La revindicación de Marlowe
Eclipsado por Shakespeare, films y obras rescatan su figura
NUEVA YORK (The New York Times).- El gran segundón de la literatura isabelina ha llegado hasta el siglo XXI. Cuatrocientos años después de que una muerte violenta y misteriosa interrumpió su brillante carrera, Christopher Marlowe -dramaturgo, poeta, espía y (según algunos) ateo radical y homosexual- vuelve a ocupar un lugar en la escena de la cultura.
Inspirados tal vez por "Shakespeare enamorado" (1998), film que pintaba a Marlowe como un genio atractivo con la apariencia de Rupert Everett, directores y escritores están abocados a hacer puestas de sus sombrías obras y dramatizaciones de su vida trágica y fascinante.
Este año, por primera vez. La sofisticada Target Margin Theater Company de Nueva York dedicó su temporada a un solo autor. Los tres meses de maratón -que incluyen la producción de lecturas completas de las seis obras de Marlowe con el agregado de sus traducciones y obras poéticas- se inició a fines de enero con "Dido, reina de Cartago", una obra acerca de una mujer que se mata por amor. La pieza fue escrita (posiblemente en colaboración con el satirista Thomas Nash) en la década de 1580, cuando Marlowe estaba en Cambridge, antes de su traslado a Londres en 1587. El dramaturgo nació en 1564, tres meses antes que Shakespeare. La temporada Marlowe de Nueva York sucede a la premiére mundial de Kit Marlowe, la pieza biográfica de David Grimm, estrenada la primavera última por el Joseph Papp Public Theater.
Del otro lado del Atlántico, el Crucible Theater de Sheffield, Inglaterra, ha anunciado que Joseph Finnes, que interpretó el protagónico de "Shakespeare enamorado", encarnará ahora al personaje central de Eduardo II, la tragedia marlowiana sobre el torturado monarca homosexual.
Y Marlowe también hace olas en el mundo del cine. En un par de meses, Natural Nylons films empezará a rodar "Marlowe", una película que juega con la teoría de que otro escritor o grupo de escritores escribió todo el canon shakespeariano. Para el rol protagónico se ha mencionado el nombre de Johnny Depp, y es probable que Jude Law encarne a Shakespeare. Natural Nylons, entre cuyos fundadores se encuentran el mismo Jude Law y el actor Ewan MacGregor, anunció recientemente que empezará a producir obras teatrales. La primera temporada teatral, que acaba de iniciarse, incluirá "Doctor Fausto", la obra por la que Marlowe es más conocido.
Hasta hace poco, Marlowe era famoso por el verso "¿Y éste es el rostro que hizo zarpar mil naves?", de "Doctor Fausto". Ahora, sin embargo, el glamour de su biografía y el sensacionalismo de sus obras lo hacen parecer contemporáneo. Sus obras están colmadas de "asesinos sedientos de sangre, personajes llenos de una enorme ambición, víctimas del orgullo, el deseo y sus propias aspiraciones", según palabras de David Herskovits, director artístico del Target Margin Theater. La temporada Marlowe, agrega Herskovits, permitirá al público "escuchar cada palabra de poesía dramática escrita por Marlowe".
Sin duda, el momento elegido parece propicio: Marlowe llena, para esta nueva década, el espacio que en la anterior fue ocupado por Oscar Wilde. Al igual que en el caso de Wilde, el escándalo rodea la figura de Marlowe, que fue arrestado por peleas callejeras y, según algunos especialistas, por estafa. Los registros históricos insinúan que actuó como espía de los católicos, sirviendo a los fanáticos protestantes de la corte de la reina Isabel. También se lo consideraba ateo, con tendencia a la blasfemia... una acusación muy grave en la Inglaterra del siglo XVI. Poco antes de su muerte, en 1593, fue denunciado por burlarse de la religión y por ateo, y arrestado.
Marlowe murió en circunstancias oscuras. Lo apuñalaron en un ojo durante una pelea aparentemente causada por una cuenta impaga en una taberna de Deptford. Pero como su asesino y varios testigos tenían antecedentes criminales y de espionaje, algunos especialistas suponen que fue un crimen político.
Trajes y jubones de seda
El mito de Marlowe ha ganado más fuerza con la idea de que el dramaturgo era homosexual. Esa convicción se basa en la temática homoerótica de "Eduardo II" y en el hecho de que el autor declaró, según los informantes de la corte, que "todos los que no aman el tabaco y a los muchachos son unos tontos".
Mario Digangi, profesor de la Universidad de Nueva York dijo en una entrevista: "La gente que se ha sentido incómoda con el elemento homoerótico en Shakespeare -por ejemplo, en los sonetos- ha tratado de rescatar a Shakespeare desplazando la homosexualidad a Marlowe". En la época victoriana, dice Digangi, se argumentaba que "Shakespeare era mejor dramaturgo que Marlowe porque su sexualidad era más normal".
Para los artistas teatrales y cinematográficos de hoy, sin embargo, el tema de la sexualidad hace a Marlowe más abordable, ya que ayuda a franquear la brecha entre el mundo de los trajes Armani y el de los jubones de seda. Esa fue la actitud que sostuvo el film de Derek Jarman, "Eduardo II" (1991), repleto de referencias al prejuicio respecto de la homosexualidad en Inglaterra. Pero John Maybury, el coguionista que será director del film "Marlowe" de Natural Nylon, objetó "el fascismo de la corrección política" que, según siente, ejerce presión sobre él, instándolo a presentar a un Marlowe homosexual. Tras señalar que en el Renacimiento la sexualidad no era definida con tanta rigidez como ahora, Maybury señaló: "No lo estoy retratando como homosexual ni como heterosexual. Creo que la ambigüedad es lo más interesante de este personaje y de ese período histórico". No obstante, se propone establecer un paralelo entre la dinámica sexual isabelina y la de la edad moderna, relacionando en su película la Europa de 1590 "con el renacimiento que se produjo en la década del 60 en Londres, con toda su exploración y transgresión de los límites sociales, sexuales y políticos".
La transgresión, sin duda, ocupa gran lugar en las concepciones contemporáneas de Marlowe, que aparece en el paisaje cultural como una suerte de James Dean con calzas, rebelde y condenado. Por cierto la historia de su vida, con todo ese pintoresquismo de capa y espada, resulta absolutamente transgresora si se la compara con la de su contemporáneo Shakespeare. Por lo poco que se sabe, las actividades extrateatrales del Bardo se reducían a inversiones y acciones legales, intereses más típicos de un hombre de negocios que de un escritor romántico.
El aura romántica de Marlowe se hace más intensa a la luz de sus personajes iconoclastas: el arrogante Tamburlaine, que en su lecho de muerte sueña con atacar el cielo; Fausto, condenado por su propia ambición, y hasta la reina Dido, que se compara con Icaro y acaba por arrojarse a su propia pira funeraria.
Michael Grandage, el director encargado de la puesta de Eduardo II en el Crucible Theater de Londres durante marzo, cree que la "anarquía" de Marlowe es el núcleo de sus obras. Con respecto a la popularidad actual de Marlowe, Grandage acota: "Si ha llegado el momento en que alguien tan poco establishment puede dejar oír su voz, es porque se trata de un momento muy importante para todos nosotros".
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