La segunda parte de "Angeles en América"
"Perestroika": con este estreno culmina la obra de Tony Kushner, del cual ya se conoció la primera parte, "El milenio se acerca".
Sólo en los Estados Unidos un dramaturgo judío, homosexual y socialista puede alcanzar el éxito a partir de una obra. Nada hacía sospechar a Tony Kushner, de 35 años, que el estreno de su segunda pieza, "Angeles en América", en 1988, lo iba a convertir en el mimado del teatro comercial. Desde que se estrenó en San Francisco, en 1991, fue galardonada con los premios Tony y Pulitzer, ha sido traducida a varios idiomas y se ha representado en numerosos países.
La pieza, de siete horas de duración, se dividió en dos partes: "El milenio se acerca" y "Perestroika".
Alejandra Boero y Julio Baccaro asumieron, en 1996, la responsabilidad de trasladar la primera parte al escenario de Andamio ´90. Dos años después, decidieron estrenar "Perestroika", nuevamente en el Andamio ´90, con un numeroso elenco encabezado por Inda Lavalle, Daniel Golgino, Rodolfo Roca, Sella Minardi, José María Marcos, Guillermo Parodi, Gonzalo Kramer y Hugo Cosiansi; el vestuario es de Daniela Taiana y la escenografía, de Tito Egurza.
Tiempos modernos
"Fantasía gay sobre temas nacionales", tal como el autor denomina la pieza, se desarrolla en los Estados Unidos durante el gobierno de Ronald Reagan, una etapa histórica marcada por la aparición del SIDA, la peste moderna.
Las acciones giran alrededor de la figura de Roy Cohn, un célebre y poderoso abogado que fue el brazo derecho del senador McCarthy durante la caza de brujas y que murió de SIDA en 1986.
El ultraconservadurismo republicano de los años cincuenta -según Kushner- reaparece en los ochenta de la mano de Reagan, que trae como ideario la vuelta al patriotismo, los valores cristianos, la libre empresa, el individualismo, la moralidad y la religión.
"Angeles en América" realiza una crítica virulenta, despiadada y lúcida de la fiebre reaccionaria que se adueñó del país durante esa década. Los temas son controvertidos y polémicos y se extienden desde el sexo, la corrupción, el racismo, el SIDA, la religión, la intolerancia, la masculinidad, la condición judía y la muerte. Para desarrollar las acciones crea un universo que oscila entre la actualidad y un mundo onírico plagado de símbolos, fantasías y alucinaciones que corresponden a los de una nación.
El resultado es una farsa alucinante con ribetes trágicos, pero que exalta la libertad, con un texto potente de mucha fuerza, poesía y humor, y una admirable teatralidad, que remite al teatro épico de Bertolt Brecht.
Autor también de "Eslavos", donde toma los hechos históricos ocurridos en Rusia a partir de la perestroika, Kushner pasó a convertirse con estas dos obras en un apasionado cronista de nuestro fin de milenio, al mostrar con inteligencia y humor el derrumbe simultáneo del sueño americano y de la utopía soviética.
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