La impactante “película prohibida en 46 países” que aterrorizó a millones y se volvió un fenómeno de culto
Producido en tiempos de experimentación cinematográfica, Faces of Death es un escalofriante film que se volvió famoso por sus escenas de canibalismo, tortura y muerte
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En las más de cuatro décadas transcurridas desde su estreno en 1978, Faces of Death (Las caras de la muerte, en español) se ha ganado la reputación de ser una de las películas más impactantes jamás realizadas. Incluso hoy, en una época en la que el cine se anima a poner en escena imágenes cruentas de asesinatos y ejecuciones, el film amateur conserva su poder.
Supuestamente prohibida en 40 países -la cifra nunca fue corroborada del todo-, la película forma parte del subgénero cinematográfico del terror llamado mondo. “El mondo se caracteriza por tratar cuestiones morbosas relacionadas con el mal gusto y con los temas sensacionalistas. Son siempre documentales que pueden ser falsos o reales. Fueron muy populares en los 60 y los 70 pero perdieron su relevancia en los 80”, explica Nicolás Onetti a LA NACION, director argentino de films de terror como Los olvidados (2017) y El juego de las cien velas (2020).
Faces of Death prometía ser un documental realista de las distintas caras de la muerte, pero lo cierto es que gran parte de las secuencias que muestra son ficticias con efectos especiales que crean la ilusión de estar viendo algo prohibido. El material fue escrito y dirigido por el cineasta Conan Le Cilaire que, en verdad, se llamaba John Alan Schwartz.
El largometraje de 105 minutos comienza con el patólogo ficticio Francis B. Gröss, que se dirige y presenta al espectador su propia colección personal de videos que ha recopilado por todo el mundo a lo largo de los años. Las escenas de estos clips muestran ataques de animales, suicidios, canibalismo y muchas otras formas en las que la gente puede perder la vida.
El éxito del morbo
Cuando se estrenó, el documental recibió en su mayoría críticas negativas, como en el Reino Unido, donde fue incluido en una famosa lista llamada “Video Nasty List”, repleta de producciones que no debían llegar a un público sensible, y llegó a ser censurada. Pero, paradójicamente, en otros mercados fue un éxito de taquilla que recaudó millones de dólares y, con el tiempo, se convirtió en una película de culto. De hecho, a Faces of Death le siguieron varias secuelas: siete en total, cada una de presupuesto bajo y de una calidad de producción deficiente. Existe una Faces of Death 8, estrenada solamente en Alemania, que contiene escenas gore de todas partes del mundo, sin narración, sin créditos ni títulos.
Si bien la película fue un éxito en el cine, se transformó en un verdadero suceso cuando llegó la tecnología de video a los hogares: el VHS. Para 1987, había 42 millones de estos aparatos solo en Estados Unidos, lo que significó una demanda sin precedentes. La presentación definitivamente era atractiva: “¡Prohibida en 46 países!”, anunciaba la portada del video. En 1985, Associated Press entrevistó a un entonces desconocido Quentin Tarantino, que trabajaba en un videoclub: allí reveló que Faces of Death “se alquilaba dos veces por semana, lo que significa que casi siempre estaba fuera”.
Los secretos de la producción
Schwartz era un cineasta que hasta el momento venía haciendo películas mondo pero de muertes de animales. Un día, un grupo de japoneses se presentó en su oficina para proponerle financiar una producción de este género, pero al director se le ocurrió ir por más y, en lugar de filmar un documental de animales, les sugirió hacerlo de escenas cercanas a la muerte humana.
Así fue como surgió el largometraje que incluye escenas macabras, como cadáveres que se abren en rodajas en una autopsia, un hombre electrocutado y una espeluznante secuencia en un restaurante con un mono como protagonista al que golpean con un martillo en el cráneo para luego comerle los sesos. La infame secuencia es falsa: se filmó con un animal entrenado al que golpeaban con martillos de goma espuma y con un cerebro recreado a partir de coliflor y sangre falsa.
El director también recopiló material gráfico verdadero de los canales de noticias, como el clip de una mujer saltando hacia su muerte desde un edificio de departamentos, así como varios accidentes automovilísticos, secuencias de bombardeos en Vietnam y también las horripilantes secuelas de un accidente aéreo.
Pero lo reunido no alcanzaba para completar un largometraje, así que Schwartz decidió filmar segmentos escenificados. Listó una serie de escenarios fatales como un ataque de cocodrilo, una silla eléctrica, una decapitación y agregó otras secciones repugnantes como la escena del cerebro del mono. Contrató actores, reservó locaciones y un equipo profesional de Hollywood y filmó la película en poco más de un mes.
Gran parte del film logró su deseado efecto de pánico durante la edición del material. Por ejemplo, si bien la escena de la mujer que se suicida es real, el acercamiento para ver el cadáver es falso. Tampoco es real una pelea entre dos perros pitbull que, en realidad, se están lamiendo sin hacerse daño. Faces of Death viene a ser el progenitor del metraje encontrado mezclando imágenes verdaderas con ficticias y presentándolas como grabaciones descubiertas. Se trata de una técnica muy utilizada en el cine de terror y en los falsos documentales.
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