La primera vez de Darín y Sbaraglia, juntos en un set
Se conocen desde hace 25 años, pero el cine no los había reunido; entusiasmados con la experiencia, repasan los días de frío y el desafío que implicó el film de Hodara
Llegan superpuntuales y eligen hacer primero las fotos, al aire libre. La gente que está por ahí espía. Ellos fuman, toman mate, hacen chistes. Les cuesta decidir si prefieren salir con o sin lentes de sol; prueban. Se acomodan el pelo, el uno al otro, se miran cómplices y posan. Espalda con espalda. Brazos cruzados. Caminando. Una chica grita "¡Leo, te amo!" y un señor descubre parte de la escena: "¡Sí, es Darín!" Ojos claros, los dos. Tienen barba de tres o cuatro días y esas primeras o segundas canas. Encabezarían, sin dudas, un típico ranking de revista femenina sobre los hombres maduros más sexy. Son una dupla ganadora y lo saben. Como lo supieron también Martín Hodara (director) y Pablo Bossi (productor) cuando decidieron que fueran Ricardo Darín y Leo Sbaraglia los protagonistas de Nieve negra, la película que se estrena el próximo jueves.
Producida por Pampa Films (Nueve reinas, El hijo de la novia y Un cuento chino) junto a Directv, Telefe, Gloriamundi y Tieless Media, esta película cuenta la historia de Salvador, un hombre de pocas palabras que vive aislado en medio de la Patagonia. Su silencio obedece a un hecho trágico sucedido en su juventud que lo alejó del resto de su familia. Sin embargo, el pasado lo encuentra en la figura de su hermano Marcos, que, luego de la muerte del padre, llega junto a su esposa para tratar la venta de los terrenos que comparten por herencia. El cruce, en medio de ese paraje solitario e inaccesible, reaviva un secreto dormido durante años.
"Leí el guión hace muchísimo tiempo mientras filmaba una película en el cementerio de San Martín. La locación se había inundado por completo y quedé encerrado en la motorhome por cuatro o cinco horas. Tenía el libro en la mochila y no sé si por el contexto, la lluvia torrencial o qué, pero cuando lo terminé quedé electrizado. Llamé a Martín y le dije: «Tenés que hacer esta película»", cuenta Darín, que se transformó incluso físicamente para llevar adelante el personaje de Salvador, un hombre gruñón, hosco, ermitaño, con un pasado que, se nota, lo perturba.
Leo, explica, leyó el guión desde un lugar diferente de cualquier otro "por el hecho de que me lo ofrecieran Hodara y Ricardo. Enseguida me pareció hermoso poder participar del proyecto. Pensaba: ¿dónde está la trampa? Todo encajaba. Era precioso, poderoso, con un gran potencial".
Un frío inexplicable
Nieve negra iba a filmarse en Ushuaia, luego en los Alpes franceses y, finalmente, productor y director eligieron el lugar ideal para la narrativa y la fotografía de la película, los Pirineos catalanes. El rodaje se completó en Buenos Aires: construyeron una cabaña en tamaño real, gigantografías para los fondos y hubo nieve artificial para replicar el intenso clima invernal. "El frío que pasamos es inexplicable. Cuando tenés las patas metidas en la nieve no hay cómo pararlo, aunque las medias eléctricas, a batería, que compré ayudaron bastante", se ríe Darín y sigue: "El problema de la locación, más allá de la altísima complicación que significa estar rodeado de nieve heavy, tiene que ver con el traslado de los equipos. Necesitábamos un espacio que fuera lo suficientemente aislado y elevado, que diera a páramo pero, al mismo tiempo, que tuviera acceso de ruta para ir con los camiones y equipos. Eso retrasó bastante todo pero, finalmente, logramos filmar cuatro semanas allá y cuatro acá".
El reparto del film se completa con la joven actriz española Laia Costa, Federico Luppi y Dolores Fonzi, entre otros. Así, Nieve Negra es la primera gran apuesta del cine argentino para el año 2017 y es también la primera película que Darín y Sbaraglia comparten como dupla principal, a pesar de conocerse hace más de 25 años. "Siempre quise a Leo como a un hermano menor. Cuando él tenía 20, llamaba la atención porque, para su edad, era muy pero muy enfocado a la hora de trabajar", dice Ricardo que, en 1990, hizo Rumores con Roxana Randón, la mamá de su coprotagonista, y debutó como director teatral con la obra Pájaros in the nait, protagonizada por Adrián Suar, Diego Torres y Sbaraglia, quien recuerda: "Nos encontrábamos en Mar del Plata, jugábamos al fútbol. Éramos de naturalezas diferentes. Ricardo, siempre muy jodón, y yo quizás en ese momento -ya no puede decir lo mismo, aclara- era más tímido, un pichón, el más callado de un grupo muy extrovertido".
Hoy Nieve negra los reencuentra en una etapa que, coinciden, es ideal para conocerse. "Es maravilloso. Trabajamos desde un lugar puro, de plena transparencia, comunidad, equipo y mucha generosidad. Fue una experiencia tanto profesional como humana preciosa. Fuimos encontrando, lo mejor para cada escena, cada personaje", rescata Sbaraglia que este año estrenará también la película Bajo este sol tremendo, de Adrián Caetano, y viajará a España para trabajar con el director y guionista Cesc Gay (su última actualización es Truman, el premiado film que, justamente, protagonizó Darín).
"Con Leo nos llevamos bárbaro, estuvimos muy atentos a la historia y, de alguna forma, cuidando a Hodara. Él nos participó de cuestiones y enigmas que tenía, pensamos juntos, eso hizo que se arme un equipo afianzado. Los tres tenemos un tipo de locura totalmente distinta. Pero más allá de nosotros, no puedo hablar de esta película sin nombrar a Martín Bustos, asistente de dirección. Un soldado, totalmente comprometido con el proyecto. Divino. Además, tuvimos la suerte de tener un equipo anexo en Andorra increíble, fundamental cuando no estas filmando una comedia en el Caribe, entre chicas bonitas y tragos", analiza Ricardo, que, en abril, vuelve al teatro con Érica Rivas -Escenas de la vida conyugal- y, en agosto, presenta La Cordillera, de Santiago Mitre, otra de las grandes promesas del cine local para 2017.
Darín reconoce que, así como Hodara lo hace recordar a Fabián Bielinsky, Nieve negra lo hace pensar en aquello que sucedió hace 17 años con Nueve reinas: "Tenía una estructura narrativa poco frecuente para el cine nacional y vino a demostrar que se podía hacer, sin miedo. Salvando tiempos y diferencias, acá siento que va a pasar un poco eso. Tiene un nivel de realización que no tiene nada que envidiarle a ninguna superproducción extranjera y no hace falta ni entrar en comparaciones. Y, aunque no me meto mucho ahora con el tema de las expectativas, sé que es una película que puede andar muy bien" asegura, entre risas con su compañero, retomando el tono cómplice del principio del encuentro.
Los mejores socios de dos grandes actores
Martín Hodara
El director
Fue asistente de dirección de Fabián Bielinsky en Nueve reinas (2000), parte del equipo de El aura (2005), guionista y co-director junto a Ricardo Darín de La señal (2007). Nieve negra es, podría decirse, su primer largometraje, completamente de él. Dice que si se remonta al germen más pequeño, el film surgió de un cuadro que alguna vez vio en la casa de su bisabuela: una escena de un duelo en un bosque nevado, un hombre muerto contra un árbol y la sangre que manchaba la nieve. "El primero en leer el guión fue Ricardo. Enseguida me dijo que quería ser Salvador. Con él nos unen muchos años de trabajo y desde la muerte de Fabi nos unimos mucho más, ese fue el último espaldarazo para una gran amistad. A las pocas semanas de reunirme con él surgió el nombre de Leo para el personaje de Marcos y me gustó mucho la idea, es un actor excelente, cada vez mejor. Dirigirlos fue puro placer. Se han entregado tanto al proyecto que me siento honrado por haber podido tener a dos grandes actores en una filmación tan dura. Y Laia Costa, gran actriz y excelente persona, supo sumarse a un trio tan armado y demente como el nuestro".
Pablo Bossi
El productor
Desde Pampa Films asegura que, independientemente de que a nivel mundial el paradigma de consumo de los productos audiovisuales está en plena transformación, el cine nacional no sólo tiene un territorio ganado, sino que su share o participación de mercado crece ininterrumpidamente año tras año en relación a sus pares extranjeras. En ese contexto, "Nieve negra es un thriller que pega y sorprende hasta el último segundo; una película inteligente, armada como un rompecabezas. No recuerdo desde Nueve reinas o El aura una película con tantos secretos y personajes enigmáticos. Este es el tipo de proyecto que tiene recorrido internacional y posiciona al cine argentino en lo más alto".
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