Julio Iglesias: “Cantar es una forma de seguir viviendo”
Antes de su show de mañana, en el Luna Park, el cantante español hace un balance de su vida, confiesa que lo único que no hizo es parar el tiempo, habla del preciado perfil derecho y de la relación con sus hijos y con Vargas Llosa
Cada detalle de su vida es grande como un mito. Qué no es cierto y qué sí es un dato insignificante para las generaciones cuyas infancias o juventudes se nos guisaron al compás de su música. Le digo que quiero hablar con él desde hace 40 años y le cuento con dramática perorata de la noche del 82 en que me puse zapatos de taco por primera vez para ir a verlo al Ópera con tres claveles comprados en la funeraria del barrio –presupuesto de nena– que no pude darle porque desde la segunda bandeja, pullman al fondo, apenas si pude distinguirlo. Julio Iglesias, que es el latino que más discos vendió en la historia -350 millones–; el que en 1971 ya se subía a los escenarios de la China de Mao Tse-tung; el que grabó con Sinatra; el que viaja con los ingenieros de sonido de los Stones; el que por teléfono solucionó una crisis diplomática entre España y Estados Unidos a propósito de Irak; el del único perfil; el truhán y el señor, escucha con respeto, casi con piedad, y suelta: “Estas confesiones vuestras tan difíciles de hacer son el resultado de muchísimos años cantando en tu país. Desde la Patagonia hasta Jujuy no hay un lugar en el que no haya actuado”.
Llama desde Miami, marcó personalmente, anda de humor impecable, dos perros ladran de fondo y él, nieto de un periodista andaluz, capitula: “Venga, pregunta todo lo que quieras”. Lo de las tres mil amantes, eso de que se olvidó de vivir, la rivalidad con su hijo Enrique… El desafío es evadir a su propio cliché y poder charlar con el hombre del éxito público que a los 72 años y con un billón de euros en el bolsillo se concentra en disfrutar del éxito privado: que sus hijos cuarentones le den un beso al despedirse o que los pequeños le insistan con que lo quieren. “Hoy estaba paseando con mi mujer, con el cochecito, y le decía que el tiempo pasa inexorablemente y que aunque ya sea tarde a mí me gustaría pararlo. Porque parar el tiempo es lo que no he hecho nunca. Siempre he querido avanzar más rápido y no debió ser así”.
–¿Por qué seguís entonces? No es por dinero ni por fama.
–Te lo explico: yo tengo una relación extraterritorial con Mario Vargas Llosa porque ahora es el amor de mi ex mujer. De vez en cuando le leo y me parece un tipazo. En una entrevista explica por qué motivarse, por qué seguir: pues es algo que nos pasa a las gentes que tenemos la suerte de que los demás de vez en cuando nos digan “me ha gustado esto que has hecho”. Escribimos y cantamos y seguimos haciendo cosas para sobrevivir. Pensamos que así a lo mejor se acordarán de nosotros incluso de muertos.
–Tampoco sabrías estar tirado en un sofá sin hacer nada.
–Es que no hay solución en mi vida. Lo mío tiene casi 50 años y es una actitud personal: si no lo hago me falta el aire que respiro. Los cantantes respiramos el doble que las gentes normales. Tenemos que aspirar muy fuerte para que el aire salga con fuerza del diafragma. Es algo cardiovascular: cantar no es solo lo más bonito que me ha pasado sino que es una forma de seguir viviendo.
–¿Cuándo te sentiste más guapo?
–¿Por dentro o por fuera? Porque por fuera la verdad es que yo engañé a todo el mundo. Injustamente los seres humanos nacemos altos, bajos, guapos, inteligentes o no inteligentes. Pero después hay una grandísima justicia que es la de la escultura. Un gran escultor español, Juan De Avalos, me dijo: “¿Sabes qué he notado en ti Julio? Que te has esculpido, te has puesto más guapo”. Esculpirse es entender si tu lado derecho es mejor que tu lado izquierdo, si tu alma reacciona a algunas cosas de una manera mejor que hacia otras, si eres capaz de concebir la genética de forma objetiva y no subjetiva, o de aceptar que asumimos caracteres de nuestros padres. A través de todo ese mundo que se fragua en nuestras vidas tenemos que buscar los caminos para hacernos más guapos, más listos, más altos, más simpáticos y mejores. Yo no soy guapo, yo me he hecho guapo.
–Así nació lo del perfil derecho…
–Si un artista no sabe cuál es su lado bueno, no sabe nada. Tenemos esa obligación. Algunos tendrán todos sus lados buenos, yo no. Lo sé de memoria, me lo dice mi sentido de la estética. Y es parte de una vanidad inteligente que un artista quiera salir mejor que peor. Pero no es mito, cuando salgo al escenario me hacen fotos por todos lados.
–¿Lo de ser extremadamente cariñoso con toda la gente es una pose perfeccionada?
–No, qué va a ser una pose, chiquita. ¿Tú sabes lo que sería estar con la boca abierta, sonriendo todo el tiempo, si fuera una pose? Si no eres un natural no llegas a cantar 50 años en China, Japón, Australia o Sudáfrica. Los pueblos son sabios. A un pueblo lo puedes engañar pero no durante medio siglo. De todas las cosas buenas que me ha dado la vida, el ser natural ha sido la mejor. Son los genes de mi papá.
–Tu padre, tan simpático y carismático… De no ser vos famoso te habría ganado en novias.
–Creo que mi padre en su cabeza se ha echado más novias que yo. Era un campeón, un socialista de la vida. Fue generoso con la vida y la vida fue generosa con él. Sufrió la Guerra Civil y un secuestro terrorista que lo volvieron fortísimo. Como decía Ortega y Gasset, somos nuestras circunstancias. Según como las usemos, nuestras circunstancias nos llevan a lugares insospechados. Yo nunca hubiera pensado en ser cantante si no hubiera tenido un accidente casi mortal.
–Decís que sos de besos y miradas largas con tus hijos mayores.
–Sí, porque tengo poco tiempo para abrazarlos. Entonces tiene que ser bien largo. Cuando los veo me muero de emoción, de felicidad, de todo. La relación musical con Enrique no existe porque cantamos distintas músicas, pero la relación de padre a hijos es absolutamente rotunda.
–¿Te tratás con Vargas Llosa?
–Nos cruzamos en una boda si no recuerdo mal. Me encanta como escribe, debe ser un hombre muy interesante. Pero meterse en la vida de los demás no es bueno, ¿para qué? Si yo estoy feliz de que la gente esté contenta y tenga motivaciones como las tiene ahora mi ex mujer. Y está perfecto.
–¿Te admirará?
–Tampoco tengo interés en ello. Es suficiente en que yo le admire a él.
El disco de los duetos
Llega a la Argentina con varios meses de retraso, por una inflamación de nervio ciático. Durante el parate grabó los temas de su disco México, en duetos con Diego Torres, Andrés Calamaro, Pablo Alborán, Juan Luis Guerra, Thalía y Joaquín Sabina. “Dije que no volvería a entrar a un estudio, pero qué va, soy un gran mentiroso. Decidí volver a grabar con estos músicos jóvenes que cantan como la madre que los parió”. No está el codiciado tema con su hijo Enrique. “No creo que él tenga tiempo para cantar conmigo ahora. No le quiero pedir una cosa que a lo mejor no siente que deba ser. Algún día, pués a lo mejor. Pero está haciendo una carrera maravillosa y yo no puedo interrumpirla.”
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