Juicio a Cristian Aldana: revelan los traumas generados en las víctimas
Cristian Aldana , acusado por corrupción y abuso sexual de menores, se encontraba ayer a la espera de una nueva audiencia en la sala de detenidos del Tribunal Oral en lo Criminal N°25 de la calle Paraguay. Eran alrededor de las 11 de la mañana cuando "su gente", un grupo de unas 15 personas, comenzó a llegar al edificio. Entre ellas estaba su pareja, Guillermina.
A un costado, una de las psicólogas, que más tarde daría su testimonio en favor de las víctimas, esperaba en la puerta de la sala de audiencias. Miraba la escena y a Guillermina con un gesto que parecía de compasión. "Todo esto, llegue al resultado que llegue, destruye familias, a todos por igual. Ella tiene con él una nena. Es muy triste todo", comentaba cuando la joven se le acercó y la tomó de las manos. "Hola, ¿cómo estás?" le preguntó la licenciada con una sonrisa apenada. Guillermina sonrió y le dijo. "Sólo te voy a pedir que digas toda la verdad, hay una hija que está sufriendo". La profesional, con la voz serena y la misma quietud con la que la escena se iba dibujando en los pasillos del tribunal dijo: "Sí, lo voy a hacer" .
Por detrás, calma chicha. Hasta que una mujer comenzó a gritar: "¡Soy exnovia del pedófilo!", ironizó y agregó: "¡No mientan más! ¡Es inocente!". Con cara de sorpresa, la profesional se volteó y le dijo sin levantar la voz que ella iba a decir la verdad, pero que "la culpabilidad la determina un perito", no ella. Los "no mientan más" comenzaron a surgir de varios integrantes del grupo de apoyo del músico. Evidentemente afectada, la psicóloga cambió la sorpresa por un gesto de preocupación. Guillermina aquietó el momento con un "Ya está". Aldana, custodiado, había salido de su recinto para ir a la sala. Alta y delgada, la joven se inclinó para besar a su pareja de hace 10 años. Aldana, prolijo, de saco y pantalón negro y zapatillas, sonreía. Ella lo abrazó. El grupo comenzó a vitorear al músico esposado. Más adelante Guillermina le dijo a LA NACION: "Si yo no creyera en él no estaría acá".
En una jornada de cerca de ocho horas de audiencia, en las que declararon cuatro psicólogos de cuatro de las querellantes, así empezó ayer un nuevo capítulo en el juicio a Cristian Aldana, el cantante de El Otro Yo. Tres de los profesionales coincidieron en que las denunciantes presentan traumas debido a sucesos ocurridos en su adolescencia y los cuatro afirmaron que sus pacientes les relataron al menos un encuentro sexual, donde hubo prácticas no consensuadas con Aldana cuando tenían entre 13 y 14 años.
Si bien todo empezó con sonrisas para Aldana, su abogado Rodolfo Patiño terminó siendo castigado con un apercibimiento por parte del jurado y el tribunal determinó que en las próximas audiencias haya un veedor del Colegio de Abogados para que analice la conducta de Patiño quien suele incurrir en calificaciones hacia las querellantes o testigos -las calificaciones en las declaraciones indagatorias están prohibidas-. Además, se lo acusó de dilatar el proceso. En tanto, Aldana pidió nuevamente la recusación del tribunal y dijo que "está en juego" su vida.
Traumas y pocas herramientas de defensa
Luego de relevarse el secreto profesional y jurar decir la verdad y sólo la verdad, los cuatro psicólogos dieron su testimonio acerca del estado de quienes son o fueron sus pacientes y de lo ocurrido entre Aldana y ellas.
Victoria Carretto, María Sol Martínez, Patricia Safadi y Rodrigo Alea y Morante aseguraron que en algún momento sus pacientes les contaron que tuvieron relaciones sexuales con el músico cuando tenían entre 13 y 14 años. Mientras Safadi explicó que sólo tuvo siete sesiones con una de las querellantes y que nunca entraron en detalles acerca de ese hecho, los otros tres profesionales coincidieron en que el relato de las ahora mujeres adultas describía una situación en la que hubo violencia y acciones no consentidas. Ante cada alusión a su persona, Aldana miraba a su abogado y negaba con la cabeza.
"C. me contó que ella fue a ver a Aldana -relató Carretto-, luego de contactarse por un tiempo con él a través de la página de la banda. Ella fue resuelta a tener relaciones con su ídolo, pero no fue lo que esperaba".
La licenciada Carretto fue la primera en declarar y es quien aún hoy trata a C. Su testimonio fue el más extenso debido a las preguntas de la fiscalía y de la defensa de Aldana cuya estrategia fue repreguntar dichos de la profesional y cuestionar la veracidad de los dichos de las querellantes. "A esa edad los chicos no tienen las herramientas necesarias para decir no, más si es a alguien que consideran un ídolo", explicó Carretto quien detalló que la situación por la que pasó su paciente fue violenta.
También los profesionales coincidieron en cómo influye un ídolo en los jóvenes. "Cuando el ídolo te plantea ciertos valores sociales puede funcionar como una búsqueda para el juicio propio. Por eso son importantes en la adolescencia los ídolos, porque los padres ya no son referentes como lo eran en la niñez. Pero cuando los constructos sociales quedan vacíos de contenido, como cuando le dicen ´Anda y busca la libertad, pero tu cuerpo me pertenece´ ese concepto origina una dificultad en la construcción del juicio propio. Si el ídolo dice una cosa y hace otra, un joven sano se aleja porque no puede construir sobre una base no sólida", explicó Carretto.
Recordemos que las querellantes vivían en su adolescencia situaciones de vulnerabilidad de diferentes grados y las profesionales coincidieron en que no tenían las herramientas suficientes para defenderse y que todas presentaban señales de traumas como la disociación entre sus deseos y su cuerpo. "Toda situación traumática origina secuelas y F. las tiene", remarcó Martínez quien fue una de las profesionales que trató a F.
"Desde lo clínico veo secuelas en trastornos de juicios, en dificultades para conectar sus ideales y llevarlos a cabo, su relación con su cuerpo, en la sexualidad (...) las disociaciones físicas son algo propio de las situaciones vividas. Ella llegó a tener sexo sin sentir nada, es un mecanismo de defensa", aseguró por su parte Carretto.
Incluso aseguraron que las señales de los traumas vividos (como la angustia, vómitos y la subida de peso) las revivieron al declarar en la causa. "Cuando un trauma se vive nuevamente, las señales aparecen como cuando se los vivió por primera vez", explicó.
Patiño le preguntó a Carretto si ella podía ser objetiva en cuanto a los dichos de su paciente por una cuestión de empatía, sugiriendo que quizás estaba siendo manipulada por la querellante. Pero tras la queja de la fiscalía y el tribunal por la pregunta, el letrado la reformuló, pero volvió a realizar la misma estrategia con las otras dos psicólogas, que también negaron que sus pacientes fueran fabuladoras.
La defensa de Aldana señaló un par de contradicciones entre los dichos de Carretto y los de su paciente, por lo que deslizó que haría un careo. Más tarde, fuentes de la defensa del músico le dijeron a LA NACION que sienten que el tribunal es imparcial y señalaron que las contradicciones son una señal de mentira.
Un juicio dilatado y un pedido de auxilio
Con algunos familiares y amigos en la sala que lo miraban atentos, Aldana volvió a pedir algo que también le había sido denegado semanas atrás: que se sumen a los 100 testigos presentados por la defensa, familiares de una de las denunciantes y un exnovio que habría abusado de una de ellas. "Siento que estoy ante un tribunal parcial, cuando pedimos sumar pruebas y testigos, me lo niegan (...) Del porcentaje de ´no ha lugar´ que se da en este juicio, yo tengo el ciento por ciento", dijo el músico en un discurso que duró 40 minutos, en los que primero leyó las dos carillas y media de su escrito y luego explicó cada punto.
"Siento que acá se juega mi vida. Estar preso no es divertido. Cuando ayer me llevaron a una sala del pabellón para hablar con mi abogado por teléfono, ahí apuñalaron a dos presos. Tuve suerte (…) Y siento que no se me respeta cuando veo a uno de los jueces bostezar en medio de la audiencia", dijo con cierto enojo y las manos temblando.
Luego del escrito tomó la posta su abogado, quien volvió a explicar cada punto del pedido de Aldana ante la incomodidad de los presentes y volvió a cuestionar la falta de inclusión de pruebas. Ante estos pedidos reiterados, cuestionamientos a la fiscalía y a los jueces y actitudes fuera de lugar por parte de Patiño, los jueces del tribunal determinaron la sanción del letrado.
"Creo que hay una suerte de indefensión del señor Aldana que resulta de los propios dichos de Aldana y del letrado", dijo el juez Gustavo Goerner luego de un cuarto intermedio que se pidió para analizar el pedido de la defensa. Además de señalar lo desprolijo de presentar nuevamente un pedido de recusación luego de dos horas y media de indagatoria a la licenciada Carretto, aseguró que lo único que se generaba con eso era la dilación del juicio.
"Entendemos entonces que el doctor Patiño ha asumido una conducta reñida con el ejercicio profesional y el código de ética. Se ha dirigido en numerosas oportunidades descalificando al tribunal y deslizando sospechas respecto de alguna conducta fraudulenta en cuanto a asignaciones que fueron explicadas oportunamente entre otros agravios. Además justifica el maltrato y hasta la agresión cuando se manifestó hacia una de las querellantes", remarcó Goerner para determinar la sanción a Patiño.
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