La guerra de los mundos, en el Colón
Pasaron más de ochenta años de aquella historia insólita, pero su recuerdo sigue asombrando. Todavía no existía el concepto fake news, tan en boga hoy en día, pero Orson Welles -artista precursor y revolucionario en más de un sentido- se anotó un engaño de proporciones: miles de estadounidenses entraron en pánico convencidos del inicio de una invasión extrarrestre que, en realidad, era parte de una dramatización basada en la famosa novela de H. G. Wells La guerra de los mundos, emitida por la cadena CBS.
El propio Welles, que tres años más tarde dirigiría una de las películas más celebradas de la historia del cine -El ciudadano (1941)-, interpretaba en el programa de radio al profesor Pierson, un científico entrevistado para explicar los detalles de aquella supuesta invasión. A pesar de que en la transmisión, que duró cerca de una hora, se aclaró un par de veces que se trataba de una ficción, se despertó una importante histeria colectiva en Nueva York y Nueva Jersey. Fue, en suma, una demostración palmaria del poder de los medios de comunicación.
Walter Jakob y Agustín Mendilaharzu retoman aquel poderoso ensayo narrativo con la idea de mantener su efecto mágico pero mostrando deliberadamente el truco. ¿Cómo? Reinventando aquel radioteatro original desde una perspectiva nueva, con el aporte de tres actores (Horacio Banega, Juan Barberini, el propio Mendilaharzu) y tres músicos (Gabriel Chwojnik, Fito Reynals y Gonzalo Pérez Terranova) en escena.
"No especulamos con el auge de las fake news para nada -dice Jakob-. Trabajamos más con otra hipótesis: ver qué queda de aquella pieza de ilusión cuando se la presenta en un contexto en el que el filo que tuvo en aquel momento está desactivado". Después de trabajar a conciencia sobre la novela y el radioteatro, estos dos directores que produjeron obras claves del teatro independiente porteño de los últimos años -Los talentos, La edad de oro- descubrieron que buena parte del material de aquella emisión era pura invención de Welles y Howard Koch, también guionista de Casablanca (1942), el mítico film dirigido por Michael Curtiz y protagonizado por Humphrey Bogart e Ingrid Bergman. La novela fue la base, pero la imaginación de Welles y su socio dramatúrgico fueron fundamentales para crear aquel artefacto narrativo cargado de sugestión. Un modelo verdaderamente inspirador.
La versión de La guerra de los mundos que se estrena hoy fue coproducida por el Centro de Experimentación del Teatro Colón (CETC) y la compañía Los Mundos, creada especialmente para este proyecto. "Después de Los talentos no hicimos nada que no fuera una convocatoria de terceros -cuenta Mendilaharzu-. Nos gusta que nuestro yo artístico se vaya construyendo un poco por accidente, por cosas que van apareciendo. No teníamos en mente seguir investigando el lenguaje del radioteatro. El mérito en todo caso es de Miguel Galperín (director del CETC), que ya nos conocía por Velada Fantomas (un radioteatro estrenado en la mismo espacio en 2014) y pensó en nosotros para este trabajo".
Teniendo en cuenta la producción del CETC, Jakob y Mendilaharzu resolvieron que la música tuviera en la obra un papel muy relevante. Y por eso convocaron a un compositor versátil y experimentado como Gabriel Chwojnik. "El teatro tiene ritmos que varían de una función a otra. Debido a ese ritmo impreciso, la música se mantiene alerta durante la interpretación. Y hay también un porcentaje de improvisación, porque estamos en el escenario viviendo lo que le pasa al actor", explica Chwojnik, también destacado compositor de bandas sonoras (Historias extraordinarias, Medianeras, Dry Martina).
"En el cine, la música se congela, igual que la imagen. Es como una pintura, una estatua, un edificio. En la música en vivo, que es el caso de esta experiencia con La guerra de los mundos, todo se transforma y depende de la performance, de los errores, de la ansiedad de los actores. Es como una improvisación de un tema de jazz, aunque más estrecha. Pero no se puede fallar, y menos en los pies que marcan el fluir de la obra. Por eso hay que acompañar a la actuación, a las palabras o las situaciones que marcan un cambio musical. Si te dormís, perdiste. Y más vale que corras para no perder el próximo pie", agrega Chwojnik.
Admiradores confesos de Orson Welles, los directores de esta nueva versión de La guerra de los mundos confían en encontrar en su relectura un potencial que no esté solventado por el misterio o la paranoia, sino por alguna motivación nueva, nacida de la magia de una puesta en escena virtuosa. Para ellos, la exploración del lenguaje sigue siendo un asunto central. "Hay una impronta política en la búsqueda de nuevas formas -sostiene Mendilaharzu-. Yo creo que la idea de que una obra de teatro puede ser una herramienta de transformación de la realidad es una hipótesis un poco ingenua. Y no lo digo desde un lugar de resignación", asegura."Desde los griegos hasta Brecht estuvo activa la hipótesis de que el teatro era un campo donde se dirimían batallas que tenían que ver con la conformación del ideario de una época. Pero hoy eso ya no tiene sentido -remarca Jakob-, porque el público del teatro no es masivo. Masiva es la televisión, en todo caso. Para que el teatro tuviera la posibilidad de modificar el estado de cosas, habría que crear mucho más público. Muchísimo más".
La guerra de los mundos
Solo diez funciones entre el 26 de junio y el 7 de julio en el Centro de Experimentación del Teatro Colón (Cerrito 628)
Dirección: Agustín Mendilaharzu y Walter Jakob
Composición y Dirección musical: Gabriel Chwojnik
Actores: Horacio Banega, Juan Barberini y Agustín Mendilaharzu
Músicos: Gabriel Chwojnik, Fito Reynals y Gonzalo Pérez Terranova.
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