
La televisión argentina no se ve en serie
No se trata de un remedio para melancólicos.Tampoco de la nostalgia por aquellos viejos buenos tiempos. Pero ocurre que en cuestión de series y comedias importadas parece funcionar aquel dicho de "todo tiempo pasado fue mejor". Al menos en lo que a seguidores y rating se refiere.
Es que, más allá de los abultados premios que cosechen y de las elogiosas críticas que consigan en sus tierras, estos géneros no logran arraigarse en las pantallas argentinas, a diferencia de lo que sucedía décadas atrás.
Ahora, y aquí, los ratings y los telespectadores se los llevan las producciones locales. De hecho, a los gerentes de programación jamás se les ocurriría sustituir "Poliladron" o "Naranja y media" por "Expedientes secretos X" y "Friends". Mientras las primeras (producciones locales que se ven por Canal 13 y Telefé respectivamente) lideran en su franja, las segundas tuvieron un mal paso en la TV abierta. Tanto que ya no están en el aire y sus seguidores sólo pueden recurrir a los canales de cable para ver los capítulos.
Pero no siempre fue así. Antes de que el cable ampliara la oferta televisiva, series y comedias como "Viaje a las estrellas", "Misión imposible", "Mister Ed", "Superagente 86", "Mork y Mindy" y la más cercana "Luz de luna", lograban paralizar a sus seguidores frente al televisor.
Tiempos nuevos
Los tiempos y la pantalla cambiaron, sin duda. Hoy, muchas de las series que marcaron historia vuelven en forma de película, como para refrescar la nostalgia de sus viejos admiradores (y los bolsillos de los productores, claro). Y el resto, alimenta la programación de muchos canales de cable que se empeñan en perpetuar esos viejos buenos tiempos.
Mientras tanto, las nuevas series y comedias (de todos los gustos, formas y tamaños) prosperan en su país de origen y pueblan la oferta de esa otra TV, apta para fieles seguidores y fanáticos del control remoto.
De una época dorada a un segundo plano
De nada sirve que las series y comedias norteamericanas sean profetas en su propia tierra, que reciban decenas de premios Emmy que las reconozcan como lo mejor de la TV, o que los críticos les dediquen extensos artículos de recomendación: aquí, en la Argentina, apenas tienen un mínimo de telespectadores y el rating se lo llevan las producciones locales.
De hecho, el año último, "Doctora Quinn", "Chicago Hope" (ambas por el 13), "E.R. Emergencia" y "Los archivos secretos X" (por Telefé) no pudieron captar siquiera un tercio del público que ganaron en Estados Unidos. Y disputaron con escasa suerte el rating de los horarios centrales.
Sólo como ejemplo, mientras "Los archivos secretos X" se convierten en una de las series con más seguidores en todas las pantallas del mundo, en la Argentina sólo desvive a un grupo de fanáticos que la mira por Fox.
Pero lo cierto es que no siempre fue así. En las décadas del 60, 70 y 80, comedias y series como "El superagente 86", "Mork y Mindy", "Columbo", "Dallas", "Luz de luna","Invasión V", "Brigada A" y "Miami Vice", entre otras, lograban paralizar a la audiencia frente a los televisores.
En cambio, en la década que nos toca, "Murphy Brown", "Roseanne", "Friends", "Seinfeld" y "Mad about you" (Loco por ti) parecen condenadas a horarios marginales y, sobre todo, a pasar casi inadvertidas en la TV abierta. Y si no fuera por "Los Simpsons", que realmente lograron atrapar a un público numeroso, y "Beverlly Hills 90210", habría que decir que las series y comedias norteamericanas (llamadas comúnmente sit com, por SITuation COMedy) no logran ubicarse exitosamente en estas tierras.
En cambio, en Estados Unidos, las sit com forman parte de un arraigado formato televisivo. El género gira siempre alrededor de una situación graciosa, que va creciendo sobre complicaciones o confusiones (ver recuadro).
Las sit com más representativas del género y las que marcaron historia fueron "The Burns and Allens Show", que se vio entre 1950 y 1958, protagonizada por el dúo cómico Burns y Grace Allen, y "Yo quiero a Lucy", interpretada por Lucille Ball y su esposo, Desi Arnaz. En general, este tipo de comedias se realizan en vivo, en dos plató (escenografías) de un mismo estudio. Esta supuesta escasez de recursos es una de las marcas del género, ya que todavía siguen teniendo ámbitos restringidos de locaciones. Sin exteriores, con artistas invitados, el peso de la trama lo llevan las situaciones y el fuerte está en los diálogos brillantes que se suceden a un ritmo vertiginoso.
Las series, en cambio, pertenecen a un género mucho más elaborado y costoso. En general, cada capítulo de una hora (o más, como en el caso de las nuevas "Prime Suspect" y "Cracker") desarrolla un guión complejo, donde se abordan todos los géneros de la ficción. El western, el policial y la ciencia ficción son formatos recurrentes a la hora de contar historias. Los protagonistas suelen no modificar su carácter (ni siquiera su estado civil) a lo largo de una serie. Salvo que demasiadas temporadas obliguen a pensar en una mínima transformación.
La explicación local
Lo cierto es que ninguna tiene un alto rating en la TV abierta de la Argentina. Al menos en esta década. Pero la culpa de tan escasos resultados no habría que achacársela ni a las historias que se cuentan, ni a sus protagonistas, ni a los guiones.
Según explica Walter Sequeira, asesor fílmico de Canal 13, el principal responsable de las transformaciones de la pantalla y del gusto del público es "la televisión por cable".
"Desde principios de los 90, la gran penetración del cable cambió todos los parámetros. Hay que tener en cuenta _explica Sequeira_ que cuando se estrena una serie ya hace un año que se está dando por el cable. Y para los seguidores siempre es mucho mejor la versión original, que se da en orden y subtitulada."
Para las sit com, Sequeira tiene otra explicación: "Este género nunca funcionó en la Argentina. Pero en este caso, el verdadero problema es el formato. El público argentino necesita un mayor desarrollo de las situaciones graciosas. Mientras que los norteamericanos resuelven en media hora todos los nudos planteados, en la Argentina las comedias pueden tardar de uno a dos capítulos de una hora para desarrollar un solo tema. Y eso es lo que necesita nuestro público".
Un gusto diferente
Por su parte, el gerente fílmico de Canal 9, Alberto Alí, apunta, sobre todo, al gusto y el sentido del humor argentino, que parecen "no coincidir con lo que plantean las comedias norteamericanas".
"La gente se identifica más con una producción nacional que con una extranjera, aunque la historia y la realización no sean tan buenas", señala Alí. De cualquier manera, considera que el éxito de la series es "cíclico", y que las versiones para televisión de los films "Día de la independencia" o "Twister" pueden funcionar bien en el público local.
Según su explicación, las comedias tienen menos posibilidades, salvo casos que considera excepcionales. "Aquí no entra el humor norteamericano ni el formato de media hora, por eso se juntan en dos capítulos para mandarlos al aire. Se recuerdan "Dick Van Dyke" o "El show de Lucy", pero son muy escasas las veces en que las comedias funcionan." El rating, directamente relacionado con el gusto del público, condiciona la grilla de programación, pero también los canales están condicionados por las reglas del mercado internacional. "Algunas series forman parte del paquete de películas. Entonces, si queremos determinados films, debemos comprar esas series, que por la escasa repercusión están condenadas a la programación del sábado a la tarde. Si tiene rating, conviene la producción nacional, aunque sea más cara. En cambio, una producción local de cinco puntos de rating no se amortiza, y una "lata" con esa medición, sí", concluye Alí.
En las gerencias de programación de los canales tomaron nota de estos cambios y decidieron apostar a los ciclos de producción casera. Sin duda, un reconocimiento para la industria nacional, que no priva al televidente de los productos importados, sobre todo norteamericanos: los mejores programas extranjeros pueden encontrarse en la televisión por cable o en los horarios marginales de la grilla de programación de los canales abiertos.
Evidentemente, las cosas cambiaron. Ya nadie sigue como antes al "Superagente 86" ni deja enfriar una comida para no perderse las aventuras del capitán Kirk en su "Viaje a las estrellas". Pero todavía puede ocurrir que surjan buenas historias que hagan pie en el cable y en la televisión abierta para conquistar a ese público siempre dispuesto a reírse o emocionarse con los personajes de la TV.
Clásicos en serie de la pantalla chica
En las décadas del sesenta y setenta, las series no sólo se ganaron una atenta platea de fanáticos, sino también un lugar en la historia. A tal punto que muchas de ellas están volviendo en forma de película y la mayoría puede verse todavía en los canales de cable.
- Misión imposible:tras escuchar unas instrucciones que se autodestruían en cinco segundos, el jefe del comando de "Misión imposible" (Peter Graves) reunía a sus hombres, elaboraba un plan y lo llevaba a cabo a un ritmo vertiginoso, matizado por la música de Lalo Schifrin.
En apenas cincuenta segundos, los protagonistas de esta serie, creada por Bruce Geller en 1966, no sólo eran capaces de convencer a un agente enemigo de que había viajado al pasado para sacarle información a un espía comunista, sino que además lograban desestabilizar países del Este y derrocar gobiernos antinorteamericanos. Actualmente se ve por Uniseries, los domingos, a las 14.30.
- Bonanza: la historia de la familia Cartwright no era un western más. En esta serie, creada por David Dortort en 1959, la trama giraba alrededor de las relaciones de Ben, sus tres hijos, y el cocinero chino, todos habitantes del famoso rancho La Ponderosa. A su manera, Bonanza se encargó de enaltecer los más tradicionales valores familiares en medio de un escenario muy habitual para los norteamericanos (aunque, en este caso, sin los disparos ni las traiciones propias del género).
- Starsky & Hutch: representaban la cara y contracara de dos policías violentos de los 70. Starsky (Paul Michael Glaser) era algo así como un hippie, sucio, malhablado y con una adicción desmedida por la comida chatarra y los sacones tejidos de lana. En cambio, Hutch (David Soul) era educado, pulcro y vegetariano. La serie, ideada por William Blinn, se convirtió pronto en un éxito pese a las reiteradas quejas de las autoridades religiosas de los Estados Unidos por esa pintura de la violencia en la ciudad de Los Angeles.
- Viaje a las estrellas: con guiones de maestros de la ciencia ficción, como Richard Matheson, esta serie creada por Gene Roddenberry en 1966 narraba historias espaciales, pero, sobre todo, situaciones del hombre en el universo.
Y aunque la nave Enterprise cruzara el espacio con su tripulación multirracial y el vulcaniano-terrestre señor Spock, las historias siempre hacían referencia a temas más propios de nuestra galaxia, como la libertad humana, el racismo, el pacifismo o el intervencionismo militar. Las historias de Spock se ven los miércoles, a las 19, por Uniseries.
- Jim West: ni superagente ni vaquero: las dos cosas. Michael Garrison, creador de la serie, advirtió a tiempo que la mayoría de los westerns habían sido arrollados por las historias de espías. Y, para no perder, en 1964 creó este personaje que reunió las dos características.
En cada episodio, Jim West, interpretado por Robert Conrad, se debatía contra sus archienemigos (el conde Mazeppi, Vicious Valentine, Miguelito Quixote Loveless) y lograba desbaratar sus planes, ayudado siempre por su inseparable compañero, Artemus Gordon.
- Mr. Ed: el caballo hablante se transformó en uno de los personajes más populares de la TV, aunque su creador, Arthur Lubin, tardó años en conseguir que alguien produjera el piloto de la serie. Pero una vez en pantalla, las historias de Mr. Ed y su único interlocutor, Wilbur Post, se convirtieron en una de las comedias más ácidas y exitosas de las pantallas de la década del sesenta. Actualmente puede verse en la trasnoche continuada de Júpiter Cómic, los viernes, en las trasnoches continuadas.
- El fugitivo: la historia del doctor Richard Kimble, nacida en 1963, se mantuvo durante tres años en la TV y llegó al cine con Harrison Ford, en los noventa. Acusado de matar a su esposa, el protagonista es condenado a muerte. Pero logra escaparse, y mientras se esconde del obsesivo teniente Gerard, que lo persigue para ejecutarlo, intenta encontrar al enigmático hombre manco que mató a su mujer.
- El Santo: apodado así por las iniciales de su nombre, Simon Templar, el hombre en cuestión, es un play boy internacional que se dedica a resolver entuertos, más preocupado por establecer la Justicia que por la ley en sí misma.
Roger Moore, en el papel principal, abría y cerraba cada capítulo hablándole directamente al telespectador. Y una vez finalizado el episodio, aparecía sobre su cabeza el aura que le valió su nombre y fama. Puede verse todavía, los lunes, a las 12, por Uniseries.
- Superagente 86: creada por Mel Brooks y Buck Henry, en 1965, las historias de Maxwell Smart, la Agente 99 y El Jefe aparecieron como respuesta paródica a las populares e increíbles series de espías.
Básicamente, la historia gira en torno de la agencia de espionaje Control, dirigida por El Jefe (el único ser lúcido de la serie) y sus eternos enfrentamientos con los diabólicos planes de los terroristas de Kaos. Puede verse en Júpiter Cómic, los domingos, a la 0.30.
- Los vengadores: esta serie, nacida en Inglaterra en 1961, fue la primera historia de espías que llegó a la pantalla. Y no sólo eso: John Steed y Emma Peel, la pareja de vengadores, sentaron precedentes para las futuras historias de agentes.
Ella, culta, sofisticada y coqueta, era capaz de seducir a todos para golpearlos como la mejor karateca al minuto siguiente. El, un bon vivant que se enfrentaba a sus enemigos sin perder jamás la compostura ni la ironía británica.
- Columbo: para cuando el detective Columbo llega a la escena del crimen, el público ya sabe cómo se cometió el asesinato y qué móviles se utilizaron para burlar la ley.Pero nada de eso importa en esta serie que protagoniza Peter Falk.
La gracia y el guiño de esta serie están puestos precisamente en ese Columbo desaliñado y hasta un poco torpe que siempre logra acorralar al culpable. Se ve por Uniseries, los viernes, a las 18.
Mucha risa, poca aceptación
Nacida de la radio, en 1950, la comedia de situación es la más simple y efectiva de las formas televisivas. Sobre todo en la primera época de la TV, cuando lo más común eran las transmisiones en vivo.
De aquellos primeros tiempos, la más representativa fue "The Burns and Allen Show". En esta típica comedia de situación, George Burns y Grace Allen representaban a un matrimonio con un hijo, enredados en las torpezas de su protagonista femenina. Lo más innovador de esta sit com fueron los comentarios que Burns realizaba enfrentando las cámaras, dirigidos directamente al espectador.
Pero la más popular de todas fue, sin duda, la sit com que llegó en 1951:"Yo amo a Lucy". Aunque básicamente se parecía a "The Burns and Allen Show", la comedia que interpretaron Lucille Ball y su esposo, Desi Arnaz, revolucionó la forma de hacer televisión por un motivo casi insólito.
La cuestión era que ni Lucille ni su marido querían abandonar Los Angeles para establecerse en Nueva York, centro de las emisiones. Así, obligaron a los estudios a representar la comedia "en vivo", frente a un auditorio, para grabarla a través de un sistema de multicámaras que terminó convirtiéndose en el origen de las series de TV.
Hasta aquí, la historia de la sit com se centraba básicamente en las situaciones graciosas. Pero en 1961, con la llegada de Dick Van Dyke, el género comenzó a apuntar casi por entero al personaje y a la identificación con las vivencias del protagonista.
José Luis Tasinazzo, periodista e investigador de las series de TV y director de la revista Undercover, sostiene que "El show de Dick Van Dyke" marcó la división entre el "humor intelectual" y el "humor insulso".
Este último, según el especialista, se hizo particularmente popular en los sesenta, "una época convulsa que dio cabida a crisis como la de los misiles de octubre o el asesinato de J. F. Kennedy: el público estaba ávido de comedias pasatistas y florecieron sit com como "La isla de Gilligan", "Gomer Pyle" y "Los Beverly ricos"".
"Mi marciano favorito", "Blanco y negro" y "Alf" son algunas de las comedias que pasaron por la televisión con notable suceso. Sus seguidores pueden reencontrarse con ellas en señales como Júpiter, íntegramente dedicado a recordarlas.
En los 90, ésta fue la suerte que corrieron algunas de las sit com que se presentaron en los canales abiertos.
- Murphy Brown. Producida por la Warner Bros., esta comedia se emite por la cadena CBS desde 1988. Su protagonista, Candice Bergen, ganó cinco premios Emmy por su interpretación de una periodista irascible y frontal. Su condición de ex alcohólica y su convivencia con un pintor que jamás termina los arreglos en la casa constituyen las características principales de la comedia. América la emitió hace dos temporadas. Después "vagó" por diferentes espacios. Sony la emite diariamente, a las 14.
- Seinfeld. El protagonista es un presentador de televisión. Llegó a la pantalla de Canal 13 en el verano. Venerada unánimemente por la crítica, pasó casi inadvertida para el público de los martes a la noche. Puede verse por Sony los martes, a las 21, y los domingos, a las 17.
- Cybill. Protagonizada por Cybill Shepard (recordada protagonista, junto a Bruce Willis, de "Luz de luna",) tuvo su oportunidad los domingos a la noche en Telefé. Centrada en una actriz cuarentona y casi desocupada, divorciada y con una hija adolescente, no prendió en el gusto del público. Actualmente se ve los martes, a las 21.30, por Júpiter Cómic.
- Friends (Amigos). Seis amigos comparten dos departamentos en el mismo edificio. Las relaciones laborales y amorosas constituyen el centro de sus preocupaciones. El año anterior, Telefé la emitió a las 17. Puede verse por Sony los martes, a las 20, y los sábados, a las 18.
- Roseanne. Durante nueve años la ABC emitió esta comedia que protagonizó Roseanne Barr, que daba vida a una popular heroína cuya franqueza, gordura y humor cáustico revolucionaron la TV. Gracias a la repercusión del programa (que terminó de grabarse en mayo), Barr fue contratada para animar un talk show por un salario anual de más de seis millones de dólares. América emitió sin suerte esta historia.
- l Detrás de la cerca. Su protagonista, Kathy Baker, fue premiada como "mejor actriz dramática". El año último la emitió Canal 13.
- Loco por ti. Actualmente, Telefé emite esta comedia, las 15. Con Paul Reiser y Helen Hunt (conocida aquí por ser la protagonista de "Twister"), gira en torno de los problemas de una joven pareja. El, cineasta casi siempre desocupado; ella, empleada a tiempo completo. Qué hacer con el departamento de soltero de él, cómo trabajar juntos sin pelearse y una serie de problemas cotidianos son tratados con humor e ironía.
- La niñera. Emitida por Telefé, la trama gira en torno del romance nunca resuelto entre una niñera desprejuiciada y un viudo con tres chicos a su cargo.