El guitarrista recuerda al guitarrista, explica su obsesión por los autos clásicos y revela por qué todavía no se reunió con Rod Stewart.
En octubre de 1966, el guitarrista Jeff Beck se fue de los Yardbirds intempestivamente, en medio de una gira norteamericana. “Estábamos haciendo mil kilómetros por día en un colectivo repleto de gente”, recuerda Beck, de 72 años, riendo amargamente. “Y después tocábamos tres canciones. Yo pensé: ‘Nos están destrozando’.” El 10 de agosto, se cumplió el aniversario número 50 de Beck como solista -actualmente de gira con Buddy Guy, su héroe del blues-, y lo festejó con un show retrospectivo en el Hollywood Bowl con una orquesta. También lo celebra con un libro nuevo, BECK01 -un generoso relato visual de su pasión por las guitarras y la restauración de autos antiguos- y un disco cargado políticamente, Loud Hailer, que contó con colaboradores: la guitarrista Carmen Vanderberg y la cantautora Rosie Bones. Beck también está escribiendo su autobiografía, que espera que se transforme en un largometraje: “Todo lo que me divertí merece ser visto en pantalla”.
Hay un sorprendente enojo con temas de actualidad en canciones tuyas nuevas como “The Revolution Will Be Televised” y “Thugs Club”. ¿Sos adicto a las noticias?
Es algo reciente. La vida lunática de las giras no me permite estar tan al tanto de las cosas como debería. Para este disco yo tenía un concepto. Entraba en Internet y buscaba algo desagradable que estuviera pasando en el mundo. Yo le transmitía la onda a Rosie y ella después hacía lo que quería. Me meto en YouTube. Busco mentiras, y busco verdades. Cuando examinás las expresiones faciales, tanto de políticos como de periodistas, podés ver las líneas en sus rostros. Me volví muy consciente de lo fácil que es mentir para la gente.
Hay una canción, “Scared for the Children”, que tiene un fuerte eco de Jimi Hendrix.
Salió así de manera inadvertida. Es cierto que es igual a “Angel” [de Hendrix], cuatro notas [tararea el arreglo]. No hay escapatoria. Nunca me gustó tanto Hendrix como ahora. Estuve escuchando unas cosas excelentes que no conocía, un show en el Royal Albert Hall [en 1969], con las mismas canciones, como “Red House”, pero tocadas increíblemente. Desde que me aprendí los acordes de “Little Wing” no me pueden callar.
¿Lo conociste bien?
Todo lo que se puede conocer a alguien con quien compartiste algunos momentos fugaces. Cuando tocamos con el Jeff Beck Group en The Scene [en Nueva York en 1968], él vino todas las noches. Qué educado, venir con su guitarra. Una noche tocó la mía. No tenía la suya. Yo terminé tocando el bajo.
Hay unas fotos fantásticas del Jeff Beck Group en BECK01, con Ronnie Wood y Rod Stewart. ¿Intentaste volver a juntar a esa banda?
Es como una comedia de enredos. Veo a Woody mucho en fiestas de Navidad, en lo de Mick Jagger u otros amigos nuestros. Le dije: “Hay una gran oportunidad en agosto”. Me dijo: “Wow, le voy a decir a Rod”. Después pasan los meses y esa noche está tocando en Las Vegas [risas].
Rod quería hacerlo otra vez. Pero creo que quería hacer un disco rápido, un fin de semana. Yo quería movernos más hacia el blues rock. Pero eso le habría requerido mucho tiempo.
¿Qué pasa con vos y los cantantes? Trabajaste con algunos muy grandes, como Stewart y Mick Jagger, pero nunca durante demasiado tiempo.
Una vez dije que los cantantes son todos un dolor de huevos. Por supuesto, no lo son. Pero no eran centrales para la idea. Yo quería tocar la guitarra. Una vez alguien me dijo: “Tu show no es un recital de rock. Es un concierto”. Pero me gusta tener vocalistas. Alguien una vez dijo que era como una pieza de [Harold] Pinter, con esa relación entre Rod y la guitarra. Es emocionante. Con un cantante, sos parte del concierto, pero al mismo tiempo sos parte del público.
BECK01 documenta tu doble vida, entre las guitarras y los autos clásicos. ¿No te preocupa lastimarte las manos cuando arreglás autos?
Soy más peligroso en la cocina. El otro día estaba cortando una zanahoria a lo largo y se me movió a la izquierda. El cuchillo me dio de costado en el dedo. Ya no me dejan cortar zanahorias. Con picadoras todo bien. Es instintivo. Una vez agarré una soldadora por el lado equivocado y me quemé las manos. Soy así desde los 16.
¿Qué te hizo empezar?
Mi tío solía llevarme a pasear en su auto deportivo los fines de semana, un MG. Me encantaba, aunque no tanto en el invierno, porque me congelaba. El se negaba a poner el techo. Si él estaba reparando un motor, me decía: “Mirá, estoy presionando el resorte. Ahora presionalo vos”. Cuando me compré mi primer auto y se rompió, sabía exactamente qué hacer.
Seguís girando con frecuencia. ¿Te preocupa la salud? Eric Clapton hace poco me contó de unos problemas en la mano y en la espalda que le pueden afectar las giras.
Estoy bárbaro. Eric tiene un tema de nervios. Suena horrible. Sería tristísimo si le impide tocar. Una vez me esguincé la muñeca levantando algo pesado. Y tengo problemas de espalda. Tuvieron que operarme. Siempre y cuando descanse acostado cada tanto, estoy bien. Pero sigo levantando cosas.
David Fricke
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