La compañía teatral De carencia virtú o “las Tita y la Rhodesia del off”
Las actrices Sonia Novello y Claudia Mac Auliffe integran, junto con el director Alejandro Vizzotti y el asistente Marco Riccobene forman este grupo con más de doce años de experiencia
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Igual que el teatro, la amistad sucede. Cuestión hormonal, karmática o azarosa pero las actrices Sonia Novello y Claudia Mac Auliffe se alinearon con los planetas a primera vista por el año 2007 cuando el amigo del amigo trajo a una amiga para probar algo que de entrada generó ese intangible de la “química”.
“Desde que nos encontramos apareció la risa, el código, la conexión y en el recorrido, la confianza. En el escenario mirarnos a los ojos es todo para nosotras”, dice Novello aunque podrían ser palabras de Mac Auliffe. Ambas, junto con el director Alejandro Vizzotti y el asistente artístico Marco Riccobene, forman la compañía De carencia virtú que ha estrenado cinco obras desde 2009: Tiempo atrás ellas también habían tropezado, de Susana Tale; Sketches de revista, de Harold Pinter; Casi un feliz encuentro, de Griselda Gambaro; Misterio del ramo de rosas, de Manuel Puig; y, por ahora, la última y en cartel en El extranjero, El montaplatos, de Pinter. Ambas también, pero no asociadas, son agentes de prensa de espectáculos del off, incluidos los propios.
“Tenemos perfiles parecidos, tipo el personaje de China Zorrilla en Esperando la carroza: yo hago ravioles, ella hace ravioles. Las dos actrices, las dos hacemos prensa de teatro, las dos dejándonos canas, ella toma licuado de zanahoria y yo la copio porque me dijo que hace bien, ella lee Las Malas, yo leo Las Malas y así un montón de cosas lindas. Igual, no hay manera de no conciliar con Sonia, es pura pasión y amor, es una fuera de serie y sí, somos amigazas”, dice Mac Auliffe.
Si bien el nombre de la compañía las representa por completo, no fue invención propia sino adoptada de un elogio de la periodista Moira Soto (en este diario, 31/5/2012) a la puesta en la sala de Defensores de Bravard de Sketches de revista. Dijo que el grupo hacía “de la carencia virtud”, castiza expresión a la que cortaron la letra final como al descuido.
Después del puntapié inicial con la platense Susana Tale, los dramaturgos elegidos fueron Pinter por dos, Gambaro y Puig, siempre a partir de sugerencias del director. “Lo que nos conformó como grupo fue abordar los Sketches de revista de Pinter, nuestra obra fundacional. Nos presentaba un desafío interesante ya que eran inéditos en la Argentina y lo pensamos como algo más grupal donde cada uno hacía su aporte, nos permitimos jugar a fondo. Luego abordamos obras de Gambaro y Puig, autores que nos proponen distintos mundos y estéticas, pudimos experimentar un proceso virtuoso de aprendizaje y producción con nuevas asociaciones que, de algún modo, conformaron una identidad propia de De carencia virtú”, dice Vizzotti.
La relación establecida con los autores es un vínculo para siempre. A Gambaro la llamaban a su teléfono de línea cada dos semanas para intercambiar miradas y hablar un poco de todo. “Nos vaticinó que íbamos a estar cuatro años en cartel y estuvimos tres, con las giras”, acota Novello. Al universo Puig, accedieron revisando ediciones anteriores de Misterio del ramo de rosas, los manuscritos con sus anotaciones. Y sobre el inglés Premio Nobel –si bien en Barcelona, Vizzotti lo conoció- han visto documentales y todo lo que anda por ahí sobre su persona. “Siempre elegimos textos que nos interesan porque ya que la vamos a hacer, la hacemos bien. Como actriz es muy hermoso decir esos textos e imaginar a los autores, las situaciones que pergeñaron. Mirá el caso de Pinter, qué genio, en El montaplatos, por ejemplo, habla del poder, de la sumisión, sin decir una palabra baja línea y bajando todas las líneas al mismo tiempo”, dice Mac Auliffe acerca del clásico escrito en 1957 que iban a estrenar en abril 2020 y que, finalmente, lograron en el pasado julio: las actrices, con un vestuario clownesco, asumen los dos personajes masculinos de la obra, Ben y Gus, los/las sicarios/as que esperan órdenes en un subsuelo.
La búsqueda de material se restringe a piezas de dos roles aunque hubo excepciones. En los Sketches, por ejemplo, actuaron también Marcelo Mariño y el mismo director Vizzotti. “¡Los tenemos que aprobar nosotras, somos dos divas!”, dicen, entre risas, las actrices. Por su parte, cada una trabajó con otros directores, en especial Mac Auliffe que experimentó con Martín Seijo, Gabriela Izcovich, Diego Brienza, Santiago Gobernori, Silvia Gómez Giusto, Mariana Chaud, Mariana Obersztern y muchos más. “En algunas oportunidades nos llaman en combo a las dos como nos pasó con Seijo e Izcovich, somos la Tita y la Rhodesia del off. Y de paso te hacemos la prensa, somos lo más”, cuenta Mac Auliffe que pronto dirigirá una obra escrita por Novello.
En el off, todos hacen todo o casi. La tarea de gestionar, producir y difundir es parte del problema. En el caso de De carencia virtú, sin embargo, el estar de “los dos lados del mostrador” es algo cotidiano. Como balance, ambas consideran que ayuda: “Tenemos los contactos, sabemos hacer gacetillas, promocionar nuestra obra. También conocemos a qué periodistas les puede gustar nuestro laburo y a cuáles no y también sabemos que si viene una mala crítica va a ser siempre con cariño y para mejorar. También tenemos ‘cancha’ en saber leer críticas y en mi caso siento que no hay que tomarlas como algo personal, son un análisis de la obra, el crítico o crítica se tomó el trabajo de elegir tu obra entre un millón, leer la gacetilla, investigar sobre el autor o autora, sobre otras puestas, te regala su tiempo y su estudio previo. Hay que saber escuchar a las personas que entienden de teatro, siempre para la obra las devoluciones son crecimiento”, dicen con una templanza poco habitual.
El último en sumarse al grupo fue Marco Riccobene que las conoció cuando estaban ensayando Bocas de registro, la obra de Gabriela Izcovich. Buscaban asistente y lo encontraron. “Juntas se potencian de tal manera que no parecen ellas mismas. Hay que trabajar los músculos de la cara porque las risas son eternas. Con ese despliegue de buena onda es difícil resistirse cuando te proponen formar parte del grupo”, dice el asistente artístico, productor y fotógrafo que trabaja con ellas desde 2016, a partir de Casi un feliz encuentro.
Para Vizzotti, lo que prima en este combo de artistas es la confianza: “Sabemos que podemos tirarnos a la pileta y que está el otro que nos cuida con todas sus fuerzas, esto es lo que nos ha hecho crecer y desear nuevos desafíos con la intensidad y la decisión del primero”. Con esa energía, salen a la cancha, transpiran la camiseta y aseguran ser locamente felices.
Para agendar
El montaplatos, de Harold Pinter, por la compañía De carencia virtú.
Domingos, a las 18.30, en El Extranjero, Valentín Gómez 3378. Entrada $ 700.
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