La muerte de Enrique Pinti: sus dos memorables frases en Esperando la carroza que vivirán por siempre

Existe una frase en el teatro inglés que dice: “No hay papeles pequeños, hay actores pequeños”. Esto mismo demostró Enrique Pinti en 1985, cuando interpretó a Felipe, el primo alcohólico en Esperando la carroza. Pinti no era un actor menor, eso era claro, pero para llegar a ese set tuvo que rogarle a Alejandro Doria un lugar. De esa aventura quedaron en el recuerdo los prácticamente dos parlamentos que le tocaron: “Mamá, ¿conocés a algún Sergio?” y “Dios, es un aviso, no tomo más”. Este domingo, con la noticia de su muerte, ambos latiguillos resonaron otra vez y con más fuerza.

El acomodo

Alejandro Doria empezó a proyectar Esperando la carroza junto a Jacobo Langsner, el dramaturgo uruguayo que le dio vida a la obra de teatro, y para eso convocó a una elenco pujante, que incluía a Antonio Gasalla, China Zorrilla, Betiana Blum, Juan Manuel Tenuta, Mónica Villa, Julio de Grazia y Luis Brandoni. ¿Y Pinti? Como él mismo explicó en una entrevista con Bendita TV, prácticamente entró a la producción por la ventana.

“El acomodo (para que yo entrara) fue Gasalla. Yo trabajaba con Antonio; y Freedman, nuestra productora, hinchó mucho las pelotas”, recordó en aquella entrevista de 2018. Sus insistencias ante el director venían de hacía rato. Es que Pinti perseguía a Doria para que lo convocara para Situación Límite, serie de 1984 que vio la luz por ATC.

“Yo tenía llagas en las rodillas de arrodillarme para que me llamara para Situación límite, porque trabajó desde Rodolfo Bebán hasta Graciela Alfano y yo no iba nunca”, dijo y, finalmente, fue convocado para La carroza...

“Cuando la estábamos filmando nosotros sentimos goce y placer pero le decíamos a Doria: ‘¿No estamos gritando mucho?’”, recordó sobre aquella observación que, luego, le haría la crítica.

Dos frases que quedaron

Ante la desesperación de no encontrar a la querida Mamá Cora, su familia se pone en acción y busca en todos lados. Van a ver a la tía Emilia a la villa pero ahí solo se encuentran a su hijo -interpretado por Darío Grandinetti- jugando a la pelota (”Ahí lo tenés, al pelotudo...”). Y también van a lo de Leonor, que tampoco sabe nada y que, para comer, solo tenía “tres empandas”. Pero también le consultan a alguien más: llaman al primo Agustín, hijo de Rosaura, para ver si la pobre anciana está ahí. Sin embargo, Felipe, interpretado por Enrique Pinti, ya lleva varias copas de vino encima. La escena se da así:

-Sergio Musicardi: Felipe, habla Sergio.

-Felipe: ¿Qué Sergio, qué primo? Qué mamá? ¿Pero qué tía? Acá no tenemos ninguna tía. Sergio... eh, ¿conocés a algún Sergio? ¡Mamá!

-¿Quién no conoce a algún Sergio?

Las escenas transcurren y, confusión de por medio, la familia empieza el velatorio de una húngara. Y otra vez Felipe y su madre Rosaura dan la nota.

Primero se conoce la verdad. Mamá Cora llega a su propio velorio y es ahí, al ver al muerto vivo, que Felipe dice su segunda gran frase: “¿Qué pasó? Oí rumores... Dios, es un aviso, no tomo más”.

Este parlamento, tal como supo recordar Pinti, trascendió las fronteras. Tanto es así que, en los 80, estaba en Nueva York en un boliche y se acercó a la barra a pedir un trago. Del otro lado, el bartender, de origen español, le dijo: “¿No era que ‘no tomo más?’”. Pinti, sorprendido, insistió en su pedido. Y recibió la misma respuesta hasta que cayó en la cuenta de lo que pasaba: la popularidad de la película se había derramado por doquier.

El papel de Pinti en Esperando la carroza concluye con, quizás, la escena más querida por los fans. El momento en que Rosaura exige respuestas: “¡A dónde está mi amiga!”. Mientras tanto, China Zorrilla intenta explicarle la confusión, Felipe,, por detrás, se sostiene como puede de la puerta, porque la borrachera lo sigue sacudiendo.

“Esa señora, la actriz Angelita Pardo, estaba en la Casa del Teatro. Había sido cantante, se definía como cantante nacional, había trabajado en los sainetes del principio del siglo, y en los cortes agarraba la guitarra y cantaba”, rememoró sobre su compañera de escena y con quien, quiérase o no, armó una dupla de pocos pero efectivos parlamentos.

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