La brecha salarial, el nuevo tema candente en Hollywood
El escándalo mediático tras la revelación de que la actriz Claire Foy , quien encarna a la reina Elizabeth en la serie The Crown, recibía sustancialmente menos que su coprotagonista Matt Smith , fue tan sólo la última gota que rebalsó el vaso. Luego de que a uno de los productores "se le escapara" mencionar la diferencia de salarios en un panel de prensa en Israel, diversas publicaciones culturales se hicieron eco y las redes se encendieron con indignación. ¿La justificación? Que Foy era menos conocida internacionalmente y una estrella menor en Inglaterra -algo que ha sido relativizado por varios críticos-, ejemplificando algunos de los argumentos sexistas que todavía prevalecen en Hollywood , en particular en el sensible momento de negociar los contratos.
Luego del destape por los abusos se abre ahora una nueva discusión, habilitada por esta antesala, que echa luz a la histórica brecha salarial en Hollywood. Así cada vez más estrellas salen a hablar públicamente de sus cachets y sus negociaciones, un tópico considerado tabú o simplemente de mal gusto para tratar en los medios, y en algunos casos también, apoyándose en el poder amplificador de las redes sociales, hasta boicotear estudios y canales por el sesgo que se ejerce en la industria.
Una brecha histórica
Si bien ponerle un número al talento y negociar cuánto debe pagarse por una performance puede ser algo complejo, el modus operandi de Hollywood siempre ha sido menospreciar a las mujeres con argumentos cuyas premisas suelen beneficiar a los hombres blancos, dejando a las mujeres y minorías de color en desventaja. Algunos de los axiomas que se manejan en este sistema anticuado de valoración son por ejemplo que sólo los hombres en roles de acción pueden encabezar una película en el mercado extranjero; o que sus colegas femeninas están dispuestas a ver películas "masculinas" (por ejemplo largometrajes de acción), pero por el contrario ellos están menos predispuestos a ver "chick flicks" (películas de chicas) con sus novias. Y aunque estas categorías son claramente esquemáticas, es llamativo cómo se presupone en favor del género masculino en detrimento de los productos "de y para" mujeres.
Por otro lado, habría que desterrar rótulos como el de "chick flicks" para siempre, pero mientras tanto también cabe desandar el camino que suele hacerse al considerar los géneros rosas o "temáticas de chicas" como géneros menores y dirigidos sólo para mujeres. Afortunadamente en los últimos años la tecnología y el uso de big data ha habilitado nuevas métricas para evaluar quién ve qué cosa y cómo, de forma de echar por tierra algunas de las concepciones anteriores. Y, para terminar de rematar viejos esquemas, una camada de films recientes, desde Mujer Maravilla a Pantera negra (y otros como el reboot femenino de Star Wars, Coco,¡Huye! y la inminente A Wrinkle in Time), han demostrado no sólo calidad en la diversidad (de género y racial), sino también un gran interés de la audiencia redundando en récords de taquilla.
Las mujeres toman las riendas de las negociaciones
La brecha salarial afecta a todas por igual, actrices consagradas con años de trayectoria, o jóvenes nuevas promesas. Todos recordamos la carta abierta de Jennifer Lawrence luego de que un hackeo a Sony dejara al descubierto que siendo la cara de una franquicia había cobrado menos que sus compañeros en otro film (Christian Bale y Jeremy Renner), y en donde revelaba estar enojada con ella misma por no negociar mejor para no ser vista como "difícil" o "malcriada". ("En el momento pensé que era una buena idea, pero después me di cuenta que todos los hombres con los que estaba trabajando definitivamente no se preocupaban por ser ‘difíciles’"). Por su parte la actriz Ellen Pompeo , con 14 temporadas al hombro de la aún exitosa Grey’s Anatomy, reveló en una extensa entrevista con Hollywood Reporter cómo negoció su multimillonario -y sin precendentes- contrato televisivo. Guiada por su productora Shonda Rhimes, ella se las ingenió para llevarse 20 millones al año ($575.000 por capítulo); además de otros beneficios incluyendo espacio para su productora Calamity Jane, créditos de producción y la posibilidad de dirigir -como ya lo ha hecho- algunos capítulos de la temporada. Pero además de todo, fue una de las primeras en hablar del tema en un medio masivo, con el objetivo según explicó, de servir como ejemplo para que otras mujeres en Hollywood aprovechen este momentum.
Otro escándalo resonante fue el que enfrentó directamente las realidades de dos actores de alto perfil: de un lado Mark Wahlberg , una figura típicamente convocante en la taquilla, y del otro a Michelle Williams , una preferida de la crítica, nominada al Oscar y con mayor protagonismo en el film Todo el dinero del mundo de Ridley Scott. El conflicto surgió cuando debieron filmar nuevamente escenas de la película para reemplazar a Kevin Spacey, por los cuales Wahlberg cobró 1.5 millones de dólares, mientras que Williams recibió la irrisoria suma de US$ 1000. De todas formas ya se partía de una gran diferencia de salarios: 5 millones él; $625,000 ella. Presión mediática de por medio, Wahlberg (que es el actor mejor pago con $68 millones, versus Emma Stone del otro lado con $26 millones), finalmente donó su cachet a la iniciativa Time’s Up.
En TV y el streaming también sucede
Y los casos siguen en TV, con lo sucedido con Tracee Ellis Ross y su coprotagonista Anthony Anderson en la popular comedia Blackish, en donde todavía se está negociando el contrato de ella, quien ya ha dicho que de no poder llegar a un arreglo hará menos episodios. O también se da frecuentemente con las presentadoras de talk shows, programas de entretenimientos y otros ciclos de la TV abierta y de cable en los EE.UU., como dejó en evidencia la propia actriz Debra Messing en plena alfombra roja al echarle en cara a E! que no le pagaba lo mismo a sus conductoras femeninas.
Hasta los servicios de streaming han tenido sus denuncias, sufriendo acusaciones de sesgo de género y raza por parte de comediantes legendarias como Wanda Sykes o la mediática Mo’Nique, quiénes revelaron, vía redes sociales, cuánto se les estaba pagando por sus especiales. Los montos palidecían en comparación con los ofrecidos por Netflix a Chris Rock y Dave Chappelle (US$ 20 millones) o a una comediante blanca como Amy Schumer (US$ 11 millones). Esto hizo que Mo’Nique llamara a un boicot al gigante de la banda roja por medio de sucesivos videos en su cuenta, mientras que Sykes decidió irse a otro canal. Es que la conversación ya se hizo pública y muchas mujeres han logrado finalmente hacer escuchar su voz y no parecen dispuestas a callarse sin lograr la igualdad.
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