La última entrevista de Gustavo Cerati a LA NACION
Fue en 2009 en Santiago de Chile, el músico estaba por presentar su disco Fuerza natural en Buenos Aires días después
SANTIAGO, Chile.- Tiempo de campañas en Santiago. La ciudad está empapelada con caras sonrientes, firmes y circunspectas que se anticipan a las próximas elecciones para diputados y, sobre todo, a la contienda presidencial de 2010. Juventud, seguridad, viejos conocidos y otros por conocer son los tópicos recurrentes. Gorras, pins y volantes se regalan en las calles céntricas. Pero no todo es política en una ciudad ordenada, inquieta y amigable. Los que acaban de egresar de la escuela secundaria pugnan por ingresar en la Universidad y el escollo es el temido PSU, un test que, desde hace unos años, sube el nivel de estrés de los futuros universitarios a picos cordilleranos. Desde un hotel en el pituco barrio de Las Condes ("allí están todas las ganancias del cobre", comentará un taxista), Gustavo Cerati mata el tiempo y la ansiedad. Una amigdalitis purulenta le elevó la temperatura a 39°, lo llevó a la cama y lo obligó a postergar por dos días su show, el quinto de la gira de Fuerza natural .
"Es la primera vez que suspendo un concierto en mi vida", cuenta Cerati, después de convidar unos caramelos para la garganta. "Es lo único que te puedo ofrecer -dice sonriente, por aquello de «al mal tiempo, buena cara»-. Fue una casualidad; además, yo tengo cierta propensión a agarrarme anginas."
-¿Cuáles fueron las fuerzas naturales que te llevaron a hacer este disco?
-Siempre vi a Soda Stereo como un paréntesis de lo que venía haciendo; yo sabía que iba a seguir adelante con lo mío. En septiembre de 2008 empecé a componer las nuevas canciones y el concepto cerró rápido. Estuve solo bastante tiempo en una casa que tengo en el campo, en Uruguay, y también con mis hijos; de ahí la colaboración en algunas letras de Benito. Además, tenía ganas de hacer algo acústico, de llegar a un sonido más intimista. Y con esa premisa fueron surgiendo las canciones, aunque, la verdad, la mayoría las compuse en la computadora y después fueron interpretadas con los instrumentos que me parecieron convenientes. No siempre trabajo así, pero en los últimos tiempos desarrollé un método en eso. A lo que voy es a que, agarre lo que agarre, me doy cuenta de que las armonías, las mezclas, el tipo de camino que uno toma están en la mente, en el corazón, y el resto son todos instrumentos, aunque sea una computadora. Pero muchos de los caminos que tomé después resultaron similares a lo que podía haber hecho con una guitarra. La idea estuvo clara desde el principio y la selección de temas terminó de definir el concepto del álbum. Hice un montón de canciones y quedaron 13.
-¿Siempre trabajás con muchas canciones, o el hecho de volver a la vida del solista alimentó la composición?
-Puede ser que como solista sea un poco más prolífico en cuanto a la calidad. Tampoco nos olvidemos de que antes, con el grupo, en la época de los álbumes, uno no podía meter más de 8 o 9 temas porque el vinilo tenía esa capacidad; si no, tenías que saltar a un doble vinilo. Y después de tres años de no sacar un disco [ Ahí vamos es de 2006], se van acumulando las ganas.
-¿Y las canciones? Retomás en Fuerza natural la veta folklórica, un componente que traés de la infancia, ¿no?
-Antes de formar Soda Stereo, tuve un grupo de música de fusión. Yo era el guitarrista; ni siquiera era el compositor, y si bien disfrutaba de ser el guitarrista de una banda que mezclaba el jazz, el rock y el folklore, me resultaba muy forzado pensar en "la fórmula de". Para mí, eso es como una prisión y las cosas que me salen me salen naturalmente. No vas a encontrar más de un tema que tenga reminiscencias folklóricas. En Bocanada puede ser "Raíz"; antes "... El temblor" y "Sulky" en su momento. ¿Ves? "Sulky" fue hecho con computadoras. Es un mosaico que terminó siendo una cosa folklórica, sobre todo porque después participó Domingo Cura. Mercedes Sosa eligió "Zona de promesas" para hacerla conmigo. En la versión original, no se percibe tanto el sentido folklórico que tiene, pero cuando la toma ella y la revé desde un lugar folklórico, recordé que la primera sensación de la canción era folklórica.
-En este disco se te nota más relajado, con menos interés en la vanguardia, más allá de que hay varios temas muy poco "ceratis".
-Y hay otros que son muy. Todos los discos uno los quiere hacer pero algunos son más necesarios que otros. Ahí vamos era uno necesario, porque yo necesitaba hacer un disco potente. También había una especie de modorra en mi música, no como yo la veía, pero sí como empezaba a leerse si hubiera seguido insistiendo sobre los mid-tempo. Es un disco de guitar-hero; sin embargo, Fuerza natural tiene diez mil veces más guitarras que el otro; más complejas, con un montón de entrelazados de acústicas. ¡Divertidísimo de hacer! Una especie de juguetería musical fantástica, pero lo hice sin necesidad de tener que romper con algo. Lo único que tenía detrás del disco era lo de Soda Stereo. En un punto era como resetear; era como la etapa de Bocanada [su primer disco después de Soda], pero no, no me estaba separando: pasé a otro estado y luego volví a ser solista.
DE PUÑO, LETRA Y SANGRE
Para la gira de Fuerza natural, Cerati incorporó otro guitarrista a su banda, el ex miembro de Suárez Gonzalo Córdoba. También incorporó nuevas plumas, como su hijo Benito y Adrián Paoletti, quienes compartieron con él la escritura de varias letras. En cuanto a Richard Coleman, su máximo aliado arriba y abajo del escenario, actuó como un "research letrístico", tal como lo describió el ex miembro de Soda Stereo. "Para mí fue interesante cambiar un poco el enfoque, porque Ahí vamos es un disco que no puede escapar de una situación de pareja; está todo el tiempo en planteos y parece ser que eso me tenía dominado. Acá no; acá logro hablar de otras cosas. Adrián [Paoletti] me mostró un montón de letras y quedaron algunas que surgieron de su pluma y otras que escribí yo, pero a las que le sumé imágenes suyas. La mayoría de las letras las termino de escribir yo porque tengo una métrica y una cosa en la cabeza... La música es lo que me inspira a escribir las letras, y lo primero que hago con las músicas es cantarlas, y en ellas están las palabras. Me gusta que las vocales vayan por el mismo lugar y cosas que solamente yo sé. Bueno... y mi hijo, que tiene la misma capacidad. No sé si lo recibió genéticamente o fue por ósmosis. El también escribió un montón."
-¿Se pusieron a escribir juntos?
-No. Le dije: "Mirá: hay tres o cuatro temas de los que todavía tengo sólo esto escrito; tomá y fijate qué se te ocurre". Se fue a su cuarto y a las cinco horas apareció con un montón de cosas buenísimas que me parecieron muy aplicables. El escribe mucho y tiene una inclinación a la pluma mucho mayor que la que yo tenía a su edad. Esa facilidad me dio algunas imágenes fantásticas, en un tema como "Desastre" y musicales totalmente enraizadas con la melodía. .
Por Sebastián Espósito / Enviado especial
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