Imaginar, ante una audiencia global, otra idea de país
Donald Trump le debe su fama y éxito a la televisión. Pero el mundo de la TV, como Hollywood o Broadway, no tiene simpatía alguna por el presidente de los Estados Unidos. Antenoche, en la entrega de los premios Emmy, se lo recordó.
Al igual que la última ceremonia de los premios Oscar, la gran cita que reúne a las estrellas de la televisión ofreció puntazos ácidos y mensajes con una fuerte carga política, a tono con la realidad del país. El blanco, casi siempre, fue Trump.
Las primeras menciones llegaron apenas comenzó la ceremonia, con el monólogo de apertura del comediante Stephen Colbert, un crítico acérrimo del presidente, al que vapulea noche tras noche en su propio programa. Le pegó por sus tuits, por su afán de ver televisión y, también, por haberse quejado de no haber ganado un Emmy por su reality El aprendiz.
"Todos sabemos que los Emmy tienen mucha importancia para Donald Trump porque fue nominado varias veces, pero nunca ganó. ¿Por qué no le dieron un Emmy? Yo les digo; si hubiera ganado, les apuesto que no se hubiera candidateado a presidente -disparó-. Así que, de cierto modo, todo es su culpa", cerró.
Unos segundos después, 2016 invadió la ceremonia: Colbert presentó un video para revivir un momento de uno de los debates presidenciales entre Hillary Clinton y Trump, donde Clinton recordó que el ahora presidente dijo que los Emmy estaban "arreglados", y Trump respondió, molesto, que debería haber ganado el premio.
El cierre del monólogo dejó un momento que se repitió una y otra vez en las redes sociales: la aparición en el escenario de Sean Spicer, el primer vocero de Trump en la Casa Blanca, que dejó atónitos a todos.
Spicer recicló una vieja polémica: la afirmación, falsa, de que la jura de Trump tuvo la mayor audiencia de la historia. Su participación fue criticada por quienes consideraron su aparición como una validación de la mentira. "Esta será la mayor audiencia que verá los Emmy, punto. En persona y en todo el mundo", revivió Spicer, parado en el escenario detrás de un atril casi calcado al que utilizaba Melissa McCarthy para imitarlo en Saturday Night Live. McCarthy lo miró, atónita, desde el público.
Y Saturday Night Live, uno de los programas que supo exprimir como pocos la sed de sátira política, fue uno de los ganadores de la noche. Alec Baldwin recibió un premio por su imitación de Trump. Otro pinchazo: "Al fin, señor presidente, acá está su Emmy".
Kate McKinnon, quien encarnó a Clinton, optó por un homenaje sobrio para la candidata a la que esperaba ver como presidenta: "A tono muy personal, quiero agradecerle a Hillary Clinton por su gracia y firmeza". El contraste habló por sí mismo.
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