La noche consagratoria en la que Soda Stereo tocó para "todos" los porteños
"Vi gente colgada en los carteles, arriba, abajo, en los edificios. La cantidad de personas fue increíble. Juro que una situación así me desborda, me supera totalmente, y en ese momento me resultaba muy difícil expresar la emoción. Por eso grité: ‘Socorro, los amo!’. Creo que fue una cosa tremenda y aún hoy me resulta difícil describirlo. Fue la despedida de un año increíble". Con esas palabras, y los recuerdos todavía a flor de piel, Gustavo Cerati intentaba explicarle a la revista Pelo las sensaciones vividas pocos días antes durante el multitudinario concierto ofrecido por Soda Stereo en la avenida 9 de Julio frente a cerca de 300.000 espectadores.
Como parte de Mi Buenos Aires Querido II, un ciclo de recitales gratuitos y al aire libre organizado por el gobierno porteño de ese entonces (Carlos Grosso era el intendente), el 14 de diciembre de 1991 el trío conformado por Gustavo Cerati, Zeta Bosio y Charly Alberti no sólo batía todos los récords de audiencia y daba muestras de un impresionante y masivo poder de convocatoria, sino que escribía uno de los capítulos más trascendentales de su carrera profesional.
De todos modos, no era la primera vez que la banda se presentaba en un evento sobre la tradicional arteria céntrica de la ciudad. "Existe un dato que está bueno mencionar y quizás pocos recuerdan. Y es que Soda ya había tocado en la 9 de Julio, más precisamente en su intersección con la avenida del Libertador. Fue el 27 de diciembre de 1988 en un festival que celebraba los cinco años de democracia y en el que participaron gran cantidad de bandas y solistas de la época, como Man Ray, Los Intocables, Juan Carlos Baglietto, Ratones Paranoicos y Fito Páez, entre otros. Después de una espera larguísima y casi a medianoche finalmente apareció Soda Stereo", rememora Marcelo Fernández Bitar, periodista de rock y autor del libro Soda Stereo: La biografía total (Sudamericana, 2017), para luego hacer referencia al concierto del año 91: "Fue una sorpresa, ya que no se anunció con demasiada anticipación. Pero sí hubo mucha publicidad televisiva, porque el show fue transmitido en vivo por Canal 13. Fue increíble, había una cantidad de gente impresionante. Recuerdo haber estado allí, entre el público, muy apretado, pegado uno al lado del otro y así hasta la avenida San Juan aproximadamente. Más allá de la incomodidad, lo más gratificante fue estar presente, participando y disfrutando aunque no pudieras ver o escuchar muy bien".
Tras el cierre de la exitosa Gira Animal, celebrado el 22 de diciembre de 1990 en el estadio de Vélez Sarsfield ante más de 40.000 personas, Soda Stereo inició el año siguiente con una agenda bien cargada. Una presentación veraniega en Mar del Plata dio paso a una nueva gira latinoamericana, en la que visitaron con mucha repercusión Colombia, Venezuela y México; para luego realizar una escala promocional en España. Entre junio y julio, y ratificando su excelente momento, el grupo agotó localidades para un total de catorce funciones en el teatro Gran Rex, dejando registro de esas inolvidables jornadas a través de Rex Mix, un EP con versiones en vivo, remixes y un estreno: "No necesito verte (para saberlo)".
Latinoamérica los obligó a subirse nuevamente a un avión para otro tour y, luego de colmar estadios de fútbol en Córdoba y Rosario, recibieron la invitación formal del Gobierno metropolitano para colocarle el broche de oro al ya mencionado ciclo de conciertos Mi Buenos Aires Querido II. Nadie imaginaba, ni siquiera los integrantes de Soda y todo su entorno, que 1991 iba a concluir con un hecho de tamaña magnitud.
Según nos comentó el jefe de la policía de ese entonces apenas llegamos el número inicial de espectadores era de 250.000, pero al final alcanzó los 350.000"
Exactamente a las 22 horas y 3 minutos de aquel 14 de diciembre, y sobre un amplio escenario montado de cara a Constitución, en el cruce de 9 de Julio con la calle Estados Unidos, los primeros acordes de "De música ligera" dieron cuenta de la presencia de Soda Stereo en escena. Frente a casi 300.000 almas (abuelos con nietos, padres con sus hijos, curiosos, transeúntes, automovilistas y miles y miles de jóvenes) que estallaron en un solo y ensordecedor grito. "Hombre al agua", "Trátame suavemente", "Lo que sangra (La cúpula)", "En la ciudad de la furia", el cover de The Beatles "I Want You (She’s So Heavy)", "Cuando pase el temblor", "Persiana americana", "Prófugos" y "Sobredosis de TV", entre muchos otros, conformaron un amplio listado de temas a lo largo de una velada grandiosa, intensa, emocionante y que se desarrolló con total normalidad y armonía, considerando la heterogénea muchedumbre convocada.
A casi 28 años de aquel hito en materia de espectáculos en Buenos Aires, Charly Alberti recuerda: "Cuando surgió la posibilidad de tocar allí, para nosotros fue todo un desafío. El show fue inolvidable, había un mar de gente y, según nos comentó el jefe de la policía de ese entonces apenas llegamos, el número inicial de espectadores era de 250.000 pero al final alcanzó los 350.000. Eran cuadras y cuadras repletas de personas. También me acuerdo que al costado del escenario había una tribuna para invitados especiales. Más allá de la emoción, la dimensión y de no poder creer lo que estábamos viviendo, yo tendría que recalcar que son situaciones muy únicas y que fue un show sin un solo incidente. Hoy lo contás y parece increíble que se hayan podido hacer cosas así en la Argentina de esos años. Muchas otras cosas de aquel concierto las recordás hoy cuando posteás algún video de la época. Tengo muy presente la emoción, las sensaciones, el público y el momento en que llegamos al lugar. Independientemente de esas vivencias puntuales que uno tiene desde adentro del show, creo que estas cosas uno las procesa con el tiempo, sobre todo por la dimensión que alcanzó. Y si no me equivoco, un año después tocamos en La Plata ante casi la misma cantidad de gente (Nota del editor: fue en 1995). Pero lo de la 9 de Julio fue una sensación única".
Dos pantallas gigantes de seis metros por cuatro, un set de iluminación de última generación y 30.000 watts de sonido acompañaron a unos exultantes Gustavo Cerati, Zeta Bosio y Charly Alberti, que estuvieron a la altura de las circunstancias y funcionaron como una perfecta pieza de relojería junto al apoyo instrumental de Tweety González y Daniel Melero.
Aunque más allá de cuestiones y aspectos técnicos, cualquier análisis racional de lo que ocurrió aquella noche queda de lado, incluso hasta el presente, ante semejante fenómeno popular no sólo protagonizado por el trío en cuestión sino también dado por el excelente momento histórico que atravesaba el rock argentino por aquellos años. Después de esa experiencia, sin dudas, altamente movilizadora, Soda volvería al ruedo de la mano de Dynamo, un nuevo álbum de estudio.
En 2007 y después de otro show gratuito y de gran magnitud, pero esta vez como solista, Gustavo Cerati recordaba en una entrevista con LA NACION: "Me imagino que los que estaban en San Juan y la autopista no escucharon nada, pero querían estar. Esa energía es muy generosa y trasciende el show. Para que esto ocurra tiene que haber una verdadera conjunción de energías planetarias". Y eso es lo que sucedió la noche mágica del 14 de diciembre de 1991.
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