Kenneth Branagh: "No hay que temer a los clásicos ni sentirse intimidado"
El genial actor irlandés se sumerge en las aguas de la literatura para emerger con un tesoro entre las manos: Asesinato en el Expreso Oriente, una adaptación de la novela de Agatha Christie
LOS ÁNGELES.- Kenneth Branagh es sinónimo de William Shakespeare desde que dirigió y protagonizó su ópera prima, una adaptación de Enrique V, una de las tragedias más renombradas del dramaturgo isabelino, en 1989. Tras recibir una doble nominación al Oscar por el film, continuó unido al Bardo con films como Mucho ruido y pocas nueces (1993, junto a Emma Thompson, por entonces su esposa); Otelo (1995, donde fue Iago) y Hamlet (1996, donde el subtítulo "de Kenneth Branagh" daba cuenta de su estatus de divulgador en jefe del repertorio shakespeariano en Hollywood).
En los últimos años, el irlandés nacido en 1960 prestó su amplia experiencia cinematográfica y teatral -su estilo de puesta en escena suele ser definido como "operático" a causa de su ambición dramática y su uso de los grandes espacios- para dar profundidad a superproducciones como Thor, La Cenicienta y Código Sombra: Jack Ryan. Mezclando siempre a su adorado Shakespeare con Hollywood y sumándole una beneficiosa dosis de televisión (interpretó al detective Wallander creado por Henning Mankell durante cuatro temporadas para la BBC), Branagh siempre estuvo interesado en lo literario.
Es parte del atractivo que lo llevó a dirigir Asesinato en el Expreso de Oriente, una de las novelas más conocidas de Agatha Christie.
Otro porcentaje seguramente lo aportó la posibilidad de reservarse en el film el rol de Hércules Poirot, el famoso detective belga de la prolífica escritora inglesa, en una nueva adaptación cinematográfica que llegará a los cines locales el próximo jueves con un elenco de grandes estrellas (Johnny Depp, Michelle Pfeiffer, Judi Dench, Daisy Ridley, Penélope Cruz) reunidas en un whodunit ambientado en el célebre tren de lujo que aún recorre Europa durante la década del 30.
Para interpretar a Poirot, Branagh leyó buena parte de las 33 novelas que protagoniza el hombre de los prominentes bigotes, buscando una descripción física certera sin poder encontrarla. "No se sabe cómo luce exactamente -se ríe Branagh-. Yo creo que Christie, a propósito, lo describía de manera poco concreta para que cada uno se haga su idea de cómo es. O quizás era una forma de molestar a su público".
-¿Qué te atrajo de esta obra para traer a la pantalla?
En la primera página del primer capítulo leí "Aleppo". Y Aleppo, en Siria, está en las noticias por razones terribles últimamente, pero lo primero que pensé fue: Agatha Christie estuvo en Aleppo y se fue de vacaciones a Estambul. La imagen de eso me recordó una referencia cinematográfica que fue la película Conspiración de silencio (Bad Day AtBlack Rock, 1955, de John Sturges), que tiene una escena increíble con Spencer Tracy vestido de negro, bajando de un tren que se marcha y lo deja en el medio de la nada, en un pueblo fantasma. El estudio me dio la posibilidad de filmar Asesinato en el Expreso de Oriente en pantalla ancha, en formato de 65 mm. Yo uso este formato para retratar los paisajes del rostro humano, casi de forma forense. Hago un primerísimo primer plano de una cara y necesitás que el actor sea tan sutil que no puedas saber si está mintiendo o no.
-Hay algunos cambios de los personajes en relación con la novela original que los hacen más actuales y diversos. ¿Ésa fue la idea desde el comienzo?
-Quería evitar la idea de que El Expreso de Oriente tenía que ver sólo con el privilegio y con el lujo. Yo siempre estuve a favor de la diversidad en los elencos y no me molestan las incoherencias históricas. Leslie Odom, Jr. es un actor fenomenal que interpreta un personaje que está basado en personas reales que tuvieron esas experiencias en el ejército, pero también se menciona sutilmente el racismo. Y cuando Poirot se encuentra con un personaje árabe le dice "Mohammed, mi amigo". Es una toma de posición de la película; no es el foco principal de la historia que contamos pero queremos unir y hablar un poco de lo que está ocurriendo ahora.
-¿A quién leíste primero? ¿A Shakespeare o a Agatha Christie?
-Creo que a ambos al mismo tiempo. Mis padres leían mucho el diario, pero no teníamos libros en casa. Recuerdo la primera vez que me compré un libro y lo llevé casa muy emocionado porque finalmente tenía uno. Mi padre me preguntó para qué lo había comprado, que para leer libros estaban las bibliotecas que pagábamos con nuestros impuestos. Le dije que así lo podíamos tener para siempre. "¿Y para qué lo querés tener si ya lo leíste?", me respondió.
-¿Cuántos libros tenés ahora?
-Muchos, muchos. La gente viene a mi casa y se queda mirando los libros. Me encanta eso. A mí me gusta leer libros. No estoy en redes sociales, no tuiteo. No tengo problemas con las redes. Elijo hacer otra cosa con mi tiempo. Tampoco veo TV, aunque soy consciente de esta Edad de Oro de la pantalla y me paraliza la cantidad de cosas buenas que hay para ver. No hago maratones. Solo hice una vez en mi vida, con The West Wing, y sentí que mi vida desaparecía rápido.
-¿Creés que tu experiencia con Shakespeare te ayuda a traer este clásico a un público contemporáneo?
-Vuelvo al tema de mis padres: no hay que creer que nadie es mejor o peor que uno. Eso lo aplico a la literatura. No hay razón para temer a los clásicos ni sentirse intimidado. Es una alegría y un privilegio poder filmar los clásicos. Pero creo que lo interesante de Shakespeare es que cuando no lo hacés muy bien, es como ver secar la pintura. Algo que es maravilloso puede volverse insoportable y uno se pregunta por qué. A veces es error nuestro, es incompetencia. Otro problema es que cuando entramos en los mundos de Shakespeare o de Christie nos sentimos como cuando entramos a una iglesia. Hay demasiado respeto.
-La película vuelve a la tradición de juntar estrellas. ¿Cuán difícil fue convocar a este elenco?
-Cuando iba a la escuela recuerdo haber visto un póster de Infierno en la torre con la cara de Paul Newman y Steve McQueen, entre otros, y debajo de su foto la descripción de sus personaje: "el arquitecto", "el jefe de bomberos", etcétera. Y me preguntaba cómo era cada personaje. El tema de juntar a tantas estrellas en un mismo proyecto es el desafío logístico. La clave fue la preparación. Durante meses, me juntaba con cada uno de los actores y averiguaba si le gustaba ensayar mucho, poco o nada, y cuál era el proceso de trabajo individual. Traté de respetar a todos y considerar el método de tiene cada uno.
-No solo es un clásico de misterio sino que también Poirot es un personaje icónico. ¿Qué agregás a tu visión del personaje?
-Bueno, este tiene la capacidad de agitarse. Lo dejamos en claro al principio con una línea de diálogo en la que se dice: "Está lo correcto y lo incorrecto y no hay nada en el medio". Su vida puede ser insoportable sin resolver crímenes, porque no hay nada más para él. Es un personaje que se autodestruye sin un misterio. Trata de que los huevos en su desayuno sean del mismo tamaño pero al mismo tiempo lidia con el caos del mundo y ser coqueto.
-¿Tienen algo en común?
-Soy un poco maniático. Me gusta saber dónde está cada cosa. ¿Eso no es raro, no?
-Por tu experiencia como actor y director, ¿se hizo más fácil dirigir esta película?
-Nunca se vuelve más fácil, solo posible disfrutar un poco más con cada proyecto. Hay que ser consciente de la experiencia y del privilegio de hacer películas. Scorsese decía que cada película es el privilegio de poder hacer otra más.
Los pasajeros según el director
Johnny Depp:
"Tres meses antes del rodaje dedicó tres días completos en un cuarto pequeño a probarse la ropa del personaje. Le gusta investigar cómo su personaje se mostrará al mundo".
Judi Dench:
"Es muy relajada. Desde el momento en el que se dice «corte» ella empieza a hacer chistes y matarse de risa".
Michelle Pfeiffer:
"Hay que llamarla a escena cuando está todo listo. No querés hacerla esperar. No porque sea una diva, sino porque cuando ella llega se entrega completamente al momento. Es lo que Clint Eastwood llamaba actores listos, como Gene Hackman. Cuando gritás «acción» está concentrada y dispuesta para darlo todo y tenés que estar preparado para capturar ese momento. Además canta el tema del final. ¿Quién no se acuerda de la famosa escena del piano en Los fabulosos Baker Boys? Cuando con Patrick Doyle que compuso la música de esta película la convencimos para que cantara el tema principal. Su primera reacción fue tomar clases de canto".
Daisy Ridley:
"Está parada en el medio de esa franquicia masiva que es Star Wars y sigue siendo muy humilde. No es creída, es natural y no es arrogante"
Penélope Cruz:
"Se preocupa mucho por los demás, en el buen sentido, y siempre está llena de preguntas. Es muy divertida y tiene una confianza maravillosa delante de la cámara".
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