Kimmy Schmidt vuelve para triunfar sobre los males del mundo
La segunda temporada de la serie creada por Tina Fey estará disponible en Netflix a partir de hoy
"Kimmy Schmidt nació de saber, porque lo vemos todos los días en las noticias, que hay cierto tipo de mujeres que son capaces, por virtud de su vida interior, de atravesar una tragedia horrible y seguir adelante con su vida esperando lo mejor", explicaba Tina Fey en enero último, en Pasadena, California, cuando se presentó junto al elenco completo de su serie en las conferencias que organiza la Asociación de Críticos Televisivos (TCA, por sus siglas en inglés), a las que concurrió LA NACION invitada por Netflix.
Y Kimmy Schmidt es realmente irrompible, como reza el título de la ficción que desde hoy estará disponible su segunda temporada completa. Los largos años que pasó encerrada en un búnker subterráneo junto a otras dos esposas forzadas de un líder de un culto apocalíptico, tan absurdo en sus creencias religiosas como brutal en su práctica (Jon Hamm) le han legado un desconocimiento total de lo que llamamos "vida moderna" –su atascamiento en los 90 y sus coordenadas estéticas formaban buena parte de los gags de la primera temporada– pero también considerables traumas y dificultades para mostrarse como la mujer adulta que es ahora.
Parece un punto de vista inusual para una comedia, y lo es: Unbreakable Kimmy Schmidt admira la capacidad de sobrevivir y la dulzura de su protagonista (la imprescindible Ellie Kemper) sin engañarse sobre la naturaleza del mundo en el que vive su vida. Es que salir del búnker no es el fin de los problemas para Kimmy sino el principio de otros nuevos. "Si bien es una historia muy norteamericana en sus detalles, creemos que su sustancia es universal. Por ejemplo, en Japón, el título de la serie es, literalmente, Yo soy poder", decía Fey.
En esta segunda temporada regresan los números musicales avant-garde del irreprimible Titus Andromedon (Tituss Burgess), con quien Kimmy comparte un derruido departamento al que parece haberle llegado la gentrificación que tanto teme la dueña, la bohemia Lillian Kaushtupper (Carol Kane). Por supuesto que no sería una serie de Tina Fey (y su habitual colaborador Robert Carlock, responsable de algunos de los diálogos más aburdos y las referencias culturales más abtrusas de esta ficción) si no estuviera Jane Krakowski, cuya acaudalada Jacqueline –empleadora de Kimmy, quien cuida a un hijo que casi nunca vemos en pantalla– perdió dinero y apellido patricio en un divorcio que la sumió en una crisis de identidad de proporciones bíblicas.
Así como Jon Hamm fue una elección impensada pero perfecta para el villano de la historia, en estos nuevos capítulos pueden esperarse sorpresas a la hora de descubrir qué tipo de criaturas interpretan Jeff Goldblum, Amy Sedaris, Fred Armisen, Zosia Mamet (de Girls), David Cross y Anna Camp. La propia Fey, que creó una versión desquiciada de Marcia Clark, la fiscal del caso O. J. Simpson (la misma persona que Sarah Paulson retrataba en American Crime Story) en el desenlace del año último volverá a aparecer en el ciclo, que ya tiene confirmada una tercera temporada que comienza a rodarse en pocas semanas.
En la conferencia, Fey afirmaba que no había cambiado demasiado la forma en la que escribía la serie desde que fue primero encargada y luego rechazada por NBC (la cadena de aire que emitía 30 Rock) a estos días en los que tiene en claro las libertades expresivas y de formato que permite estar en una plataforma de Netflix. "Lo más liberador es no estar pendiente de los ratings, ni la decepción constante que experimentábamos al ver las planillas, ni tener que ser puntilloso en la duración de cada capítulo. Pero en términos del lenguaje adulto, de situaciones más maduras, prefiero las constricciones con las que nació el mundo de Kimmy", explicó.