Jorge Polaco: "uno vive de prestado"
Un espacio experimental en busca de la entrevista soñada. El elegido se interroga y se fotografía
Bien dispuesto al diálogo con él mismo, el cineasta Jorge Polaco confiesa por qué se quiere parecer a Mirtha Legrand, relata sus aventuras en la India y habla de la escritura, las comparaciones y mundos ajenos. De remate, una autofoto.
–¿Por qué creés que es tan difícil contestar tus propias preguntas?
–Porque, prácticamente, uno vive de prestado, respira de prestado. Se traga la vida de prestado.
–¿Por qué sos tan raro?
–Mi mamá no era rara, mi papá tampoco, mis hermanos tampoco.
–¿A quién te querrías parecer en el ambiente artístico?
–A Mirtha Legrand. Por su verdadera belleza y porque se la puede ubicar en muchas casillas. Cuando murió su hijo fue a trabajar al día siguiente.
–¿Qué le falta a tus películas para ser entendidas?
–Más sentido común y volver a ser vistas.
–¿Cuál es la razón de la barba en el hombre y la femineidad en la mujer?
–Es una cuestión hormonal.
–¿Por qué se dice que sos un mata mitos?
–Porque estoy muy solo.
–¿Narrar el mundo te produce tanto placer como filmarlo?
–Escribir me produce un placer infinitamente menor que filmar, porque la palabra es sólo un apéndice en mi cine. Lo único que puedo escribir son poemas. Envidio a la gente que puede escribir una novela.
–¿Cómo explicás que en tu cine atrapás mundos que no son tuyos, mundos que son de otros?
–Por eso duele tanto.
–¿Por qué la India es tan importante para vos?
–Me maravilló hace 20 años y aún lo sigue haciendo. Primero fueron tres viajes y me prometí no volver por las pestes. Me enfermé siempre. En una oportunidad tuve que salir de la India desesperado. En Estados Unidos me dijeron que se trataba de un tipo de ameba muy extraña. El tratamiento fue pesadillesco. Luego fui seis veces más. ¿Acaso uno no busca contagiarse? Pero no de las amebas, sino de la grandeza de ellos.
–¿Cuál de tus películas es la favorita?
–Se pueden tener personas favoritas. Con esas personas el favoritismo aparece y desaparece. Las personas, las películas elegidas como favoritas o no, terminan siendo como un corolario de amor y de odio.
–¿Por qué las comparaciones son tan malas?
–Siempre uno o una sale perdiendo. Siempre hay un perdedor, es como que la vida no puede soportarse bajo muchos puntos de vista. Sólo admite una mirada.
–¿Por qué no un perfume?
–El olor de una mujer que me delata, me duele una mujer por todo el cuerpo.
–¿Por qué no una respiración?
–¿Por qué siempre hay que cerrar un capítulo o una vida?
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