Krysten Ritter te hierve el conejo
Después de su participación en Breaking Bad, la actriz protagoniza su propia sitcom, Don’t Trust the B---- in Apartment 23, en la que encarna a una -seamos honestos- reverenda perra; conocela
En general, la gente que para a Krysten Ritter en la calle le comunica siempre la misma noticia. "Me dicen: «Uh, nena, yo hace poco te vi morir»", cuenta. Se refieren al papel que Ritter interpretó en la excelente serie Breaking Bad, donde –en una escena tremendamente dramática– su personaje, Jane Margolis, una drogadicta en recuperación que atraviesa una recaída, muere asfixiada con su propio vómito. Ese papel la hizo conocida para la audiencia televisiva. Pero desde que ABC puso al aire su anárquica y divertidísima sitcom Don’t Trust the B---- in Apartment 23, la gente ha empezado a gritarle: "¿Cómo andás, puta?".
Ritter hace de Chloe, la puta en cuestión. "No hay nadie como ella en la televisión. ¡Es una reverenda hija de puta!", dice Ritter. Chloe miente, roba, se acuesta con el novio de la chica con la que comparte departamento y recorre los lugares más in de Manhattan con su "mejor amigo hétero-gay", James Van Der Beek (que se interpreta a sí mismo). No hay duda de que es una hija de puta, pero es extrañamente adorable y encantadora. "Hago el papel como si a esta chica le faltara un tornillo", explica Ritter sobre la forma en la que interpreta a su personaje. "Todo es desquiciadamente divertido."
Ritter se crió en "una granja agropecuaria mediana" de Pennsylvania, donde entre sus tareas se contaban alimentar al ganado y limpiar los desperdicios que los turistas tiraban al lado de la ruta. A los 15 años, un agente de modelos la descubrió, y un año más tarde estaba en Nueva York "tomando vodka, bailando sobre las mesas y metiéndome en problemas con otras chicas de un metro setenta y cinco". A los 20 años, dejó el maravilloso mundo del modelaje para dedicarse tiempo completo a la actuación, y durante años aceptó hacer todos los trabajos que le ofrecieran. Ritter llevaba un sólido objetivo en la cabeza. "El único plan que tenía era no quedarme sin plata", dice.
Ahora acaba de terminar un piloto que ayudó a desarrollar para MTV sobre "una chica que tiene chicos encadenados en el sótano". Actuó en una obra escrita por Zach Braff y protagonizó un drama independiente titulado Refuge. Pero la sitcom Don’t Trust the B---- (que puede verse online en Cuevana) ya va por su segunda temporada. Le pregunto qué piensa sobre el estereotipo que dice que la gente linda no puede ser graciosa, y Ritter se irrita. "Eso es muy, muy prejuicioso", responde. "Pero creo que soy una espástica total, y que parezco un personaje de dibujo animado."
Por Jonah Weiner
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