La dimensión humana y musical de Piazzolla
El festival dedicado a la figura del bandoneonista rescata su pensamiento y la vigencia total de su obra
"Tengo una ilusión: que mi obra se escuche en el 2020", decía el profeta Astor Piazzolla en pleno siglo XX. La frase fue certera. Su obra no solo sobrevivió, sino que se escucha en todo el mundo y cada vez suma nuevos seguidores. Piazzolla es un imán para las nuevas generaciones; sus palabras provocadoras contra el establishment del tango siguen resonando en el aire; y su pelea para que el género evolucione marcó un antes y un después en el tango. Antenoche los conciertos para el festival Experiencia Piazzolla, estaban agotados.
El festival que se realiza en el Centro Cultural Konex hasta mañana abarca diferentes aspectos de su vida y su obra: conciertos especiales, muestras audiovisuales, escuchas de discos a oscuras y performances de danza a cargo de Ana María Stekelman.
"Cada época de Piazzolla da para tirar de un piolín distinto", comenta Jorge Retamoza, el saxo barítono que junto a su sexteto toca íntegramente el álbum Reunión cumbre que Astor Piazzolla y Gerry Mulligan grabaron en 1974. "Es un disco que prácticamente no se tocó en vivo y es de una riqueza musical increíble donde Piazzolla demuestra su interés por el jazz. Nosotros tuvimos que sacar nota por nota para poder tocar estos arreglos en vivo", agrega el músico.
La tarea del sexteto vale la pena. Esas piezas contemporáneas suenan como la banda de sonido perfecta de una Buenos Aires actual y cosmopolita. El concierto, a la vez, logra sumergir al público en la atmósfera de ese disco provocador para la época. El orden de las canciones sigue el formato original tal como fueron grabadas en Reunión cumbre. Así pasan: "Hace 20 años", "Cierra tus ojos y escucha", "Años de soledad" y "Deus Xango". "Ahora hacemos que damos vuelta al lado B", apunta Retamoza para seguir con "20 años después", "Aire de Buenos Aires". "Reminiscencia" y "Reunión cumbre".
Afuera, en el patio del Konex, la coreógrafa Ana Stekelman presenta con su grupo Tangokinesis fragmentos de distintas coreografías con música de Piazzolla, entre función y función. El abordaje al creador abarca también su pensamiento y su entorno más intimo que se refleja en la muestra interactiva donde están las partituras originales y los bocetos de "Balada para un loco"; objetos personajes que toman otra dimensión emocional a partir de los anteojos 3D; vinilos que se pueden escuchar en auriculares, y audiovisuales, testimonios y fotos de su vida cotidiana con anotaciones personales, como la que aparece con un tiburón en la mano y un gorro de piluso: "No es de mentira, es de verdad y mide 1 metro 20. Astor".
El recorrido permite descubrir a Piazzolla, con toda su grandeza musical, sus revoluciones y sus provocadoras frases. "Yo soy antitango en la vida. Me gusta el día, la vida al aire libre y natural. No me gusta la noche, aunque el tango es eso, el bajofondo".
Celebrar la música
La Experiencia Piazzolla celebra sobre todo la música del bandoneonista. Por eso, cada jornada cierra con un concierto especial. El miércoles lo hizo la Orquesta Hyponofón dirigida por Alejandro Terán y con Elena Roger y Daniel Melingo como voces invitadas. Hoy se presentan los maestros del bandoneón con Julio Pane, Néstor Marconi y Juan José Mosalini junto a la Camerata Bariloche. Mañana el cierre estará a cargo de la Orquesta de Buenos Aires junto a Susana Rinaldi y Raúl Lavié.
El concierto de la Orquesta Hypofonón buceó en el imaginario musical de las bandas de sonido de Piazzolla, lo que otorga al conjunto de piezas que interpreta la orquesta un aspecto más onírico y cierto aire de vodevil.
Melingo y Elena Roger apelan al aspecto más dramático, teatral y surrealista de la música de Astor. Con las baladas escritas junto al poeta Horacio Ferrer que constituyeron el aspecto más radical de su cancionero logran los momentos más altos del concierto y definen a la vez dos estilos interpretativos: "Balada para un loco" parece hecha a medida para Melingo y "Balada para mi muerte", por su parte, saca la vena más actoral de Elena Roger.
Sin embargo, la Experiencia Piazzolla no estaría completa sin la escucha de los discos de Piazzolla con el sistema holofónico creado por Hugo Zucarelli. En una caja negra y totalmente a oscuras, durante todos los días que dure el festival, se pasarán algunos episodios musicales grabados por Astor Piazzolla. La experiencia es emocional y escalofriante. Cuando las luces se apagan y la música empieza a sonar en la oscuridad, la realidad se transforma y el tiempo parece detenerse.
El sistema holofónico permite escuchar hasta los más mínimos detalles. Un solo de bandoneón toma el protagonismo. Se escucha como Piazzolla abre y cierra el fueye, como respira. Ya no parece una grabación. La sensación es instantánea y real. Piazzolla esta tocando "en vivo" frente a todo el público. Se siente la presencia de su fueye. La posibilidad de compartir la liturgia de su música se renueva.
Entonces parece que se cumple finalmente su deseo o su profecía. Su música se sigue escuchando en el 2016. Y, posiblemente, se seguirá escuchando en el 3000 también.
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