La TV, un territorio femenino
La pantalla chica ofrece cada vez más propuestas protagonizadas por mujeres poderosas y tan distintas como en la vida real, con las cuestiones de género como centro de la escena; una apertura que todavía no ha llegado a Hollywood
Un efecto secundario y que a nadie se le ocurrió anticipar de la expansión de la oferta de contenidos de ficción televisivos es el crecimiento en cantidad y variedad de los personajes femeninos al frente de series que suelen ser tan diferentes entre sí como una mujer de la otra.
Bajo la apariencia de piezas de género, muchos ciclos presentan grandes protagonistas repletas de cualidades y defectos que transitan sus mundos desnudando los conflictos a los que todas se enfrentan diariamente. El ejemplo más nuevo de esta tendencia llega mañana a la pantalla de HBO. Se trata de Big Little Lies, una miniserie protagonizada por Reese Whiterspoon y Nicole Kidman que además fueron las productoras y principales responsables de que la ficción llegara a realizarse. Adaptada de una novela de la australiana Liane Moriarty, la historia de los siete episodios transcurre en un lujoso suburbio californiano donde quienes detentan el poder son las madres de una exclusiva escuela y, especialmente, Madeline, el personaje de Witherspoon.
"Es una bravucona vestida con pantalones de yoga de diseñador y cualquier simpatía que pueda generar su apasionado ejercicio de la maternidad se pierde por su falsedad. Sus desacuerdos se transforman en disputas con horrible e inexplicable frecuencia", dice la crítica publicada en Variety sobre el programa que gracias a sus cinco protagonistas (a Kidman y Whiterspoon se suman Laura Dern, Shailene Woodley y Zoe Kravitz), logra cubrir un amplio espectro del recorrido femenino.
Claro que esta novedad es apenas la más reciente de muchos otros exponentes que ponen a las cuestiones de género en el centro. Desde las series de superhéroes hasta los dramas históricos, y todas las estaciones en el medio, cada una a su modo, presentan mujeres poderosas, siempre en conflicto consigo mismas y con el mundo que las rodea que en el mejor de los casos tolera su poder y en en el peor intenta transformarlas en actrices secundarias de sus propios relatos.
Con humor, drama, acción y fantasía las historias de mujeres adultas -o en camino de serlo- encontraron un terreno fértil e interesado en la TV, mientras que en el cine la lucha por encontrar espacios propios es desigual y parece perdida. Al menos en lo que a Hollywood respecta.
Súper mujeres
Tal vez no haya otro género actual que demuestre mayor dificultad por retratar personajes femeninos en la pantalla grande que el de superhéroes. Recién este año, después de casi una década y media de historias exitosas y taquilleras de encapotados y encapuchados, llegará La Mujer Maravilla, la primera adaptación de una heroína del cómic al cine. La televisión, en cambio, ya hace tiempo empezó a ponerlas en primer plano y a perfeccionar el subgénero con notable profundidad. Ese trabajo resulta evidente en Supergirl (miércoles a las 22, por Warner), cuya segunda temporada logra que el contexto fantástico y el hecho de tener una alienígena de Kripton como protagonista no distraiga a sus guionistas de contar la experiencia de una mujer poderosa en un mundo dominado por hombres. Capítulo a capítulo se demuestra que tanto sus enemigos como sus amigos aspiran a ser como ella, aunque nadie lo logre, y a medida que Kara (Melissa Benoit) se va sintiendo más cómoda en su rol de heroína el ciclo confirma que en su universo a Supergirl se le valora su fuerza pero también su inteligencia y sensibilidad. Puede que la protagonista sea joven y voladora pero también tiene los pies sobre la tierra. Claro que si de realismo se trata nadie mejor que Jessica Jones, el personaje central de la serie homónima de Netflix. Atormentada, invencible físicamente y muy frágil emocionalmente, la compleja heroína de Marvel marcó un antes y un después en cuanto a las adaptaciones de la casa editorial. Femenina y feminista a su propio modo la serie no sólo puso el foco en su protagonista sino en todas las mujeres que la acompañan en su recorrido. Esas que sin contar con los poderes de Jessica Jones son igual o más poderosas que ella.
Proyecto de mujeres
Las series cómicas encabezadas por mujeres representan un fenómeno dentro del fenómeno cuya versión más reciente puede rastrearse hasta 2012 cuando sin demasiada fanfarria HBO presentó un doble programa integrado por las comedias Girls y Veep. Con estilos y tonos muy diferentes entre sí ambas series consiguieron una repuesta de público y crítica que nadie esperaba.
En el caso de la comedia creada, dirigida y protagonizada por Lena Dunham, una virtual desconocida para Hollywood con sólo un film independiente en su haber, el hecho de que el programa se abocara a contar las desventuras de un grupo de inmaduras, privilegiadas, caprichosas y egocéntricas mujeres jóvenes despertó un interés inusitado. Artículos periodísticos, ensayos, tapas de revistas y extensos análisis académicos buscaron definir las razones del impacto del trabajo de Dunham. Algunos no pudieron separar al personaje de Hannah Horvath de su creadora e interpretaron sus absurdas declaraciones ("no los quiero espantar pero creo que podría ser la voz de mi generación. O, al menos, una voz de una generación") como un ejercicio autobiográfico. Ahora, con la sexta y última temporada de Girls (lunes a la medianoche, por HBO), en marcha además de valorarla en sí misma es inevitable concluir que el proyecto de Dunham tiene clara influencia en otras comedias que la siguieron. Entre ellas las más notables en forma y contenido son Broad City (sábados a las 22, por Comedy Central), Crazy Ex Girlfriend (Netflix), Fleabag (Amazon Prime), Jane, The Virgin ( Lifetime), Insecure (HBO), Unbreakable Kimmy Schmidt y Haters Back Off (Netflix).
Mujeres policiales
Aunque parezca que poco tienen en común las despiadadas, vulnerables y negadoras mujeres de Big Little Lies con la sensible, egocéntrica y neurótica Dory (Alia Shawkat) de Search Party, la brillante serie que estrenará TBS el 13 de marzo, a las 23, lo cierto es que unas y otra combinan en sus historias el drama de la vida cotidiana con un caso policial que hace volar por el aire todas sus certezas y su artificial paz mental. Una estructura que parecen haber heredado de la excelente Veronica Mars, pionera en esto de usar situaciones extremas, cuestiones de vida y muerte, para reflejar los problemas que acosan a las mujeres de toda edad y origen desde la noche de los tiempos. En el caso de la imperdible primera temporada de Search Party, aunque la edad y la angustia existencial de su protagonista la emparenten con las chicas de Girls el hallazgo del ciclo es evolucionar del hastío de los millennials a una trama mucho más divertida, menos autoreferencial y bastante más profunda.
Mujeres reales
Con poco más de dos meses de diferencia llegaron al mercado local dos series que exploran la vida y la obra de dos de las mujeres más conocidas de la historia mundial. Y ambas lo hicieron con una inesperada mirada modernma sobre sus sujetos. Por un lado, Netflix produjo The Crown, un ciclo que sigue década a década el reinado de Isabel II, y hace dos semanas la señal OnDirectv estrenó la primera temporada de Victoria, recreación del reinado de la monarca decimonónica.
A pesar de que ambos proyectos difieren en las épocas que retratan y en los tonos dramáticos que utilizan en sus desarrollos, lo cierto es que ambas se toman el tiempo de mostrar cómo hasta una reina aparentemente todopoderosa no lo es tanto a la hora de ejercer su deber soberano cuando cometió dos pecados aparentemente imperdonables: ser joven y, para colmo de males, una mujer.
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