Jennifer Garner: una actriz que tiñó su carrera de malas decisiones
Cuando Jennifer Garner ingresó de manera efímera al universo de Felicity- la serie de J.J. Abrams y Matt Reeves comandada por Keri Russell-, no había indicios en su interpretación de la novia de Noel Crane (Scott Foley, su primer marido), la afable Hannah Bibb, de que Garner podía eventualmente convertirse en Sydney Bristow, esa doble agente de la CIA que Abrams puso en el centro de Alias en 2001 y por cinco temporadas. De manera súbita, la actriz se convirtió en una (anti) heroína de acción a través de un rol complejo que en cierta medida le allanó el camino a roles femeninos posteriores atravesados por la pluridimensionalidad.
"[Sydney] me definió al mundo, hizo que me defina a mí misma, me convertí en una persona mucho más poderosa gracias a ella, me sentí más fuerte, más inteligente, y aprendí cuán duro podía trabajar", expresó recientemente Garner sobre ese personaje que le valió un premio Globo de Oro como mejor actriz dramática de TV, y que la erigió como una de las jóvenes promesas de Hollywood, lista para la ansiada transición al mundo cinematográfico.
Daredevil, un antes y un después
En medio de la grabación de las temporadas de Alias - serie que tuvo su punto final en 2006 -, la actriz oriunda de Houston, Texas, hizo una breve intervención en Atrápame si puedes, con el rol de Cheryl Ann, una enigmática mujer que conquista al encantador estafador Frank Abagnale Jr. (Leonardo DiCaprio) en uno de los films más nouvellevaguianos de Steven Spielberg, donde también despuntaba otra actriz prometedora: la gran Amy Adams. Al año siguiente, en 2003, Garner conoció en profundidad a Ben Affleck cuando ambos fueron convocados para protagonizar la fallida Daredevil. El dominio de la acción que la actriz había demostrado en Alias captó la atención de Mark Steven Johnson, realizador de la película de superhéroes en la que Affleck personificaba a un Matt Murdoch poco convincente. El film no solo resultaba anodino sino que tampoco lograba que la química entre sus protagonistas se imponga por sobre la verdadera estrella del largometraje: Colin Farrell como Bullseye. De todas formas, Daredevil cambió la vida de Garner, quien consiguió su propio spin-off con Elektra de Rob Bowman, y quien encontró en Affleck - a quien había visto por primera vez en 2001 en el set de Pearl Harbor, donde ella solo tuvo un cameo - al hombre con el que apostaría a compartir su cotidianidad.
Ella tiene una empatía y una bondad que son infrecuentes en este medio, lo cual es increíblemente atractivo y maravilloso. Le interesa genuinamente lo que les pasa a los demás
Tras divorciarse de Foley en medio de rumores de infidelidad con su compañero de Alias, Michael Vartan, Garner comenzó una relación con Affleck, y en 2005 se casaron en las islas Turks y Caicos, en una ceremonia privada a la que solo Victor Garber - el gran Jack Bristow de la serie de espías de Abrams - y su esposo Rainer Andreesen fueron invitados. "Ella tiene una empatía y una bondad que son infrecuentes en este medio, lo cual es increíblemente atractivo y maravilloso. Le interesa genuinamente lo que les pasa a los demás, es una buena persona en un contexto en el que se cultiva y se demanda el narcisismo. Jennifer es la antítesis de todo eso, y esa es una de las cosas que me enamoraron de ella", declaraba Affleck por entonces. Así las cosas, mientras el actor preparaba el terreno para dirigir su brillante ópera prima Desapareció una noche en 2007- no sin antes reunirse con su amigo Kevin Smith para la secuela de Clerks -, Garner tenía por delante un camino abierto en Hollywood, con libertad absoluta para elegir roles igual de sustanciales que el de Bristow, aquellos que la incentivaban a seguir forjando esa personalidad fuerte.
Del brillo del drama a los traspiés de la comedia romántica
Si hay algo que tiene Jennifer como actriz es un rango dramático que no supo potenciar. Un ejemplo de ésto es Catch and Release, la ópera prima de la guionista de Erin Brockovich y En sus zapatos, Susannah Grant, experta en concebir atractivos roles femeninos. En el film, la actriz interpretaba a Gray Wheeler, una viuda que descubre el verdadero pasado de su esposo, y quien debe lidiar con las consecuencias de esos secretos en pleno duelo. Si bien la película trastabillaba en su ritmo, es innegable que le permitió a Garner destacarse en secuencias intimistas, suerte de base de lo que pasaría con uno de los mejores papeles que cayeron en sus manos: el de Vanessa Loring en La joven vida de Juno.
El film de Jason Reitman, estrenado en 2007 y ganador del Oscar al mejor guion original de Diablo Cody- la perfecta aliada del cineasta -, se transformó en el vehículo ideal para Ellen Page como la adolescente verborrágica y ácida Juno MacGuff, pero también le dio un hermoso rol secundario a Garner. "Era de ella, siempre fue de ella", dice Juno sobre el final de la película, en alusión a cómo el hijo que esperaba estaba destinado a ser adoptado por Vanessa, una madre soltera sensible y cándida. En esos minutos en los que toma al bebé en sus brazos mientras suena apropiadamente "Sea of Love" de Cat Power, Garner vuelve a brillar desde la simpleza, como en tantas otras escenas del film en las que su personaje se emociona ante la posibilidad de concretar su deseo (tantas veces trunco) de ser mamá.
Me gusta interpretar madres porque no hay nada que importe más, o que conlleve más responsabilidades, que los hijos que una tiene. Nada más puede darte tanta fuerza
Dos años después de La joven vida de Juno, la actriz se convertía en madre por segunda vez. Tras el nacimiento en 2005 de Violet, Garner y Affleck le daban la bienvenida a Seraphina. En simultáneo, Jennifer dejaba de lado los dramas para apostar por una veta en la que no corrió con buena suerte: la comedia romántica. Lamentablemente, y a pesar de que su interpretación en Si tuviera 30 había generado expectativas, Garner comenzó a elegir papeles que estaban muy lejos de su talento, casi como una forma de autoboicot. Desde su dupla con Matthew McConaughey en Los fantasmas de mis exnovias, pasando por su coprotagónico con Ricky Gervais en su film The Invention of Lying, hasta la innecesaria remake de Arthur y la edulcorada Día de los Enamorados, Garner no lograba estar a la altura de lo que prometía cuando irrumpió en el universo televisivo, al conformarse con personajes sin matiz alguno.
La maternidad por sobre todas las cosas
Con excepción de Dallas Buyers Club, en la cual se reencontró con McConaughey y en la cual tuvo un muy buen contrapunto con Jared Leto- ambos ganadores del Oscar por el film de Jean-Marc Vallée - y del aterrador personaje de Patricia Beltmeyer en Hombres, mujeres y niños- el largometraje más sombrío de Jason Reitman, en el que interpretaba a una madre sobreprotectora -, Garner parecía decirnos que estaba necesitando dar un volantazo hacia proyectos "con mensaje", esas películas en las que abundan las buenas intenciones pero que carecen de valor cinematográfico, de impacto, de trascendencia. La propia Jennifer, tras el nacimiento de su tercer hijo, Samuel, habló sobre el giro que quiso darle a su carrera. "Ahora me gusta interpretar madres porque no hay nada que importe más, o que conlleve más responsabilidades, que los hijos que una tiene. Nada más puede darte tanta fuerza", aseveró.
En agosto, cuando recibió su estrella en el Paseo de la Fama de Hollywood, miró a sus pequeños para decirles "ustedes me definen". Ya no Sydney Bristow, ya no la ambición inherente a la industria: para Garner ahora el cine es un medio para el fin de transmitir ideas positivas en un mundo contaminado. Por este carril circulan sus personajes en Milagros del cielo y Enredadas...pero felices, donde la crianza y la maternidad eran la columna vertebral de guiones endebles. Garner encuentra el equilibrio entre su deseo de comunicarse con sus hijos a través de su trabajo y un rol sustancial de manera esporádica. El caso más reciente es el de Yo soy Simón, la emotiva película coming of age LGBTQ de Greg Berlanti, donde la actriz personificaba a una madre que apoya a su hijo en su "salida del clóset". En el film, Garner supo exprimir otra de esas escenas intimistas one on one, donde sus palabras conmovían y traspasaban la pantalla.
2018, ¿el año del renacimiento?
Este año, la vida personal de Garner opacó su carrera cuando la noticia de que acompañó a su exmarido Affleck - de quien se separó en 2015 - a un centro de rehabilitación llegó a todos los portales. "En lo único en lo que ella es inflexible es en la sobriedad de Ben. Por eso no quiso firmar los papeles hasta no estar segura de que los chicos están en buenas manos. El divorcio ha sido un largo proceso por ese motivo", contaba un allegado a la actriz que decidió priorizar su familia , e incluirla en sus decisiones profesionales. De todas formas, para quienes extrañan a esa intérprete que se movía como pez en el agua en secuencias de riesgo, el jueves 15 se estrena en nuestras salas Matar o morir, el film de acción de Pierre Morel (Búsqueda implacable), en la que Garner es una temeraria justiciera. Al mismo tiempo, a partir de este domingo, por la pantalla de HBO, podremos verla en Camping, el nuevo proyecto de Lena Dunham y Jenni Koner, tras la exitosa Girls. En esta remake de la comedia británica creada por Julia Davis, la actriz es Kathryn, una esposa obsesiva y controladora, cuyo matrimonio se verá puesto a prueba en esos días de camping que anuncia el título.
"A veces me escucho cuando hablo con mis hijos y me paralizo porque advierto que me pongo controladora como Kathryn, y descuido sus necesidades. Además, soy también muy trabajadora, planeo cosas que nadie me pide. Mi intención es que todos se vean reflejados en ese personaje, alguien divertido pero que al mismo tiempo te hace cuestionar tu accionar", declaró Garner sobre sus similitudes con el rol que marca su vuelta a la TV y que promete, junto al de Matar o morir, traernos de regreso la esencia de esa actriz que hace 17 años parecía no tener techo.
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