Kate McKinnon: el arma secreta de la comedia
Ryan Gosling es una estrella y está acostumbrado a actuar distintas emociones frente a las cámaras. Sin embargo, en un sketch en el que participó cuando estuvo de invitado en Saturday Night Live, el actor no pudo contener la risa. El resto de los miembros del elenco estable del programa de comedia que compartían con él la escena también lucharon contra su propia tentación, con un poco más de éxito que Gosling. Este virus de risa incontenible tuvo una sola culpable: Kate McKinnon .
Hacer reír es la misión principal de McKinnon en sus famosas imitaciones en Saturday Night Live de personajes como Ellen DeGeneres, Hillary Clinton y Justin Bieber; con su trabajo en la nueva versión de Cazafantasmas; y en Mi ex es un espía, la película de Susanna Fogel en la que comparte cartel con Mila Kunis, que se estrenará este jueves en la Argentina.
Pero la comediante no se limita a generar carcajadas entre el público, sino también entre sus pares, como lo prueba el sketch con Gosling. De hecho, cuando hizo su prueba para entrar a ese templo sagrado de la comedia que es Saturday Night Live puso en aprietos a Bill Hader, uno de los más talentosos ex miembros del elenco. Es ley de Lorne Michaels, el creador y jefe máximo del programa, que ninguno de los que juzgan las audiciones para nuevos miembros se ría durante la prueba. A Hader, alguien acostumbrado a estar rodeado de gente graciosa, le resultó imposible no tentarse con las imitaciones que la actriz hizo de Penelope Cruz, Sally Field y otros personajes y tuvieron que echarlo de la sala. Ese es el efecto McKinnon.
"Cuando era chica me acuerdo que me decían que era rara -dice la actriz en una entrevista con USA Today-. Me sentí un poco mal por eso hasta que noté que la mitad de la gente me decía que era rara pero la otra mitad se reía conmigo. Así que decidí rodearme de este último tipo de personas. Y esa es la estrategia para mi vida".
Aunque se hizo famosa con sus imitaciones de personajes de la vida real, McKinnon también acierta cuando pone su talento al servicio de personajes de ficción, tanto en Saturday Night Live como en las películas en las que participó. De a poco, la actriz se va convirtiendo en una verdadera estrella de la comedia, tal como se pudo apreciar en su trabajo en Cazafantasmas. A pesar de estar rodeada de comediantes excelentes como Kristen Wiig, Melissa McCarthy y Leslie Jones, y en medio de todo el ruido que acompañó a la remake del clásico de los 80 con un elenco femenino, la actriz se destacó y demostró que funcionaba tan bien en el cine como en la TV.
Ahora como co-protagonista junto con Mila Kunis de Mi ex es un espía, McKinnon da un paso más en su conquista de nuevos territorios, en esta aventura de intriga internacional y alocada oda a la amistad femenina.
"Mi personaje es una actriz que es muy performativa -dijo la comediante a Glamour-. Yo también soy así. A veces siento que eso me hace única y maravillosa y otras veces siento que me convierte en alguien que la gente preferiría que se vaya del lugar en el que están".
A la actriz le preocupaba que al público no le gustara verla tanto tiempo seguido como sucede en esta película, en la que ya no cumple un papel secundario. Igual se animó al desafío, que seguramente le abrirá todavía más puertas en su carrera. Además, se dio el gusto de compartir un par de escenas con Gillian Anderson, la actriz de la que estuvo enamorada cuando era una adolescente fanática de Los expedientes X.
Vida de comedia
McKinnon creció en Long Island, Nueva York, en una familia aficionada a la comedia en la que amaban a Mel Brooks, Christopher Guest y, por supuesto, Saturday Night Live. En esos años, el programa tenía en su elenco a grandes comediantes mujeres a las que la actriz admiraba, como Cheri Oteri, Ana Gasteyer y Molly Shanon.
Fascinada desde muy chica con la comedia, la actuación y el arte en general, McKinnon dio uno de sus primeros pasos decisivos cuando estaba en quinto grado y se le ocurrió hacer un acento británico para una obra del colegio.
"Creo que la génesis de toda mi vida, probablemente, sean esas sonrisas que provoqué con ese acento británico. Estoy persiguiendo a ese dragón desde entonces", dijo la comediante a la revista Rolling Stone.
Mientras estudiaba actuación en la universidad de Columbia, McKinnon formó parte de un grupo de comedia estudiantil y cuando terminó sus estudios consiguió un trabajo en un programa de comedia The Big Gay Sketch Show. Esto le dio la sensación de que su carrera sería fácil pero no fue tan así. Sus intentos con el stand up no fueron fructíferos pero le sirvieron para darse cuenta de que lo suyo era interpretar personajes.
"La razón por la cual era una comediante de stand up horrible es porque tenés que decir tu verdad más absoluta con detalles, cuánto más realistas y espantosos, mejor. Decidí que odiaba lo que sentía haciendo eso. Amaba mucho más sentir que desaparecía dentro de un personaje que estaba diciendo lo que quería decir y que venía de mi corazón, pero sin ser yo", confesó en una entrevista con GQ.
Luego de pasar por el grupo de improvisación Upright Citizens Brigade, del que también surgió Amy Poehler, llegó a cumplir en 2012 su sueño de ser parte de Saturday Night Live, trabajo que le valió dos Emmy consecutivos como Mejor Actriz de Reparto en una Serie de Comedia. Ahí su pasión por interpretar diversos personajes encontró su hogar ideal. Se transformó en Justin Bieber para una parodia de la publicidad de Calvin Klein; imitó los bailes que Ellen hace en su talk show; debatió como Hillary contra el Trump interpretado por Alec Baldwin, entre muchas otras cosas.
"Kate puede encarnar a un personaje, hacerlo vivir y que sea gracioso -dice Lorne Michaels, en una entrevista con Vanity Fair, sobre la actriz-. Pero siempre también hay algo empático en sus personajes. Y aunque no sea amable cómo están escritos, ella lo es. Esa es su genialidad. No podés hacer que el público se enamore de un personaje que no le cae bien".
Para McKinnon la clave está en no juzgar a quien interpreta sino en buscar una conexión, algo que le guste de esa persona. La actriz opina que si es mala con el personaje no resulta divertido para quien lo está viendo.
Su proceso creativo se basa en la observación, para lo cual pasa varias horas mirando videos en YouTube de los personajes que imita, empezando por la forma en que mueven y construyendo a partir de allí.
"Me gusta concebir axiomas y notar patrones en lo que funciona y lo que no, así puedo codificarlos en pequeñas reglas que puedo usar -dice la comediante en una entrevista con Glamour-. Si alguien tiene un tic de voz o un acento es mucho más fácil engancharse a algo. Siempre empieza con la forma de caminar y después le agregás la capa de su energía".
La mejor prueba de que sus imitaciones no son ofensivas es el hecho de que Ellen la invitó más de una vez a su programa y Hillary Clinton hizo un sketch en Saturday Night Live, en el que interpretaba a una barwoman que atendía a McKinnon, personificada como la ex candidata a presidente de los Estados Unidos. Fue uno de los momentos más inolvidables de la comediante en el show, junto con la apertura que hizo luego de las elecciones presidenciales de 2016. Personificada como Hillary cantó "Hallelujah", de Leonard Cohen, a modo de homenaje al músico que había muerto unos días antes y como una catarsis de la decepción que sentían en el programa por el triunfo de Trump. Al terminar la canción, Mc Kinnon se mostró visiblemente emocionada y pronunció una frase como su personaje: "No me voy a rendir y ustedes tampoco deberían hacerlo".
Esa vez McKinnon emocionó en vez de hacer reír. Tal vez fue una pista que indica que el talento de la actriz es mucho más elástico y podría llevarla a incursionar en otros géneros.
En una entrevista con el New York Times, la actriz dice que no sabe cuál es el papel ideal que sueña con interpretar.
"Mi manager me pregunta esto todos los días y no tengo la respuesta. Lo que quiero es interpretar tantos personajes como sea posible. Me encantan las colecciones de cosas. Amo los estampados botánicos con un montón de plantas distintas. Me encanta la sección del supermercado donde están las frutas y las verduras. Un abanico de objetos hermosos y fascinantes que sean distintos pero tengan un tema en común, así es como me gustaría construir el resto de mi carrera, mientras me soporten".
Todavía nos queda mucho por ver de McKinnon, en cantidad y variedad. Pero, por favor, que nunca, nunca deje de hacernos reír.
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