Judd Apatow, el rey Midas de la comedia, volvió al stand up gracias a Netflix
El exitoso director de Virgen a los cuarenta y Ligeramente embarazada es un fanático de la comedia que dejó los escenarios cuando se dio cuenta de que sus pares, Adam Sandler y Jim Carrey eran mucho mejores que él
Todo comienza como suelen empezar casi todos los especiales de comedia. El artista en su camarín se prepara para salir a escena mientras el público se va acomodando en la sala. Y algún gesto, por más mínimo que sea, delata un detalle de lo que vendrá. En el caso de Judd Apatow: The Return, el especial que estrenó Netflix ayer, es una frase que pinta de cuerpo entero al director de películas como Virgen a los cuarenta, Ligeramente embarazada, Funny People y Esta chica es un desastre y productor de Damas en guerra, Girls, Supercool y muchas otras: “Esto se trata del arte de no estar aterrorizado”, dice, se acomoda el traje que le queda un poco torcido y se dirige al escenario.
Apatow no es un dotado para el stand up y él lo sabe. De hecho, es el primero en admitir que ni siquiera es tan famoso pero lo que le falta de carisma lo suple con una despiadada habilidad para la autocrítica.
Claro que por todas las razones que él mismo enumera que lo alejaron del sueño de ser comediante, Apatow confiesa sin vergüenza que es su sueño desde que tenía diez años. Y así, no importan los reconocimientos como director ni que se lo considere una especie de mecenas de la comedia americana actual sino el logro de volver al escenario veinticinco años después de haberse bajado. “Al principio de mi carrera, de los 17 a los 24 años, hice stand up. Y todo ese tiempo me sentía muy intimidado por lo bueno que eran mis contemporáneos. Que resultaron ser gigantes de la comedia”, explica Apatow y cuando nombra a su amigo Adam Sandler y a Jim Carrey su prolongado pánico escénico cobra sentido.
Claro que de aquel fracaso, de la resignación de saber que no era lo suficientemente talentoso para cumplir con los sueños de la infancia nació una carrera tan exitosa que, paradoja de paradojas, finalmente le permitió cumplirlo.
El especial nunca se aleja demasiado de la autorreferencia aun cuando roza temas políticos (Obama, Trump y los republicanos), sociales (los abusos en Hollywood, el antisemitismo) o se pone el sombrero de Jerry Seinfeld para reflexionar sobre lo absurdo de las selfies y la compulsión por compartirlas en Instagram.
Apatow es un nostálgico con conocimiento casi enciclopédico de la comedia, confeso acumulador que vía pánico escénico y autoestima baja llegó a ser el hombre más influyente de la comedia actual. Aunque para él todas las películas, las series, los millones de taquilla global y el toque de Midas sólo hayan sido un medio para conseguir ser el tipo gracioso que se para frente a un micrófono debajo del seguidor.
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