porque no canchereo con la actuación, soy muy insegura. Y soy cabulera, tipo que si no pasé el texto completo me da cosa. También es cierto que la composición de El Carli tiene algo de la vieja escuela, de esa cosa de lo que uno cree que es el Actors Studio. Es mucho más que ponerse la barba y salir al escenario", dice quien de chiquita iba corriendo al espejo a ver cómo lloraba.
–En Petróleo parten del estereotipo de lo masculino para descontuirlo. En ese universo El Carli es algo así como el macho alfa de la banda. Pero, cosas que pasan, estás embarazada. ¿El Carli también?
–Cuando el hoy salga a la cancha veremos qué pasa, a mí también me da intriga. Es todo muy raro. O sea: nunca había estado embarazada. Actué con gripe, con fiebre, deprimida mal; pero nunca esto y esto [dice mientras se toca la panza] es un estado colonizador el cuerpo. Estoy de 7 meses, ya se mueve, lo siento. Ya hice Petróleo embarazada en esos tres meses que no sé por qué no hay que decirle nada a nadie. Y fue muy loco. Como Pilar pensaba que lo que lleva adentro era una nena, pero cuando era El Carli las veces que conectaba con la panza pensaba que era chabón, ¡es de lo locos! [se rié asombrada de sí misma]. Ya sabemos que es un varón, y ya leímos (me leo todos los manuales de embarazo) que ya escucha. Y yo me pregunto: ¿escuchará a El Carli? Yo fantaseo con darle la teta como El Carli a ver qué le pasa. Tiene una madre actriz, que se la banque. Todo esto me parece un experimento de otra galaxia, de una galaxia trans, de algo del orden del futuro. Y si bien El Carli es ese macho alfa que vos decís un tanto recalcitrante es, a la vez, un tipo que uno puede amar.
–Porque ustedes, en una de las tantas riquezas de la propuesta, decidieron presentarlo de esa manera. Se sienta con las piernas abiertas o se acomoda mil veces lo que decide acomodarse y toda esa sobreactuación crítica de la masculinidad predispone a una mirada tierna sobre su modo de ser varón.
–Es así, me gusta que haya quedado así. Ahora, a diferencia de cuando hicimos las funciones en noviembre, a la panza ya no la puedo ocultar. A lo sumo El Carli ahora es un gordo. ¡El otro día en una reunión vi un montó de chabones de patas flacas y embarazados de birra o vino tinto de ocho meses! Chabones que muestran la panza y se la tocan como si fuera un trofeo. Bien, como hace ahora El Carli. Y al final de Petróleo en que todo se descascara que se vea la barba, los tacos y la panza de embarazada me parece atractivo.
–¿Charlaron entre ustedes qué hacer en ese final?
–No, nos damos cuenta en la cancha. La consigna es dejar que eso hable por sí mismo. O sea, queremos hacer Petróleo como siempre y ver cómo crece todo esto en nosotras. En noviembre ya me pasaba algo en el cuerpo. Ahora tengo menos aires y en la escena del pogo me tengo que cuidar un poco. .
El otro tránsito.
De los espectáculos que se presentan en el ciclo "Verano OFF en el Met"Petróleo, que va los miércoles y domingos, es la obra que tiene millaje de las once seleccionadas: se estrenó hace dos años en la sala Sarmiento y al año siguiente pasó a la Casacuberta del Teatro San Martín. De ahí, al Metropolitan Sura. Primero, los martes. Luego, viernes, sábado y domingo en horario central de la escena comercial. "Es interesante el cruce, el tránsito –reconoce la premiada actriz–. Es interesante ver a señoras de tapado en la platea y que, en el medio de ese olor a perfume de freeshop, estén estudiantes de actuación. Se arma un cruce de lenguaje que es interesante transitar siempre. Todo me da aventura y cero prejuicio. Y me parece alucinante que el teatro comercial se de cuenta que esa fórmula de traer cosas que anuncian como «probadas en Madrid» no existe. No hay fórmulas, hay espectáculos. Otra cosa que me gusta de actuar en una teatro comercial es el ambiente festivo, más participativo. La gente se ríe, dice cosas, aplaude".
–Varias veces me tocó cubrir temporada en Mar del Plata y en algunas obras con actores conocidos me topé con aplausos de bienvenidas a esos protagonistas que eran más fuertes que el aplauso final. El clima festivo era evidente desde antes que se levante el telón.
–Eso es fascinante. A nosotros eso de que nos aplaudan cuando pisamos el escenario no nos pasa porque no nos conoce nadie, pero sí durante la obra se escuchan comentarios más de la cancha que no escuchábamos en el Sarmiento. El problema es no trabajar para esa risa, que Petróleo no se convierta en una comedia de puertas porque no lo es. No hacemos muchas pausas para la risa porque entendemos que lo que sigue es lo importante. Sino estaríamos haciendo La terquedad, que duraba más de tres horas. No hay que dejarse llevar por el festejo.
–El tránsito de obras del indie al circuito comercial a veces a habilitado la llegada a nuevos públicos. ¿Pero si estas obras vuelven al circuito independiente esa nueva audiencia iría a salas del Abasto o Villa Crespo?
–Es una duda. También me pregunto si estas obras mueren en el comercial como en una especie de fin de ciclo. Más allá de eso lo que entiendo que tiene que hacer el circuito comercial es poner guita para producir obras del indie y que no sean sólo productor de paredes.
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