La tarde en la que Charly García se tiró a un tanque australiano: entre el error de cálculo y el “pique francés”
En 2006, el músico disfrutaba las playas y se daba tiempo para divertirse; el recuerdo de su tío y su manía de tirarse a las piletas desde las ventanas de los hoteles
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“Era pibe y me acuerdo de un verano en la playa con mis viejos. Levanto la vista y flasheé: un helicóptero se me venía encima. Ellos se habían ido a comer. No me daban las patitas para salir rajando. Me tiré al mar tipo salto mortal. Zafé, igual el bicho volador ese no se cayó, pero me pegué un c… bárbaro. A la pirueta que inventé la llamé pique francés. Siempre que vengo la repito, je”. Así comentaba Charly García, allá por el verano de 2006 en Pinamar, sus días de playa de antaño.
Llevaba un par de días alojado en el entonces Hotel Algeciras y ya había hecho de las suyas -según él mismo contó- tirándose a la piscina a manera de ensayo desde su habitación del tercer piso. Algo así como un entrenamiento para lo que ocurrió un día más tarde en el parador Robinson Crusoe, de sus amigos Juan Ramón Balcarce, Cristián Coelho y Javier Pedelaborde.
Charly García pidió una escalera bien alta para arrojarse al tanque australiano que había instalado el parador esa temporada y resultó ser una gran atracción para chicos y grandes por lo novedoso. “Lo vi y me produjo un shock de alegría. Era muy parecido al que había en la casa de mi tío en Paso del Rey. Ahí aprendí a tirarme, por eso tengo tanta seguridad y cuando voy a cualquier lugar que tiene pileta no lo pienso dos veces, agarro y me tiro”, recordó.
De repente un grupo de muchachos descargó en la arena una escalera de unos cuatro metros de altura, el rocker chequeó que estuviera presente su fotógrafo preferido, Maximiliano Vernazza, que lo retrataba durante todo el año, pero en especial ese día por su exclusivo pedido. Y se dejó caer recordando aquella niñez en campo de su tío y tantas otras.
Después flotó, nadó, hizo la plancha y posó semi sumergido para la cámara del reportero gráfico. Fueron tan buenas las imágenes que Vernazza las sumó a tantas otras que fue seleccionando, y a partir de eso creó una muestra fotográfica itinerante que presentó en el Centro Cultural Recoleta, el Teatro San Martín, el CCK, yen otras partes del país; varias de las cuales cedió para ilustrar esta nota, como en las que se ve al genio del rock practicando el célebre pique francés.
Cuando salió del tanque después de mostrar sus dotes de buen nadador, confió por lo bajo: “La verdad, me pegué el culo contra el piso, pero la próxima mejoro mi performance”.
En esa oportunidad, Charly había sido la atracción del verano cuando, invitado por el reconocido PR Mike Cameroni, deslumbraba con sus selectos conciertos en una mansión alquilada especialmente para que, llegada la tarde, diera cátedra con sus acordes. Los mini recitales no se anunciaban, el astro empezaba a tocar y la gente se agolpaba de a decenas cuando comenzaba a escuchar su voz. Primero creían que se trataba de música grabada y luego no podían dar cuenta de lo que veían: en vivo, sentado con los pies en la arena, a metros del mar, Charly García rockeaba.
Coronaba sus conciertos de la tarde con una clásica corrida veloz de cincuenta metros y se arrojaba al agua dando una vuelta carnero en el aire, su comentado pique francés. Luego Cameroni le acercaba una impecable bata de toalla blanca, y cuando retornaba a la casa se fumaba un cigarrillo y bebía un whisky, todo en pos de la relajación.
“Me tiré por vos”
La historia de sus vuelos públicos hacia las piscinas comenzó a escribirse cuando se arrojó desde el noveno piso de su cuarto a la pileta del Hotel Aconcagua, en Mendoza. Comenzaba marzo de 2000 y García había viajado a esa provincia para formar parte con Mercedes Sosa y Nito Mestre del espectáculo Argentina en vivo en el estadio Malvinas Argentinas. Después del show fue con un grupo de conocidos a un bar, donde se armó una revuelta. “Personas que yo no conocía empezaron a revolear sillazos y una mujer que nunca vi presentó una denuncia contra mí”, expresó el músico en aquel momento.
La mañana del 3 de marzo, más exactamente a la 8 de la mañana, la policía vino a buscarlo, lo llevaron por la fuerza a un juzgado y luego a la penitenciaria. Le leyeron sus derechos y le dijeron que él era una persona igual al resto ante la ley. Ante esto replicó: “No soy como el resto, soy un genio”.
Por la tarde, luego de estar varias horas demorado, volvió al hotel hecho una furia. Le había quedado picando la frase que le dijo el comisario acerca de que era un ciudadano más. Y entonces para demostrar lo contrario se asomó por la ventana y calculó visualmente el trayecto.
Primero arrojó una especie de muñeco desde el noveno piso y enseguida se tiró a la pileta, casi flameando en el trayecto. El splash y los comentarios convocaron a periodistas, fotógrafos y camarógrafos que aguardaban en el hotel por una conferencia de prensa que iba a dar el ministro de trabajo Alberto Flamarique.
“Un vigilante me miraba desde abajo y no hacía nada, no me decía que no me tirara. Después subió y me increpó: ‘Soy policía’. Le contesté: ‘Eso te pasa por no estudiar’. Tomá, se la mandé a guardar como Diego a los ingleses”.
Ya al otro día, cuando regresaba al aeropuerto para volver a Buenos Aires, comenzó a escribir dos temas: Me tiré por vos y Noveno B. En sus letras tienen párrafos como estos:
Me tiré por vos / Me tiré por vos / Me tiré por vos
Estaba muy aburrido/ En mi Mendoza fatal / Dije, ¿qué me falta ahora? / Solo aprender a volar
Me tiré por vos, no por la fama / Me tiré por vos, no por la cana
Y en Noveno B sube la apuesta:
Me voy a tirar del noveno piso / Me voy a tirar al mar
Me voy a tirar sin pedir permiso / Me voy a tirar igual
Y aunque la vida tenga tantos problemas / En el fondo está la solución
Me voy a tirar del noveno piso / Me voy a tirar al mar
Me voy a tirar aunque sea por vicio /Me voy a tirar igual
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