Iván Noble: "Realmente la política me interesa cada vez menos"
El ex líder de Los Caballeros de la Quema se confiesa en una charla mano a mano con LA NACION
Músico. Compositor. Cantante. Futbolero. Líder de los recordados Caballeros de la Quema. Amante de los libros. Ex pareja y actual amigo de Julieta Ortega. Padre de Benito y asiduo tuitero. Todo lo anterior podría definir a Iván Noble , aunque él asegure que también querría ser escritor. Su año arrancó con la propuesta de Bobby Flores para despuntar el vicio de uno de sus amores en las noches de Nacional Rock. Así nació lo que Iván hizo llamar Cuánto cuesta este Capricho, el programa de radio que conduce todos los martes, desde las 21, en el dial de la FM 93.7. Según él se trata de compartir música y libros en una suerte de sobremesa de amigos, acompañada del mejor blablablerío de ocasión.
-¿Te googleaste alguna vez?
-Sí, hace bastante.
-¿Y qué encontraste?
-En primer lugar, tonterías. Y Wikipedia…
-¿Qué pensás de lo que dice Wikipedia?
-Me parece que estaba bien, creo que eran datos biográficos...
-Dice que sos escritor, cantante y actor...
-Escritor y cantante sí, pero actor, no. No es que no me hubiese gustado serlo, pero es un oficio para el que uno tiene que tener vocación y al que hay que dedicarle tiempo. Por una cuestión de respeto a los actores de verdad debo decir que no soy actor. Hice cosas muy pequeñas. Estuve y estoy en la tele, de vez en cuando, participando en algún capítulo o alguna cosa con algún amigo, eso solamente.
-¿Te divierte ir por ese lado, ir probando cosas?
-Sí, claro. Pero el único oficio que manejo profesionalmente es escribir canciones y cantarlas. Después hay sitios que visito, me gustan y quiero quedarme un tiempo largo. La radio es uno de ellos. Esta no es mi primera experiencia de hecho, pero sí la más federal y la más seria.
-¿Por qué decidiste aceptar la propuesta de Bobby Flores?
-Tengo una cierta limitación porque no escucho FM, salvo cuando mi hijo pone alguna en el auto... ahí ya perdí la soberanía radial. [Risas]. La verdad es que soy muy escucha de AM, debe ser por mi edad. Aunque en realidad es una herencia de cuando era chico. Tengo el recuerdo de la casa de mis viejos. Mi mamá es profesora de cerámica y de dibujo y hacía sus laburos con la radio encendida. El sonido de las tardes de mi casa era la radio. Una presencia habitual para mí. No había cable ni televisión todo el día. Así que me acostumbré a escuchar radio para irme a dormir. Hoy en día siendo soltero tengo la ventaja de poder acostarme escuchando radio. Y sin ser un tipo de radio hecho y derecho me siento cómodo haciendo el programa.
-¿Cómo encarás el programa?
-Lo planteo como una situación de sobremesa, un programa que me gustaría escuchar a mí. No tiene muchos secretos. Es la música que escucho, los libros que suelo leer, sin una cosa sacramental, como si estuviera hablando con mis amigos.
-¿Qué pasó con las críticas de los primeros programas, cómo las tomaste?
-No supe nada. La única devolución que tengo es Twitter y mis redes sociales que tuvieron comentarios buenos porque lógicamente es un público cautivo. Más que eso no escuché.
Sos muy tuitero, comentás fútbol, política...
-Sí, un error…
-¿Por qué?
-Porque terminás discutiendo con gente que no te conoce, que no es tu amiga y realmente la política me interesa cada vez menos. Al tener un desencanto cada vez mayor con los años, no me parece que sea un momento para que un tipo público como yo derrame una mirada que no sea constructiva. Mejor no decir nada. Encima, en un momento beligerante como este, te metés en batallas que no son dialécticas. Las discusiones ameritan algo más que 140 caracteres, lo dejo para mi mesa de amigos. Discutir con alguien anónimo, no. La realidad es que hoy en día no podés poner nada en Twitter. Es como el reino del sarcasmo, que no está mal, pero es un atajo a la inteligencia. No es tan interesante.
-¿Tu hijo tiene celular, usa redes sociales?
-No, no tiene nada. Con la madre (Julieta Ortega) preferimos que no por ahora. Creo que no falta mucho para que eso pase. Quiso tener Instagram, puso tres fotos y de golpe tenía dos mil seguidores. Vimos eso con la madre y pensamos que era una locura, que no podía ser. Él no lo reclama. De vez en cuando pide Facebook, pero porque los amigos lo tienen y lo usan. Tiene mail ahora, pero por un trabajo del colegio, algo de computación. Nada más.
-Volviendo a la política, estarás cansado de que te pregunten por "Avanti Morocha" y su relación con la ex presidenta Cristina Fernández de Kirchner...
-Y sí…
-Pero habrá sido y seguirá siendo fuerte para vos…
-A esta altura me da lo mismo... Cuando sucedió, me sorprendió mucho porque no sabía de dónde había arrancado la movida. Yo fui a tocar en un festival el día de la asunción de Cristina, en 2011, y, por supuesto, tocamos "Avanti Morocha". Lo loco es que la banda de sonido de ese día, en la asunción de una presidenta peronista, fue "Avanti Morocha" y no la marcha peronista. Cuando mis nietos vean noticieros de la época van a ver que su abuelo tocaba esa tarde, ese tema. Igualmente, fue una canción que ya era muy popular. Yo venía del Oeste, tocaba en Cemento y a las modelos nuevas les ponían de título en las revistas "Avanti Morocha" o el tema lo bailaba en la televisión el Muñeco Mateyko. No fue hecha ad hoc. Además no sucedió que la gente que detestaba a Cristina Kirchner dejara de cantar el tema. Tuvo una relectura que fue esa, pero la canción la excede por mucho.
-¿Por qué creés que tus temas se vuelven populares?
-Con el paso del tiempo te das cuenta que es muy azaroso lo que pasa con las canciones. Cualquier tema se puede volver popular bajo cualquier circunstancia y en cualquier momento. Para mí, el único certificado de garantía de una canción es que trascienda las épocas y las generaciones. Eso, ya me merece respeto para cualquier género. Antes era más cruel. Había canciones que me parecían una mierda. Si te sacás de encima el prejuicio rockero, que es de donde yo vengo, encontrás canciones hermosas en casi cualquier lugar. Tengo en el auto hace seis meses el disco de Roberto Carlos, que me parece espectacular.
-Te iba a preguntar por la música electrónica...
-Pienso que esa música no va a sobrevivir.
-¿Ponés tus discos en la radio?
-No, no los pondría, no los tengo ni en mi casa. Me gustan mis discos, los escucho, después los dejo. Pero no necesito salir a defender todas las canciones que hago. El año que viene, por ejemplo, cumplo 25 años de que salió la primera canción que compuse, el primer disco de Los Caballeros de la Quema.
-Vamos a perseguirte para saber si se van a juntar por los 25 años...
-No, no, para nada.
-¿Qué le falta hacer a Iván Noble en lo profesional que todavía no haya hecho?
-Escribir libros. Ficción. Ojalá novelas, no lo sé. Ahora estoy escribiendo relatos cortos semi-autobiográficos con cierto anclaje en la música. Empezó con la idea de escribir un diario de gira, como una bitácora emocional, con una unidad de sentido. Si me preguntás, dentro de diez años, me gustaría seguir haciendo discos, cantar mucho menos y escribir y hacer radio desde mi casa, lejos de la ciudad. Me cansan las giras, me entusiasman menos a esta altura. Conozco gente en la música que es más napoleónica que otra, que va por todo. A mí me da fiaca. Dejame en mi casa, en la hamaca paraguaya, yendo a buscar a mi hijo al colegio. Si me decís tenés que irte dos meses a girar por España, lo primero que me agarra es agobio.
-A nivel personal, ¿Qué querés que te pase?
-Morirme de viejo y con el hipotálamo lo suficientemente intacto como para acordarme de la cara de mi hijo cuando venga a visitarme al geriátrico. [Risas]
-Y ponerle un poco más de romanticismo a la cuestión…
-No, soy romántico, soy un tipo romántico.
-¿Te considerás un tipo feliz?
-Tengo mis enrosques personales y todavía algunas cuentas pendientes con cosas de mi oficio, mi personalidad, las que tiene cualquier tipo que trabaja en lo que sea. Pero transito este asunto tratando de acordarme todo el tiempo que soy bastante afortunado, de verdad. Me dedico a un oficio muy gratificante, me va relativamente bien. Cuando pasás los cuarenta, te das cuenta que las cosas realmente vitales pueden cambiar de un momento a otro, con un llamado de teléfono se te derrumbó la vida en un instante.
-¿Cómo es la relación con Benito, tu hijo?
-Estamos en una etapa de transición con él, tanto yo como la mamá. No sabés si estás hablando con un niño o un adolescente. Trato de mantener una cosa cómplice, pero siento que ya voy corriendo de atrás, como con las redes sociales.
-¿Creés que se va a inclinar por el lado de la música?
-Tiene una tremenda facilidad para la música. Es muy bueno rítmicamente y tiene una memoria musical increíble, pero no le da tanta bola a la música. O sí, de la manera que le dan bola los pibes ahora, en medio de todas las maquinitas, las pantallas.
-¿Qué es lo que más le decís ?
-Lo que más le digo cuando lo llevo al cole... Bah, lo dejo con el auto en la esquina porque ya no quiere que lo deje en la puerta. Él agarra la mochila con cara de dormido, yo le doy un beso y le digo: "Hijo, divertite y aprendé". Se lo dije una vez y quedó. No está mal. Tal vez podría usarlo para toda la vida. Que se divierta y aprenda.
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