"La nuestra es una relación de película"
La pareja se enamora por tercera vez en la pantalla en Noches de tormenta, drama romántico que se estrenará pasado mañana en los cines; mirá la fotogalería
LOS ANGELES.- "Señoras y señores... ¡Diane Lane!" A pura sonrisa y con un gesto muy galante, Richard Gere inclina levemente el cuerpo, extiende los brazos hacia la puerta del salón, retrocede unos pasos y deja libre el centro de la escena para que la actriz, con un vestido de tonos marrones que subraya delicadamente su madura belleza, haga su ingreso y capture desde allí todas las miradas.
Lane devuelve la cortesía con un mohín y un guiño risueño de complicidad, y aguarda a Gere, que entorna sus pequeños ojos tras los lentes y después de sentarse junto a ella no tarda en volver a dominar la escena con aire distraído, espíritu amistoso y la naturalidad de quien se sabe ganador sin necesidad de esfuerzo alguno. Luce intacta la apostura de galán que le conocemos, aunque su cabellera -todavía más blanca de lo que muestra en la pantalla- y algún disimulado kilo de más nos confirman el hecho inexorable de que el año próximo cumplirá 60 años.
En este caso, es la pareja, y no cada estrella por su lado, la que acapara las expectativas. Una pareja que nació en la pantalla como tal hace 24 años en Cotton Club de la mano de Francis Ford Coppola, que volvió a funcionar en pleno en 2002 gracias a la exitosa Infidelidad y que ahora, con Noches de tormenta -cuyo estreno anuncia Warner para pasado mañana-, pretende demostrar por tercera vez que lo más importante cuando se lleva a la pantalla un drama romántico es la química entre sus protagonistas. Al menos así lo asegura, más convencida que nadie, la experimentada productora Denise Di Novi, que pensó en ellos no bien se puso en marcha el proyecto, inspirado en un nuevo best seller de Nicholas Sparks ( Diario de una pasión ).
Esa conexión tan especial salta a la vista en el encuentro -propiciado por la distribuidora del film- con medios internacionales, entre los cuales está LA NACION. Se gastan bromas, ríen con ganas, se brindan elogios mutuos y subrayan todo lo que los une en la pantalla y en la vida. "Lo más gracioso -dice Gere, con su compañera, que asiente en todo momento- es que no hablamos mucho entre nosotros fuera del set. Nos enviamos postales para Navidad y nos llamamos por teléfono sólo de tanto en tanto. La nuestra es una relación de película y, gracias a Dios, ella y yo tenemos matrimonios maravillosos."
Ambos creen que no alcanza con dejarse llevar por esa suerte de química natural que ambos expresaron en su primer encuentro en el cine, cuando Lane tenía apenas 18 años y Gere, 34. "Más de una vez he sentido esa tensión positiva, esa electricidad que lleva a sentir que todo irá bien en un rodaje, y después comprobar todo lo contrario cuando lo veo en la pantalla", dice la actriz. "No voy a decir con quién. Pero hice películas muy exitosas junto a mujeres con las que no intercambiaría siquiera una palabra", agrega Gere.
El actor cree tener en Mujer bonita , éxito del que fue protagonista, la mejor ilustración sobre el tema: "Es una historia de amor entre personas adultas, planteado a partir de un esquema que debe de haberse repetido 100 veces, pero sólo funcionó una sola vez. Eso demuestra que con el guión no alcanza; hay que encontrar a los intérpretes apropiados y, lo más difícil, que haya una conexión entre ellos".
Y dice que, por el hecho de asomarse "a las vidas problemáticas de gente que ya superó los 30, cuando el público que hoy va al cine tiene menos de 22", se entiende que la propuesta de Noches de tormenta aparezca como una rareza en el panorama actual de Hollywood. El film narra el vínculo que nace entre Adrienne Willis (Lane), enfrentada a una crisis conyugal y a la pelea cotidiana con una hija adolescente, y Paul Flanner (Gere), un exitoso cirujano angustiado por la competencia profesional con su propio hijo y las consecuencias de la pérdida de una paciente en la sala de operaciones.
Ambos se encontrarán circunstancialmente durante un fin de semana en una posada a orillas del Atlántico, ubicada en la bellísima región costera de Carolina del Norte, cuya dueña es la mejor amiga de Adrienne, quien convence a ésta de instalarse allí un par de días para tomarse un respiro y repensar su vida. Flanner será el único huésped del lugar, al que llega con la intención de dar explicaciones por el hecho fatal ocurrido en el quirófano, y entre ambos surgirá lo que Gere y Lane definen como el comienzo de una segunda oportunidad para ambos.
"Soy muy sentimental y si algo aprendí de esta película es el valor que las reconciliaciones tienen en la vida. También se habla aquí de relaciones entre padres e hijos, algo que debería afrontarse con mucha más humildad. Cuando mis hijos eran más chicos, se colgaban de mí para que no me fuera. Ahora directamente me invitan a que les deje la casa y me vaya a filmar", dice Lane, antes de lanzar una nueva carcajada.
Gere, en tanto, reconoce que no encuentra en su vida cotidiana tanta afinidad con el personaje que interpreta aquí. "Pero la actuación -precisa- no es otra cosa que encontrar analogías y metáforas. Y veo que al igual que en la película alguna vez dejé cosas de lado buscando ser el mejor en mi profesión. Concentrarse demasiado en algo lleva a descuidar otros aspectos de la vida, y recuperarlos después es algo muy laborioso."
"Nada es perfecto", agrega Lane. "Y suelen plantearse enormes conflictos alrededor de las vivencias románticas. De eso creo que habla esta película", añade la actriz, para quien el paso del tiempo no parece constituir un problema. "Sé que en Hollywood están todos obsesionados por el paso del tiempo, pero en mi caso trato de vivir estas cosas como si estuviera haciendo una comedia. Lo importante es aceptarse como tal. ¿Mi secreto? No tengo una fórmula fija. En mi caso, es una mezcla entre la suerte, los genes y alguna plegaria."
Gere, tras escucharla, suelta otra frase de pura cortesía: "Es que ella sigue teniendo 18, como cuando la conocí, y el que envejece soy yo". Ella vuelve a sonreír, agradece con un cálido gesto y todos en el salón imaginan que Noches de tormenta no será el último encuentro romántico en la pantalla entre dos estrellas que se llevan muy bien.