Intenso diálogo histórico
La tentación / Autor: Pacho O'Donnell / Dirección: Santiago Doria / Intérpretes: Raúl Rizzo y Pablo Shinji / Escenografía y vestuario: René Diviú / Música y arreglos: Gaby Goldman / Iluminación: Roberto Traferri / Asistencia de dirección: Gastón Ares / Sala: El Tinglado, Mario Bravo 948 / Funciones: lunes, a las 21 / Duración: 60 minutos.
Nuestra opinión: Buena
En su trabajo de divulgación histórica, claramente incorporado en las ideas de la corriente revisionista, el autor Pacho O'Donnell ha incursionado en distintas disciplinas de la escritura, que van desde la investigación, el ensayo o la biografía hasta el texto teatral. En este último campo, y en relación con ciertas figuras relevantes del pasado argentino, sus obras más conocidas son El sable, La tentación, Leandro y Lisandro y El encuentro de Guayaquil, si bien su producción dramatúrgica es más amplia y abarca otros títulos, entre ellos Lobo...¿estás?, estrenada hace treinta y cinco años en la primera edición de Teatro Abierto; Lo frío y lo caliente o Vincent y los cuervos.
La tentación, que fue estrenada hace nueve años y se ha repuesto ahora, describe un diálogo imaginario entre el coronel Manuel Dorrego y el ministro plenipotenciario de la Corona británica ante las Provincias Unidas del Río de la Plata, lord John Ponsonby, en el que éste intenta convencer e incluso sobornar al gobernador de Buenos Aires de ese momento de la "ventaja" de una paz con Brasil que incluya la cesión de la Banda Oriental. Como se sabe, Uruguay fue finalmente declarado estado independiente en agosto de 1828, pero sin cesión al entonces Imperio brasileño.
Este acuerdo fue considerado, sin embargo, una derrota diplomática por las fuerzas adictas al ex presidente Bernardino Rivadavia (todavía muy activo) y fue una de las causas de la caída de Dorrego y su ulterior fusilamiento por Juan Lavalle, jefe de la revuelta que lo volteó. Ponsonby, experto en doblegar funcionarios, le advierte a su interlocutor que el complot está en marcha y le sugiere aceptar su propuesta. Aun vacilando, el caudillo bonaerense se mantiene firme y rechaza su oferta. Más allá de la simpatía que O'Donnell trasunta por el papel de Dorrego en su tiempo, es evidente en la obra el propósito de ir más allá de su caso concreto y simbolizar a través de ese episodio que el poder envilece sólo al que se deja envilecer y que siempre hay caminos para evitar la corrupción, aunque, obviamente, sean más difíciles.
Mediante diálogos filosos, pero que en distintos pasajes no puede evitar el tono didáctico y demasiado ejemplificador para el presente, la obra cumple bien sus fines. Lo hace bajo la dirección segura de Santiago Doria y el aporte comprometido de las actuaciones de Raúl Rizzo (no deja de ser un dato recordable que este intérprete hizo de Lavalle en 1983 en otra obra sobre el tema: Historia de una estatua, de Carlos Somigliana) y Pablo Shinji, que viene a reemplazar con eficacia a Juan Palomino en el rol de Dorrego. La escenografía es sencilla (una mesa con mantel, dos vasos y una vela y a sus costados dos sillones) y secundada por una iluminación cuidada, un vestuario correcto y algunos adecuados efectos sonoros.
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