La dupla francesa se presentó en Costanera Sur en el marco de la primera edición local del festival estadounidense
La liturgia completa de Justice que llenó la escena dance desde el remix de "We Are Your Friends", "D.A.N.C.E." y, más tarde, su disco debut, Cross, finalmente aterrizó en Buenos Aires como headliners de la primera edición del Ultra Music Festival y esta vez no hubo reclamo de "¡justicia! ¡justicia!".
¿Los franceses Gaspard Augé y Xavier de Rosnay estaban en deuda luego de su DJ set en La Trastienda en 2009? Aunque la gira anterior los tuvo cerca con La Cruz, las consolas, la cortina de luces y la pared de 18 amplificadores Marshall (el tour de Cross lo cerraron en Brasil), Justice sumó un nuevo álbum, Audio, Video, Disco (número 36 en Los 50 mejores de 2011 según RS), a toda su parafernalia.
El dúo tiene un repertorio más largo a la hora de tocar y ese muro de amplis toma otro valor cuando el riff de "Civilization" suena frente a las 20 mil personas frente al main stage. ¿El resultado? Headbanging masivo y el espíritu de Daft Punk sobrevolando Puerto Madero -pese a la mezcla de sonido que llegaba desde cada escenario-. Con "Horsepower" (track apertura de AVD) se vivió lo mismo. No hay pose de guitar-hero, pero el rock mueve los hilos.
Igualmente, Cross es la luz que marca el camino. El upgrade de su puesta en escena llegó con "D.A.N.C.E". La "cabina de consolas" se abrió para que Augé tocara el órgano de espaldas al público (y luciera en su chaqueta el logo de Marshall: sí, uno más). Mientras tanto, "Newjack", "DVNO", "Waters of Nazareth" o "Stress" le aportaron intensidad pistera a los temas del nuevo disco. Justo lo que se necesita para evangelizar a una multitud de fieles.
Antes
Modeselektor era otra las perlas que ofrecía el line up en el Techno Stage. Como Justice, el dúo alemán bendecido por Thom Yorke -se declaró fan, colaboró con ellos y los acompañó en vivo en Coachella- arribó con un nuevo disco, Monkeytown, editado en 2011. En UMF dieron un show que es para sentir y ver. Modeselektor tiene una relación casi de hermanos con el colectivo Pfadfinderei, pieza fundamental de la escena visual germana. Así, con el aporte de las pantallas HD, mostraron cómo exploran las nuevas formas de bailar sin dejar de lado la intensidad o los toques grotescos –antes de que subieran a escena pusieron la cortina de Alf-.
Más temprano, ese espacio fue el que más presencia nacional tuvo en la cabina -Udolph, Mariano DC y Tommy Jacobs-, mientras que en el Trance Stage, Heatbeat -dupla de productores locales de exportación- contaron con la compañía de Susana (vocalista holandesa que trabajó para Armin Van Buuren y Dash Berlín, entre otros nombres fuertes) . Además, entre la seguidilla de artistas, sobresalieron los que se animaron a renovar la paleta de sonidos del género, como los también argentinos Kent & Gian y los chilenos Soul & Senses.
En el Main Stage, la espera hasta Justice osciló entre la rocktrónica de MixHell -proyecto de Igor Cavalera, ex baterista de Sepultura-, el beat más sensual de Diskjokke o el dance clásico de Jerome Isma-Ae. DVNO -el músico francés Mehdi Pinson que trabajó en el tema homónimo de sus compatriotas- llevó la ansiedad hasta un límite tolerable. Hasta que aparecieron los Marshall...
Después
Kaskade tuvo la misión de mantener el escenario principal caliente después de la actuación de los franceses. Si Justice está a un paso del rock, con sus producciones propias el norteamericano está más cerca del pop siguiendo la ruta de pesos pesados como David Guetta o Deadmau5. Y ese EDM volvió a demostrar su efectividad cuando el festival entraba en su zona más pesada.
En la última edición de Creamfields Buenos Aires, el espacio dedicado al techno se llenó sólo con algunos artistas (caso el legendario DJ y productor Svën Vath). En esta vuelta pasó todo lo contrario. Todos los artistas se presentaron frente a cerca de 10 mil personas que se prendieron con los chiches tecnológicos del alemán Stepahn Bodzin o las performance de los productores Popof y Len Faki, que supieron cómo transfomar la mística del estudio en energía para el vivo.
La noche también tuvo tiempo para rendir un homenaje: en distintos escenarios se escuchó "Intergalactic Planetary" de Beastie Boys para recordar a Adam Yauch. John Digweed, Chris Liebing y Christopher Lawrence se hicieron cargo del cierre de cada stage y, con oficio y experiencia, fueron bajando la euforia sin perder el ritmo. Pese a la ausencia de algún nombre -faltó algo de dubstep, ¿no?-, así terminó el viaje por el universo dance 2012 que entregó el Ultra Music Festival, una nueva cita en el calendario festivalero para recorrer algunos de los caminos alternativos que llevan hacia el baile.
Por Emilio Zavaley
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