Johnny Depp, de la cancelación en Hollywood a su nueva piel francesa
En su paso por Cannes, el actor dijo que no se siente demasiado cercano a la capital del entretenimiento, tal vez con la conciencia muy presente de que su figura todavía es vista por los grandes estudios como un activo tóxico
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El muy comentado paso de Johnny Depp por el Festival de Cannes es el segundo capítulo de una historia que el actor empezó a escribir a principios de junio de 2022 después de ganarle a su ex pareja Amber Heard un millonario juicio por difamación.
Es posible que Depp haya encontrado en la Costa Azul un espacio ideal para refirmar sus convicciones y reconquistar del todo una autoestima bastante extraviada en los últimos años. También para aumentar su patrimonio. Acaba de firmar un envidiable acuerdo con Christian Dior para convertirse en el rostro exclusivo durante los próximos tres años de las fragancias masculinas de esa distinguida casa.
Esto indica que el cartel de Depp tendrá en los próximos tiempos mucho más que ver con la industria de los perfumes que con la del cine. A menos que se produzca en el corto plazo el anuncio de un todavía muy improbable retorno al papel que le dio la mayor popularidad de su carrera (Jack Sparrow en las películas de Piratas del Caribe) tendremos que acotar su presencia de aquí en adelante en el mucho más reducido círculo del cine de autor.
Cuando Depp dice que no piensa en Hollywood es porque en el fondo se siente ajeno a todo lo que representan ese nombre y ese lugar para sus planes futuros. Hay una línea directa entre lo que dijo en Cannes sobre su actualidad (“Yo mismo no tengo mucha más necesidad de Hollywood”) y el proyecto más importante que maneja para el futuro inmediato: una biopic del pintor italiano Amedeo Modigliani que imagina para su regreso a la dirección.
Depp dedicó buena parte de su estada en Cannes en busca de de fondos para financiar esta película. Si surge en los pasillos del Mercado alguna novedad en este sentido antes del final del festival seguramente de hablará de ella, a propósito de la actualidad del actor, mucho más que de su participación en Jeanne Du Barry, la película que abrió la muestra de este año y encontró en la crítica internacional una magra recepción. Depp tuvo un poco más de suerte que el resto: algunas reseñas destacaron su actuación, de claro perfil secundario.
Jeanne Du Barry no podría funcionar como termómetro para medir la intensidad del vínculo que mantiene Depp con el público. Una producción francesa que en el mejor de los casos encontraría en los Estados Unidos, sobre todo, pero también en el resto del mundo un estreno bastante acotado está lejos de ser una referencia adecuada en esa dirección. Ni siquiera tiene allí el papel protagónico.
El propio Depp relativizó la idea misma de una suerte de “operativo regreso”, informal o no, creado alrededor de su controvertida figura. “Lo están usando como una especie de eslogan. El tipo está regresando. Por cierto, aparentemente he tenido unas 17 reapariciones. Sigo preguntándome sobre la palabra regreso, porque no fui a ningún lado”, dijo con un chispeante manejo de la ironía que deberíamos reconocerle.
Pero para entender el cuadro completo quizás haya que prestarle menos atención al protagonista de la historia y enfocarse en lo que dijo Thierry Frémaux, máximo responsable artístico de Cannes, unos días antes de la inauguración de la muestra. “Si a Johnny Depp se le hubiera prohibido actuar en una película, o si la película hubiera sido prohibida, sería otro asunto. Pero nada de eso ha sucedido. Nadie protestó por verlo en el reparto de una película francesa. El problema surgió cuando se anunció la película en Cannes”, dijo sobre la estrella, que desde hace un tiempo vive en Francia.
El astuto Frémaux tiene muy en claro que nadie le prohibió públicamente hasta ahora a Depp aparecer en una película, pero todos recuerdan bien que en noviembre de 2020 el actor tuvo que dejar por la fuerza su papel de Grindelwald en la serie de películas de Animales fantásticos tras un pedido expreso de los estudios Warner. “He respetado y aceptado esa solicitud”, dijo el actor en ese momento frente a ese acto de renuncia voluntaria que se utilizó para vestir y disimular lo que en realidad debería verse como un despido liso y llano.
Dicho en otras palabras, Warner no quería en ese momento ver a Depp ni en figuritas. Lo mismo podría decirse del resto de los grandes estudios. El hecho de que siga sin mencionarse su nombre en proyectos de alto perfil presentes y futuros nos sugiere que ese apellido todavía es para Hollywood una especie de activo tóxico. Cualquier ejecutivo podría certificarlo con los números de taquilla de sus estrenos más recientes en la mano: películas que pasaron completamente inadvertidas como La ciudad de las mentiras, Waiting for the Barbarians, The Professor y Minamata.
“Lo mejor está por venir y finalmente ha comenzado un nuevo capítulo”, había dicho Depp apenas terminó el juicio ganado a Heard. ¿Empezó de verdad esta nueva historia? ¿O será que ni siquiera está escrito el prólogo? Todas las preguntas siguen abiertas. La controversia en torno de su figura también.
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