Albinoni: "Yo quería un hijo o una hija, no me importaba el color"
La ex vedette habló con LA NACION sobre el largo camino de adopción de Verónica, sus ganas de cumplir sueños y sobre sus romances con Porcel y Menem
El primer encuentro lo cancelamos porque mi hija estaba enferma. El segundo, porque su nena (la chiquita de siete años que adoptó hace diez meses) tenía fiebre. De repente, me encontré en el teléfono hablando de antitérmicos y convulsiones con Luisa Albinoni, la señora rubia que veía de chica en la tele diciendo "¿Hola, mami?" Finalmente, logramos encontrarnos. Nos vimos en el teatro San Martín, donde ella estaba citada para el primer ensayo de Póstumos, la obra que hará en febrero con dirección de José María Muscari. "Es una historia donde varios actores nos sacamos las ganas de hacer lo que nunca pudimos hacer. Nuestros sueños incumplidos."
-¿Cuál es el tuyo?
-Ser cantante de rock, como Tina Turner. Voy a cantar como Tina Turner.
-¿Y por qué nunca lo hiciste?
-Yo empecé cantando, haciendo comedia musical con Pepito Cibrián. Pero la gente no lo sabe porque me hice muy famosa con el "Hola Mami" y eso tapó todo. Ahora me voy a dar el gusto, voy a volver con todo, tengo que bajar siete kilos...
-¿Por?
-Me achanché mucho con lo de la nena, me relajé. Empecé a comer comiditas infantiles y engordé de la felicidad. Ser mamá me hizo muy bien.
-¿Por qué te alejaste del medio durante tanto tiempo?
-Para dedicarme a viajar por todo el país entregando mi carpeta para la adopción. Lo último que hice fue la obra Acaloradas, en 2008, en remplazo de Alicia Aller, que había muerto. Desde el 2004 me había anotado para adoptar y seguí un tiempo más con mi pareja, pero después nos separamos. El quería que siga haciendo tratamientos. Pero yo ya me sentía grande, tenía temor. Perdí mi último bebe a los 52 años. ¿Y si tenía una criatura enferma? ¿Si me moría y no tenía mamá? Yo perdí tres hijos...
-¿Tres embarazos?
-El primero nació sietemesino y falleció. Yo tenía 19 años, él ahora ya tendría 40. Un varoncito era. Después perdí otros embarazos pero no en término, tres meses, cuatro meses... Igual se siente. Y bueno, mi pareja me dejó y me anoté en adopción. Hice la carpeta, solita, que es mucho más difícil. Porque los jueces hacen un poquito más de problema.
-¿Cómo es el sistema?
-Primero hice los trámites en el Gobierno de la Ciudad. Hice todo legalmente. Entonces después empecé a peregrinar con mi carpeta, con fotocopias y todo, por todas las provincias.
-¿Qué se lleva en esa carpeta?
-Todo. De tu familia, de tu patrimonio. Quién sos, qué haces, dónde estás. Todo absolutamente. Antecedentes por abandono de persona, antecedentes penales. Es muy duro. Por eso casi nadie quiere hacer una adopción legal. Y me ofrecieron por izquierda todo lo que te puedas imaginar.
-¿Intentaste otras opciones?
-Ilegalmente no quería hacer nada. Me quise ir a Haití cuando pasó lo del terremoto. Pero me tenía que quedar un año viviendo allá. No podía.
-¿Por qué?
-Porque estaba muy involucrada recorriendo el país. Visité muchos hogares, soy madrina de muchos de ellos.
-¿Cómo te mantenías sin trabajar?
-Tenía una empresa de refacciones.
-¿La seguís teniendo?
-Ahora no la tengo en funcionamiento. No puedo hacer todo. Yo quería volver a mi profesión cuando se dieran las condiciones, con algo lindo. Y llegó Verónica y volvieron a convocarme.
-¿Cómo fue la llegada de Verónica?
-Un día me llamaron. Yo no estaba en Buenos Aires. Le avisaron a mi hermana. Te imaginarás la locura. Yo sabía que te podía llamar el juez y que tenías que ir en el momento, por eso yo no tomaba ningún compromiso, porque desde que empecé soñaba con que el juez me llamara. Así dije que no a muchos trabajos, porque como yo viajaba no podía cumplir ni si quiera con contratos de teatro.
-Te llamaron, ¿y entonces?
-Habían decretado el estado de abandono de una nena. No sabés la desesperación que me agarró. Hice el bolso y salí esa misma noche. Cuando llegué al hogar, imaginate. Fue hace dos años, la nena tenía cinco. Hice el pedido de adaptación en el lugar. No es que te llaman y te llevás a la nena. Hay que viajar varias veces, convivir, ver si hay feeling. Puede ser que no te lleves bien. Y después de un tiempo, el juez decreta que podés llevarla y empieza la guarda.
-¿Cuándo fue eso?
-En diciembre, los primeros días de diciembre. No sabes qué alegría, mis primeras fiestas con ella... fue maravilloso.
-¿Ella te dice mamá?
-Sí, tiene una gran necesidad de tener esa relación. Es una dulce mi nena. Es lo más lindo que tengo. Cuando yo buscaba, me daba igual cualquier chico. Amarillo, colorado, negro, azul. No me importaba el color, porque cuando estás en adopción o cuando estás buscando un hijo adoptivo aparecen un montón de cosas. Hasta hay gente que los ofrece por color de ojos, de pelo... Yo quería un hijo o una hija. No me importaba si era africano, oriental. No tenía ningún problema.
-¿Qué le contaste a ella?
-Está criada en la verdad. No es que la nena piensa que yo soy su mamá. Ella sabe que yo soy su mamá del corazón. La mamá de la pancita es otra, por la que siempre pedimos, siempre estamos rogando por ella. Hay que separarles bien los tantos a los chicos.
-¿Ser mamá es como te imaginabas?
-Yo tuve oportunidad de criar a mi ahijado, siempre estuve con bebes chiquitos, los hijos de mi hermana, de mi prima. Pero esto superó todo, porque aparte tiene otra connotación. No tiene nada que ver con la forma convencional. Ella tampoco tiene una mamá convencional y ya esta adaptándose a eso.
-¿Le gusta verte en la tele?
-Sí. Creo que va a ser actriz, bailarina. Yo le digo: "Mamita, primero tenés que estudiar. Mamá estudió, hizo la primaria, la secundaria, fue a la universidad..." No sabés como baila. Es un sol. Es hermosa.
-¿Duerme con vos?
-Me dan ganas pero la psicóloga no nos deja. Ella tiene que estar segura y es el momento de dividir su personalidad. Jugamos, después miramos tele y se va a dormir a su habitación. Pero cuando esta enfermita sí, que me perdone la psicóloga.
De amores, Porcel y Menem
-¿Estás en pareja ahora?
-No.
-¿Querés?
-Sí, quiero. Pero ahora es más difícil porque tengo que buscar un buen papá. Primero quiero que pase la guarda, que pase el juicio de adopción. Faltan un montón de pasos. Ojalá aparezca alguien en ese momento como para apuntalarme en todo lo que me falta. Pero bueno, no es fácil. Es un camino muy largo.
-Ahora que sos mamá, ¿qué pensás de lo que se dice de Porcel, que abandonó a su hijo?
-Durante el tiempo que yo estuve con él, que fueron seis años, no lo abandonó. Me acuerdo que Jorgito tomó la Primera Comunión en nuestra casa, teníamos la foto del nene. Yo me enteré que él tenía esposa e hijo una vez que habíamos empezado la relación. El me fue contando todo. Pero a su hijo lo cuidaba mucho de la exposición, tenía miedo. Yo no podría haber estado al lado de un hombre que abandona a su hijo. Yo veía que se desvivía por él, le mandaba dinero.
-Pero cuando vos te enteraste de que él tenía una mujer y un hijo, ¿no te enojaste y te quisiste separar?
-Yo ya estaba enamorada, ya me había enganchado. Después se pudrió todo, qué se yo. Pero viví una etapa fantástica de él, donde hizo su tratamiento con el doctor Cormillot y conmigo bajo casi 50 kilos. Fue a grabar a los Estados Unidos...
-¿Y por qué se pudrió todo?
-Van pasando cosas, vas creciendo, te vas dando cuenta de que algunas cosas no te gustan. Vos sabés que estás siendo un impedimento para una familia formada... Vivimos una etapa muy linda, de mucho amor, de mucha alegría. Por eso cuando hablan de él, siento que hablan de otra persona. Qué hizo antes y qué hizo después, no lo sé. Conmigo fue un tipo maravilloso.
-Te mintió, nada más.
-Y bueno, ¿qué hombre no miente para conseguir a alguien? Pero para conseguirme no me acosó como cuentan las chicas. Me sedujo con tiempo, elegancia e inteligencia.
-Y vos eras una bomba sexy.
-Parece que sí. Y se ve que era un poco pelotuda también. Qué se yo. Era una pendeja. Y él era tan preparado, sabía de pintura, tenía un verso impresionante.
-¿No quisiste tener un hijo con él?
-No, yo ya había perdido a mi bebe y por un buen tiempo no quise saber nada. Es una pérdida que no superás. Es terrible. No se lo deseo a nadie. Por eso hice todo legalmente con la adopción. Porque mi fantasía, ¿sabés cuál era?, que le robaran el bebe a una mamá, que le mintieran... Yo sé lo que es perder un hijo. Entonces con la Justicia de por medio, me aseguraba de que no le estaba sacando el hijo a nadie.
-¿Tuviste un romance con Carlos Menem?
-Tengo una gran amistad con él, un gran respeto.
-¿No llegaron entonces a tener un romance?
-Depende de lo que vos entiendas por "romance".
-¿Se enamoraron?
-Claro. Ahora, concretar el romance con el hecho físico... es otra historia.
-Yo te pregunté si se habían enamorado.
-Para mi sí, era una cosa linda que teníamos, una linda relación, una excelente relación.
-¿Y por qué no llegaron a nada?
-Muchas complicaciones, yo estaba con lo mío... No se pudo. Pero no es bueno estar sola. En este momento me encantaría tener un compañero.
-¿No tenés candidatos?
-No, ahora no me doy cuenta. Se me acercan los pendejos. Y yo quiero un hombre más grande que yo.
-Ahora se viene el Día de la Madre.
-El año pasado lo pasé en el hogar. Festejamos ahí. Y este año no sé qué voy a hacer. Voy a estar llorando todo el día, babeando. La nena me escribe en los espejos: "mamá te amo". El otro día me dibujó con unas pestañas, "mamá es así, hermosa". Yo siempre quise ser mamá. Siempre. Y a veces con la carrera se hace difícil. Y después de tantos intentos... se te pasa el tiempo también. Porque cuando estás en la cúspide de la carrera, trabajando a full, no se te ocurre. Y un día abrís los ojos y decís "¿Qué pasó? ¿Cómo pasó tanto tiempo?".
-Necesitás un hombre también.
-Yo tuve hombres maravillosos, uno mejor que el otro. Pero mi misma profesión hacía que se cortaran las relaciones, porque no cualquiera se banca la profesión.
-¿Y un hijo? ¿Se la banca?
-El otro día Verónica vino llorando. Le digo "¿Por qué llorás mamita, qué pasó?" "Todos los chicos del colegio quieren ser hijos tuyos porque te vieron en la tele".
-Tenía miedo.
-Claro. Andá a saber qué le pasa por su cabecita. "A ver si mi mamá me cambia por otro". No quiero que sufra. Mejor que nadie le toque un pelo porque no sé cómo puedo reaccionar. Creo que los mato.
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