La fascinación por las mentes criminales
Mindhunter
Creada por Joe Penhall. Dirigida por David Fincher, Andrew Douglas y otros/ Protagonizada por Johnathan Groff, Holt McCallany y Anna Torv/ Disponible en Netflix/ Nuestra opinión: muy buena
Este título es la tercera incursión del realizador David Fincher en el mundo de los asesinos en serie. La primera, Pecados capitales, era una fantasía oscura en la que dos detectives intentaban frenar a una suerte de supercriminal en una ciudad sin nombre y atroz, donde Fincher perfeccionó su paleta de grises y verdes desolados. La segunda, Zodíaco, narraba la obsesión de un grupo de investigadores con el Zodiac Killer, un asesino serial que aterrorizó a San Francisco por casi una década en los años 60 y 70 y nunca fue aprehendido. Mindhunter, basada en un texto de no ficción del ex agente de FBI John Douglas, se siente un poco como una continuación de este film, no sólo porque los dos están basados en hechos reales de los 70, sino, y sobre todo, porque, en ambos, los protagonistas luchan por construir sentido en un mundo que parece estar perdiéndolo.
En Zodíaco, el historietista Robert Graysmith (Jake Gyllenhaal) dedica buena parte de su vida a descifrar los enigmas que envía el asesino a los medios y a construir un relato que le ponga una cara al criminal. En Mindhunter, la sensación de la disolución de las certezas y la necesidad de dar un significado a una experiencia incomprensible es aún más explícita. La serie narra la creación del departamento de ciencias del comportamiento del FBI, formado para dar respuesta ante un nuevo tipo de crimen: el del asesino psicótico, aquel que mata sin una razón evidente, y cuyos actos son tan extremos que parecen inexplicables. Los crímenes del Clan Manson, del Hijo de Sam, de Ted Bundy y otros dispararon la alerta de que no existía ni siquiera un lenguaje para conceptualizar sus actos y menos aún una herramienta para prevenirlos. Mindhunter muestra la construcción de estos medios.
Sin escenas cruentas (más allá de alguna evidencia fotográfica), la serie consiste, principalmente, en largas conversaciones de los agentes del FBI Holden Ford (Johnathan Groff) y Bill Tench (Holt McCallany) con asesinos seriales capturados, cuyas mentes pretenden descifrar. "Cómo vas a detener al loco si no sabes cómo piensa el loco", se justifica Tench ante su superior, siempre incómodo ante la noción de que un monstruo pueda aportar algo a una investigación policial. Los diálogos y el vínculo con el asesino Edmund Kemper (Cameron Britton), un gigante con aspecto bonachón que decapitaba a sus víctimas para penetrar los cadáveres por el cuello, están entre los momentos más logrados. La serie, en definitiva, trata sobre el cambio de paradigma que llevó a que el criminal no sea visto por la justicia sólo como "pura maldad", sino como alguien cuyas acciones pueden ser explicadas por influencias sociales o psicológicas. A este grupo se suma la doctora Wendy Carr (Anna Torv), investigadora en una universidad elitista de Boston, que decide dejar su trabajo académico para perseguir lo que ella llama "asesinos secuenciales".
Como muchos relatos de Netflix , éste tarda en arrancar, pero tras un primer episodio errático se pone en camino. Hay que aclarar que ésta no es un serie de procedimiento como las múltiples y populares encarnaciones CSI. Aquí no hay un "crimen de la semana", sino dos detectives que se aventuran audazmente en un lugar que la tevé nos mostró antes, pero no muchas veces con las mas perturbadoras armas de la no ficción: la mente del asesino psicótico.
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