La sociedad de las damas estudiosísimas
Un curso que dura 12 años y del que ninguna quiere egresar
La procesión de polleras no se detiene en la casa cubierta de enredaderas de la calle Salta, en La Lucila. Los vecinos ven cómo todos los días –a la mañana y a la tarde, desde hace más de 30 años– decenas de mujeres entran en la casa de Beatriz Lambertini, una mujer amigable de 80 años.
No se trata de una logia femenina ni de una secta que no admite hombres. Sino que en esa casa, Lambertini, profesora de letras, dicta cursos de literatura por los que ya han pasado más de 300 alumnas. Y cada curso dura... 12 años. En ese tiempo , las clases de Lambertini abarcan la comprensión de la producción literaria desde Grecia hasta la actualidad, basándose en la filosofía, la historia y las artes.
Con una salud excelente, Lambertini tiene la paciencia y las explicaciones claras de los docentes experimentados. "Un libro expresa, al igual que un cuadro, la cosmovisión de una época. La filosofía expresa conceptualmente lo que en el arte se da en forma simbólica", dice Lambertini, sentada en su living, que durante el año se llena de sillones y sillas con almohadones para recibir a sus alumnas.
Aunque el curso dure 12 años, cantidad de alumnas no quieren egresar. Y no hay problema, entonces se profundiza sobre autores ya vistos y se analizan las nuevas publicaciones.
Inés Gerlach, por ejemplo, llegó al living-aula de Lambertini hace 32 años, cuando se formó el primer grupo, y sigue yendo todos los miércoles. Profesora de educación física, el curso le despertó el interés por otros temas más allá de su ocupación, y después de tanto tiempo "ya no es sólo el estudio. Se consolidó en el grupo una amistad fortísima. Hemos vivido nacimientos, muertes y separaciones".
Y viajes: en 1993, 22 alumnas de este grupo originario viajaron a Grecia acompañadas de su profesora. "Tuvimos el privilegio de sentarnos en Efeso para leer poesías de Borges", recuerda Marta Herrera. Volvieron a Europa en 1995, esta vez a Sicilia y a Roma.
La brillantez del ama de casa
Para Lambertini, todas las opiniones son válidas y en su clase cada uno puede expresarse libremente. "Existe una relación de igualdad entre la persona que da el texto y la que lo recibe. La obra de arte se construye entre ambas", expresa.
Para ella, su trabajo es la "satisfacción máxima". Con excepción de dos hombres, la asistencia a los doce cursos que Lambertini dicta semanalmente es mayoritariamente femenina, tal vez por los horarios. Y la edad del alumnado está entre los 20 y los 80 años, pero la mayoría tiene entre 40 y 60.
"Hay muchas profesionales entre mis alumnas, que buscan en las clases algo distinto, pero hay muchas mujeres que se casaron muy jóvenes y poseen altos niveles de inteligencia; tienen ese caudal en reserva y sienten que en dos horas por semana pueden compartir pensamientos muy elevados", explica. Agrega: "Muchas veces la respuesta de un ama de casa me deja pensando por la profundidad y brillantez", sigue la profesora, que en su juventud estudió Medicina porque quería ser psiquiatra, pero dejó la carrera cuando se casó.
Más allá del título, Lambertini es una autodidacta que aprovecha el verano para ponerse al día con los libros editados en el último año y prepara los análisis que desarrollará a partir de abril. Como sabe inglés, francés e italiano puede darse el gusto de leer cada texto en su idioma original.
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