La ley del teatro saldó una deuda
Una emocionada audiencia de gente de teatro ovacionó anteayer en el Senado la sanción de la Ley Nacional del Teatro.
Fue una sesión agitada la del miércoles último en el Congreso Nacional. En la Cámara Diputados, estaba Alfredo Yabrán y en la de Senadores el pedido de juicio político a los jueces Trovatto y Branca enrarecía el aire del solemne lugar.
Cuando el secretario de sesión anunció el tercer punto de la agenda: el tratamiento de la Ley de Teatro, aplausos y ovaciones quebraron el clima habitual, movilizando la sonrisa de los senadores.
Más de 200 personas, entre actores, autores, directores, empresarios, técnicos y escenógrafos, desbordando las galerías, celebraron el acontecimiento que se venía esperando desde hace 50 años.
La lista de oradores llegó a once. Pero ante cada discurso, se pudo apreciar que los que deliberaban en ese momento no eran senadores, ni representantes de partidos políticos, sino simples ciudadanos sensibles a la labor artística.
Todas las palabras demostraban la preocupación por reivindicar una actividad que guarda en su memoria inalterable tantos personajes, no sólo de la cultura, sino también de la historia argentina. Allí estaban las voces de Mendoza, Corrientes, San Juan, Catamarca, Tucumán, Buenos Aires, La Rioja, Entre Ríos, Capital Federal.Y ante cada uno de ellos, la colectividad teatral agradecía con los aplausos el reconocimiento que se hacía a tantos años de esfuerzos.
Por primera vez, los teatristas sintieron que un cuerpo legislativo reconocía la importancia y el valor de Teatro Abierto, punto de resistencia ante la mordaza política y cultural que vivía el país en 1981.
Y las provincias que no se expresaron con la palabra, lo hicieron con la solidaridad y el asentimiento.
Cuando los senadores, unánimamente, se pusieron de pie y por aclamación, es decir con el aplauso, aprobaron la ley, la emoción embargó a las galerías colmadas de gente de teatro y estalló en ovaciones y aplausos.
El mundo del teatro aplaude la nueva ley
Euforia: actores y dramaturgos celebraron la sanción de una norma reclamada por el sector desde hace varias décadas.
Un clima inusual se desarrolló durante la sesión donde se trató la Ley Nacional del Teatro.
Había muchas expectativas entre la gente de teatro fundamentalmente por la inexperiencia acerca del tratamiento legislativo.
El número de disertaciones previas a la votación, once y un poema, todas anticipando la aprobación final, provocó mayor ansiedad.
Casi al final de las alocuciones tomó la palabra Leopoldo Moreau quien señaló que si había tanta coincidencia, para qué tanto discurso. Pidiendo comprensión a la audiencia, argumentó que en la labor legislativa no siempre hay un consenso total y es difícil sancionar una ley que depare tantas satisfacciones.
El senador Eduardo Menem por su parte, reconoció que la Ley del Teatro es una vieja deuda que el Estado tenía con los teatristas y pidió que la ley fuera aprobada por aclamación.
Marcos Zucker, con las manos cruzadas, sonreía más allá de que sus ojos se vieran cubiertos de lágrimas.
"Parece mentira -repetía Pepe Soriano, muy emocionado-. Treinta años esperando esto. Empecé a trabjar en esto hace poco más de treinta años. Ahora nos encontramos conque la ley es una realidad y la puedo ver. Hoy le decía a mi mujer que no podía no estar presente. Es muy bello. ¡Qué maravilla que esto haya sucedidoen este recinto!" "Es conmovedor para mí, más allá de la ley en sí misma- dijo Claudio García Satur, presidente de la Asociación Argentina de Actores-. Me siento preocupado al mismo tiempo que conmovido. Es una extraña, curiosa sensación que de todas maneras me hace sentir bien. Estoy preocupado por la responsabilidad de ser dirigente. No es fácil; es más un peso que una alegría contínua. Ahora hay tanta tarea por hacer."
"Esto para mí, y lo puedo decir con emoción, es inenarrable, dijo con lágrimas en los ojos Mario Lozano. Hace más de treinta años que con Alberto Barcel empezamos esto, buscando apoyo para el teatro".
"No se termina aquí nuestra presencia en el Congreso -explicó Lito Cruz, director Nacional de Teatro-, porque nos ofrecieron un lugar en este recinto para las discusiones."
"Ahora viene lo más difícil -agregó Guillermo de la Torre-, la reglamentación y hacerla realidad. Es algo que va a llevar tiempo."
"De cualquier manera -añadió Cipe Lincovsky- es maravilloso. Todos los senadores vinieron muy preparados."
"Ahora hay que esperar diez días para que la apruebe el Poder Ejecutivo, reglamentarla y pelear la plata", dijo Roberto Cossa.
Completamente eufórica estaba Alejandra Boero. "Todavía faltan muchas cosas por resolver. Ahora hay que pelear por la reglamentación. Tenemos que seguir vigilando porque la democracia funciona cuando los ciudadanos vigilan."
"Cincuenta años de espera -confesó María Rosa Gallo-. Recuerdo que cuando yo entré al teatro profesional, en el año 43, mi primer marido, Camilo Da Passano y Barcel, se pasaban noches enteras preparando un proyecto de ley. Me parece un sueño".
Los abrazos y las felicitaciones se sumaban unos tras otros. La reflexión final fue que el teatro había aprendido a hacer lobby y más que un espectador de la tarea legislativa, con su constante presencia, fue acompañando por pimera vez un proyecto de ley que le era tan querido.
Los artistas aprendieron la lección y en esta oportunidad fueron ellos los que respondieron con un fuerte aplauso a los protagonistas de esta historia.
Un reclamo que no afectó la sanción
Después que la Cámara de Diputados aprobó por unanimidad el proyecto de ley (en diciembre último) y antes de que entrara a debate en el Senado, las asociaciones de la radiofonía y televisión objetaron que se recurriera a los recursos del Comité Federal de Radiodifusión (Comfer) para subvencionar la actividad teatral.
La flamante ley dispone que el Instituto Nacional del Teatro será financiado con el 8 por ciento de los fondos del Comfer.
Las asociaciones de televisión, radio y televisión por cable pagan sus impuestos al Comfer y sienten que con los fondos de las empresas de radiodifusión se está promoviendo una actividad que debería contar con una partida presupuestaria propia.
Este cuestionamiento hizo suponer que sería una piedra en el camino de la promulgación. Pero no pasó de ser un reclamo, ya que la ley de teatro no crea ningún nuevo gravamen a los licenciatarios de radio y televisión. Por el contrario, aún si no se hubiera promulgado la Ley de Teatro, deberán seguir pagando sus impuestos.
Finalmente cabe señalar que se estima en 100 millones de pesos la recaudación anual del Comfer, y el excedente de estos recursos son derivados a rentas generales.
De ser aproximada esa suma, al flamante Instituto Nacional de Teatro le corresponderían 8 millones de pesos para aplicar a la actividad teatral de todas las provincias del país.
Una institución que beneficiará al interior del país
La actividad teatral en nuestro país desde tiempos pasados se manejó entre la órbita oficial y la privada. De esta manera, cada uno atendía sus propias necesidades.
Luego surgió el denominado teatro independiente que se fue forjando lentamente en todo el país gracias al esfuerzo de los propios teatristas. Las salas se construían y mantenían con el aporte de los integrantes de grupos.
Algunas salas, de invalorable valor edilicio, se derrumbaban, impotentes de ser auxiliadas.
El teatro independiente, por su carácter artesanal, se vio constantemente desprotegido de cualquier aporte o beneficio institucional.
La nueva ley, elaborada con el consenso de todos los participantes del quehacer teatral, contempla en sus fundamentos muchos de estos aspectos y la necesidad de revalorizar y revitalizar la actividad teatral en todo el país.
Los puntos sobresalientes de la nueva ley:
- Fundamentalmente la creación del Instituto Nacional del Teatro como organismo rector de la promoción y apoyo de la actividad teatral.
- Principales funciones del instituto:
_Administrar los recursos asignados para su funcionamiento.
_Impulsar la actividad teatral.
_Fomentar las actividades teatrales a través de la organización de concursos, certámenes, muestras y festivales; el otorgamiento de premios, distinciones, estímulos y reconocimientos especiales.
_Considerar de interés cultural y susceptibles de promoción y apoyo a las salas que se dediquen a la actividad teatral y fomentar la conservación y creación de los espacios destinados al teatro.
_Acrecentar y difundir el conocimiento del teatro, su enseñanza, su práctica y su historia.
_Financiar actividades teatrales consideradas de interés cultural.
_Financiar el mantenimiento o acrecentamiento del valor edilicio.
_Otorgar préstamos y subsidios para entidades y elencos que presenten proyectos teatrales.
_Equipar centros de documentación y bibliotecas teatrales, nacionales y zonales.
_Atender gastos de edición de libros, folletos, publicaciones referidos a la actividad teatral.
_Otorgar becas para la realización de estudios de perfeccionamiento en el país o en el extranjero.
_Otorgar premios a autores de teatro nacionales o extranjeros residentes en el país.
- Acerca de los recursos:
_Las sumas que se le asignen en el presupuesto general.
_El 8 por ciento del total de las sumas efectivamente percibidas por el Comité Federal de Radiodifusión, que será transferido automáticamente y en forma diaria al instituto.
- Autoridades del instituto:
_Un director ejecutivo designado por el Poder Ejecutivo.
_Un representante de la Secretaría de Cultura de la Nación.
_Un representante del quehacer teatral por cada una de las regiones culturales argentinas.
_Cuatro representantes elegidos a nivel nacional sin especificación territorial.
La reglamentación
Una vez que la ley, aprobada por unanimidad tanto en Diputados con en Senadores, sea aprobada por el Poder Ejecutivo, corresponde elaborar la reglamentación para que empiece a ponerse en práctica.
Esta tarea estará a cargo de la Secretaría de Cultura de la Nación.
"Lo vamos a hacer en pleno consenso -explicó el titular de esa secretaría, Mario O`Donnell-, en colaboración con todos los sectores de teatro. Hay una característica que nadie me puede negar y es que hago todo en patota. Si esta ley ha sido sancionada es porque ha sido consensuada meticulosamente y lo mismo va a pasar con la reglamentación. Vamos a ponernos a trabajar ya mismo porque estamos todos muy apurados. Estamos muy contentos, pero no puedo dejar de agradecer y felicitar al Legislativo que ha demostrado una gran sensibilidad para sancionar leyes de la cultura: el cine, la libre circulación de obras de arte, el tango y ahora el teatro."
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