La habilidad de transformar la muerte en poesía visual
Kris Niklison, directora de Vergel, pasó de trabajar con Peter Greenaway o ganar fortunas en el Cirque du Soleil a tomarse su tiempo para encontrar la felicidad en el cine
Kris Niklison sonríe, saluda y en el ascensor le cuenta al fotógrafo -a quien descubre del mismo signo del zodíaco- que ella es la persona más escorpiana que seguramente haya conocido en su vida: no solo es de Escorpio, sino que le enumera una cantidad de sus ascendentes vinculados al signo imposibles de recordar para esta cronista poco conocedora del mundo astrológico. La artista abre la puerta e inmediatamente nos lleva a recorrer su hermosa casa, un departamento en un octavo piso en Palermo donde se filmó su última película, dejando para el final un balcón-terraza que atraviesa todos los ambientes y que dio nombre, forma y sentido al largometraje que estrenó ayer: Vergel, palabra que define un lugar con gran abundancia y variedad de plantas, flores y árboles. El vergel de Kris Niklison es una selva exultante y sorprendente en medio de las alturas de la ciudad de Buenos Aires, pero se queda pequeña en comparación con su vibrante y apasionada hacedora.
Vergel es su segundo film y en él expone el significativo proceso de duelo de una mujer brasileña a quien, en medio de sus vacaciones en Buenos Aires, se le muere el marido. Y Niklison lo hizo posible porque conoció esas sensaciones en primera persona. "La escorpianitud es la transformación y, por eso, la muerte es lo más escorpiano que hay -explica la directora-. No existe muerte y punto; existe muerte-vida, muerte-vida, y así. Esa es la historia de mi vida: yo fui acróbata, fui la actriz mejor paga del Cirque du Soleil, viví 20 años en Ámsterdam, tuve mi compañía de teatro allí y con ella recorrí los cuatro continentes con un éxito inimaginable, tuve toda mi vida allá? Y un día sentí que se había acabado. Sentí que la aventura por la cual yo me fui había terminado. Y quise volver porque quería algo nuevo. Todo eso fue muy doloroso, muy difícil, me hizo llorar como no lloré por otras cosas en mi vida. Por eso, lo que vive la mujer de Vergel lo viví yo. También estuve quebrada, fraccionada, por mucho tiempo, pero al final tenía razón porque lo que vino después fue maravilloso. Yo soy feliz y florecí acá, pero Vergel es ese acto de fe de decir: ?Estoy sufriendo, pero algo va a renacer'".
La vida que dejó atrás Kris Niklison fue la que hizo que su nombre fuera conocido por el mundo y que su arte -una combinación de teatro físico, danza, proyecciones y texto- la consagrara internacionalmente como actriz, coreógrafa, autora y directora teatral. En esa vida, que comenzó a los 22, cuando egresó de la ENAD y se fue sola a Europa, llegó a fundar la Kris Niklison Theatre Company en Ámsterdam, trabajó con figuras de la talla de Peter Greenaway y el premio Nobel italiano Dario Fo y presentó sus espectáculos en más de 20 países del globo.
Aquel proceso de dolor y reencuentro que atravesó Niklison y que la trajo de regreso a América del Sur hace once años (vive repartida entre Brasil y Buenos Aires) es el que aparece en Vergel, protagonizada por la actriz brasileña Camila Morgado y la argentina Maricel Álvarez. La cineasta -a cargo de guión, dirección, producción, fotografía y arte- retrató esa tensión entre la vida y la muerte tras haber cultivado cada una de las plantas de su denso jardín durante cinco años.
El cine era eso nuevo que la artista nacida en Barrio Norte andaba buscando y, antes que Vergel, nació Diletante, ópera prima con la que Niklison se sumergió en el séptimo arte luego de un curso de cine de un mes en Cuba. En este bello documental, la directora homenajea a su madre, Bela Jordán, con 80 años por aquel entonces, a quien filmó en su casa de Sauce Viejo, a orillas del río. "Yo sentía que mi mamá merecía que la conociera todo el mundo -se emociona Niklison-. Era una mujer espectacular, pero no era mi mamá. No era maternal, era una amiga. Me di cuenta de eso a los 20 años y desde entonces me visitaba en Ámsterdam, viajábamos por el mundo, compartía todos mis procesos creativos? Ella era la mujer que era y uno tenía que entenderlo". Al poco tiempo del estreno de Diletante, Bela tuvo un ACV y quedó dos años hemipléjica, pero su hija volvió a comprender lo que hacía falta y se dio el gusto de acompañarla. "Fue una despedida muy dolorosa, pero me permitió cuidar a mi madre con devoción y locura. Yo no tuve hijos, no quise tenerlos, y me dediqué dos años a cuidarla a ella. Eso nos unió: una vez que ya habíamos recorrido festivales por el mundo con su película, una vez que ella tuvo ese ACV porque se cansó, porque ya había vivido todo, y después de haberla cuidado como si fuera mi hija, quedé feliz en el mundo", recuerda.
Desde que empezó a hacer cine, Kris Niklison no piensa en otra cosa. Su próximo largometraje será El barquero y lo escribió en Calcuta: este personaje vive de llevar a los habitantes de una orilla a otra del río y, en su tiempo libre, ayuda a la gente a morir, acompañando a los moribundos de un lado al otro de la existencia. Como en sus películas anteriores, hay mucho de la vida de esta escorpiana aquí. Y ella misma lo dice: "Me fui a la India a investigar y escribir esta historia porque el personaje es un alter ego mío: yo fui el barquero de mi mamá. A mí me gusta la muerte, no me asusta. La veo como transformación. Y soy buena acompañando a la gente en esos momentos".
Vergel
De Kris Niklison
En el BAMA, Av. Roque Sáenz Peña 1145; y cines del Gran Buenos Aires y todas las ciudades del país.