La guerra del mañana: una apuesta con variadas ambiciones que consigue sostener el interés
El film de ciencia ficción de Chris McKay encuentra en Chris Pratt al protagonista perfecto para recrear con convicción a un héroe de carne y hueso
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La guerra del mañana (The Tomorrow War, Estados Unidos, 2021). Dirección: Chris McKay. Guion: Zach Dean. Fotografía: Larry Fong. Montaje: Roger Barton, Garret Elkins. Elenco: Chris Pratt, Yvonne Strahovski, J. K. Simmons, Betty Gripin, Sam Richardson, Jasmine Mathews, Edwin Hodge. Duración: 140 minutos. Disponible en: Amazon Prime Video. Nuestra opinión: buena.
El nuevo estreno de Amazon Prime Video tiene todos los condimentos para ser un blockbuster de temporada, ahora en el envase chico que ofrece el streaming. Aliens espeluznantes, guerra apocalíptica, explosiones, heroísmo y un poco de celebración lacrimógena de la importancia de la familia. Todo lo que esquiva en el territorio de la ciencia ficción lo alcanza en el roce con la comedia, que consiste en nunca tomarse demasiado en serio. Y para ello Chris Pratt resulta el actor perfecto, al combinar los músculos de los héroes de acción con algo del humor que aprendió a ejercitar frente al espejo desde los días felices en Parks and Recreation.
La historia empieza así: Dan Forester (Pratt) es un profesor de biología que el día de Navidad no solo se entera que no ha obtenido el puesto como investigador que anhelaba, sino que el mundo en el futuro sufrirá una cruenta guerra contra voraces alienígenas. Los viajeros del futuro, al mejor estilo Fringe, vienen para advertir del apocalipsis en 30 años y para reclutar soldados en una guerra en la que quedan pocos humanos. Forester es parte de ese pelotón que se aventura al 2051 para combatir en una decisiva batalla que parece perdida de antemano.
Pese al paraguas de la ciencia ficción que parece definir su cohesión, la película se puede dividir en tres partes. La primera es la que transcurre en el presente de nuestro mundo, la que le debe más a la comedia y a la autoconsciencia, en la que Pratt y J.K. Simmons, que interpreta a su padre, desoxidan algo de la ironía que conocen. La segunda implica el salto al futuro, las batallas en CGI, los monstruos horripilantes, y algo de melodrama cuando el héroe se acerque a los dilemas de su misión. Y la parte final es la que intenta, con resultados dispares, una incursión en el horror, la búsqueda del origen del Mal y el uso de una puesta más inquietante, menos espectacular.
Como toda apuesta con variadas ambiciones, no todo sale como debiera, pero el director Chris McKay –cuya experiencia proviene de la animación- logra sostener el ritmo de la acción y mantener el interés pese a los cambios de tono y escenario. Lo que afecta a la película es esa aura de sentimentalismo que empieza a pesar ante el horizonte de la muerte, el ominoso futuro y la revisión de las relaciones filiales. Sin exigirle mediciones con hitos como Terminator o Alien, La guerra del mañana podría haber contenido esa tentación noña y conservadora y haberse decidido a sostener la acción, que es aquello en lo que mejor funciona. Ese don de Pratt para encarnar un idealismo de manual con admirable convicción es lo que hace que sigamos a su personaje, aún en sus gestas más crédulas.
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