La otra nave de los condenados
"La condena de Gabriel Doyle", serie de suspenso escrita por Robin Wood. Con Lito Cruz, Luis Luque, María Socas, Jean-Pierre Noher, Luis Ziembrowski, Rubén Stella y elenco. Dirección:Sebastián Borensztein y Ricardo de Angelis. Por Canal 9, los miércoles, a las 22."El garante" y "La condena de Gabriel Doyle" no sólo tienen en común el mismo equipo creativo y más de un protagonista. Ambas ficciones (aquélla, exitosa y redonda producción de 1997, y ésta, que acaba de comenzar) comparten el interés por el suspenso, la intriga, los fenómenos sobrenaturales y una pareja protagónica integrada por un hombre que debe cumplir un castigo y no sabe por qué y un delegado del más allá con rostro humano encargado de hacerle cumplir la pena.
La diferencia más visible entre "La condena de Gabriel Doyle" y su predecesora pasa por la condena a la invisibilidad a la que es sometido su protagonista, tema que abría muchas posibilidades para explorar. Desde los interrogantes profundos y esenciales que esa situación puede generar en el castigado y en su entorno hasta el papel del destino en el comportamiento humano.
Robin Wood se ocupó certeramente de estas cuestiones en su vastísima obra como autor de historietas (basta recordar a personajes clásicos de su creación, como Nippur de Lagash, Mark o Jackaroe), pero la TVno parece ser un lugar tan cómodo como el de los cuadritos gráficos para bucear en las ricas variantes que propone esta historia.
Recorrido incierto
Así las cosas, el rumbo narrativo de "La condena de Gabriel Doyle" por momentos se hace errático, se carga de incertidumbres y de tiempos muertos y, en los momentos más confusos, se convierte en un remedo pálido de "El garante". Esto se nota a las claras, sobre todo, en la falta de profundidad y de precisión que tiene el retrato de sus protagonistas. El dolor profundo del condenado que encarna Luis Luque (acentuado por una actuación con algunos efectismos) se reduce a la exterioridad y rara vez se acerca a la auténtica tragedia.
Mientras tanto, Lito Cruz, que deslumbró con aquel diablo seductor y aporteñado de "El garante", vuelve aquí a encarnar a un representante de lo sobrenatural, pero en este caso con un perfil tan opaco y rígido que convierte a su personaje en uno de los menos interesantes de la historia.
Climas sugerentes
Donde sí aciertan Borensztein y los suyos, ratificando lo bueno de su programa anterior, es en la creación de más de un clima sugerente, sobre todo cuando los personajes quedan desarmados y a merced de un entorno que se les está por venir encima en cualquier momento, bajo el control de fuerzas inasibles.
En esas instancias sí cobran sentido la profundidad y el misterio de una serie de hechos que escapan a la seguridad de toda explicación racional. Cuando surgen estos climas (excepcional, por caso, fue el primer encuentro entre Luque y una adolescente ciega de la que abusaba su padrastro en el segundo capítulo), aparece en su plenitud una cuidadísima ambientación o se explotan con efecto dramático los muy correctos efectos especiales, "La condena de Gabriel Doyle" cobra vuelo.
El problema es que sólo lo hace de a ratos, sin lograr que durante todo el tiempo el televidente quede atrapado por una historia que tiene varios costados llenos de fascinación. Si hasta ahora esta condena moviliza y atrae sólo a medias, no es menos cierto que las imágenes muestran, aun en forma latente, que Borensztein y su equipo son capaces de hacer una televisión que quiere escapar de todo convencionalismo.