Diarios de 15: la poesía del recuerdo adolescente
Diarios de 15 / Idea y dirección: Ana Alvarado / Intérpretes y creadores: Clara Chardin, Lucía Arias, Pablo Maidana, Aníbal Flamini, Omayra Martínez Garzón, Natalia Gerardi, Guillermo Tassara, Román Lamas y Luciano Mansur / Diseño y realización de títeres y objetos: Lamas, Flamini, Gerardi, Chardin, Arias, Martínez Garzón, Maidana y Dalmon / Escenografía y vestuario: Grupo Pie / Iluminación: Malena Miramontes Boim / Teatro: Centro Cultural de la Cooperación, Corrientes 1543 / Funciones: mañana y el domingo, a las 20 / Duración: 80 minutos / Nuestra opinión: muy buena
La memoria de la adolescencia siempre fue materia del arte. La literatura, las artes escénicas, el cine abrevaron en ese universo tan necesariamente intenso. Pero, además, la adolescencia era objeto de escritura cotidiana a través de los diarios, esos objetos íntimos en los que se inscribían para hacerse eternos desde los ínfimos detalles hasta los acontecimientos paradigmáticos. Escritura predominantemente femenina se cerraba entre llaves y secretos. Los varones, seguramente escribían su memoria adolescente de otros modos.
Ana Alvarado, a cargo de la compañía de Teatro, Títeres y Objetos de la Unsam articula esa escritura en escena. Los miembros de la compañía proponen las subjetividades en los relatos, los objetos, las manipulaciones. No solo son particulares las historias (y las décadas en las que la adolescencia tuvo lugar) sino también los recursos que se pusieron en juego para contarlas. Los protagonistas de Diarios de 15 son los que, sucesivamente y desde la frontalidad, articulan estas propuestas que, sin duda, siguen siendo un recorrido. Aunque el espectador no tenga que moverse de su butaca.
Cada microrrelato funciona de manera autónoma. La temática establece el hilván y, por supuesto, el trabajo con los objetos.
Los setenta, los ochenta, los noventa, los dos mil? la pantalla inscribe un anclaje musical, social, político. Cada protagonista recorta en su propia historia (no importa si es la suya o no, sí es el enunciador a cargo) y elige un modo de contar. Algunos eligen el predominio de lo actoral, otros cuentan desde afuera la historia de un objeto antropomórfico, otros combinan por partes iguales lo actoral y la presencia de algún títere. En algunos casos la actuación es notable, en otros está menos lograda. Por su parte, algunos objetos son definitivamente sorprendentes, otros pertenecen al país de lo ya visto.
En la mayor parte algo de lo íntimo se hace público pero deja las huellas de su pasado privado en clave de signo: una cama que oculta tesoros, una estructura con múltiples recovecos, unas cortinitas que esconden, cajas de cartón que ocultan rostros, tamaños ínfimos de soldaditos en una guerra que deviene real. Diarios de 15 es una preciosa experiencia en la que la empatía, la nostalgia, el entusiasmo permitirán recuperar, -¿por qué no?- la memoria vital de la propia adolescencia.